Search
Close this search box.
Search
Close this search box.

“Es tan importante militar en un barrio como formar comunicadores populares”

Por Stella Calloni

Uno de los hechos más importantes durante los gobiernos de Néstor Kirchner (2003-2007) y Cristina Fernández de Kirchner (2007-2015) fue la recuperación de la política y, especialmente, de una juventud, que fue desarrollándose en la lucha cotidiana para enfrentar al poder económico, surgido en buena parte de la pasada dictadura militar –cuya presencia en sombras continuaba amenazante– y de la dictadura neoliberal de los años noventa, con sus ficciones de democracia.

Sin duda ese renacer de la juventud en un momento histórico, como el que se vivió en la década pasada, no se ha perdido a pesar de la intensidad del golpe recibido con el triunfo de la llamada “nueva derecha”, en realidad la más mediocre, la más sometida a Estados Unidos, a tal punto que supera a los hombres de paja del neoliberalismo. 

Andrés “El cuervo” Larroque es diputado nacional del Frente para la Victoria (FpV) y uno de los fundadores de La Cámpora, la organización que acompañó a la presidenta Cristina Fernández de Kirchner durante su gobierno. En esta entrevista exclusiva, sostiene que “este es el momento en que se necesita fortalecer la militancia como una tarea prioritaria y la organización en defensa del país, que está siendo virtualmente entregado”.

Como todo militante kirchnerista, Larroque está en la mira persecutoria del Gobierno de Mauricio Macri, que con la complicidad de la mayoría de los medios de comunicación privados y de los jueces que han conformado un verdadero “partido judicial” desataron una persecución política comparada a la de épocas dictatoriales. Así actúa el Gobierno derechista de la alianza Cambiemos a cuya cabeza está Propuesta Republicana (PRO), del presidente Macri, ultraderechista y dependiente de Estados Unidos.

– Se habla en estos tiempos de una verdadera persecución política, una revancha marcadamente ideológica. ¿Creés que existe impunidad?

– El kirchnerismo viene sufriendo los ataques de la prensa monopólica desde siempre y puede decirse que la relación con los medios adictos a la oposición es «extorsiva». Este Gobierno no mide costos políticos, cumple objetivos precisos como las operaciones de la derecha macrista para destruir al Frente para la Victoria, anular a Cristina metiéndola prensa, inventando causas sin pruebas. Macri vino a romper el ciclo kirchnerista. Sabemos a qué obedece. Cristina advirtió en uno de sus discursos: ‘Si me pasa algo, miren al Norte’. La impunidad actual es similar a lo que ocurría en la época de los militares. Tienen protección. Macri es el primer presidente que sube con dos procesos abiertos. Lo que se ve es que él y todos los funcionarios que aparecen comprometidos en graves casos de corrupción, no tienen problemas. Ellos ven al país como una plataforma de negocios.

– El mundo se ha conmocionado por la existencia de presos políticos bajo el gobierno de Macri y la represión que avanza cada día más.

– La detención ilegal de Milagro Sala fue parte del plan de este Gobierno para amedrentar la militancia. Creo que les quedó claro que no pudieron contra la militancia popular. “Carpetazos” a diestra y siniestra (esto está referido a que los servicios de inteligencia macristas utilizan la información sobre diversos políticos o dirigentes sindicales, como extorsión para inmovilizarnos u obligarlos a trabajar para ellos en una acción propia de las mafias). Pese al apriete, la persecución y la ofensiva que montaron, encontraron un límite que es la conciencia popular. Evidentemente. los doce años y medios de transformaciones han calado profundo en un sector de la sociedad que ha decidido no quedarse dentro de su casa. Y eso tiene que ser el pilar para después poder persuadir a los sectores intermedios.

– ¿Cómo analizas lo sucedido en las elecciones de finales de 2015, cuando triunfó Macri ligado a la Fundación Heritage de Estados Unidos?

– En primer lugar creo que no se terminó de dimensionar lo que significó el modelo popular, la profundidad de la disputa. De alguna manera, al avanzar, muchas veces pareció que todo se lograba fácilmente. No se podía analizar la dimensión de lo que estaba sucediendo. Nosotros fuimos desacreditados, estigmatizados. La operación para destituir al Frente para la Victoria, anular a Cristina Fernández de Kirchner utilizando una muy fuerte ofensiva mediática, fue permanente antes y ahora. El kirchnerismo viene sufriendo los ataques de la prensa monopólica desde siempre. Néstor antes, Cristina después, fueron el foco de los ataques y la satanización de toda la militancia. El Gobierno no era homogéneo. Yo puedo asegurar que algunos sectores de nuestro Gobierno se sentían absolutamente incómodos con la militancia, con las organizaciones populares, inclusive con los planteos de Cristina. Eso también fue un problema. Y en el plano de lo que fue la comunicación y los medios, nosotros en 2008, en el conflicto con el campo, teníamos todos los medios en contra. Absolutamente todos. A partir de ahí pudo comenzar una política para equilibrar. La Ley de Medios fue para equilibrar. Y no se llegó. La realidad es que el “Partido Judicial” interrumpió la aplicación de la Ley de Medios. Quisimos hacer una reforma judicial. No lo hicimos del todo bien porque no logramos explicarle al conjunto de la sociedad qué era lo que se estaba buscando con eso, y la velocidad de los medios fue mucho mayor para construir un sentido negativo sobre esa reforma.

– ¿Qué papel ha jugado el Congreso actual ante los peligrosos acuerdos militares firmados por el Gobierno de Macri con Estados Unidos? Se conoce que esto posibilita acciones del Comando Sur estadounidense en nuestro país y otros acuerdo que afectan la soberanía nacional. O la implantación de bases militares de Estados Unidos en Tierra del Fuego y la Triple Frontera, entre otros lugares estratégicos.

– Nosotros, los diputados del FpV, hemos redactado informes y hemos presentado pedidos una y otra vez en el Congreso, pero lamentablemente no logramos que se dé el quórum necesario para debatir este tema clave para la soberanía nacional.

– Frente a este intento de retorno colonial, y recordando que el general Juan Domingo Perón decía que la única política es la internacional y que lo demás es “sólo un vuelo de cabotaje”, ¿cómo ven ustedes esta situación?

– Existe un empoderamiento de derechos por parte de la población. Pero ha habido demoras de ciertos sectores sindicales en las respuestas precisas ante medidas antipopulares del Gobierno actual. Si hubo razones para hacerle un paro a Cristina cuando se puso el Impuesto a las Ganancias, cómo no iba a haber razones para hacer un paro frente a esta política tremendamente agresiva. El triunvirato de la Confederación General del Trabajo (CGT) va a tener que resolver. Se debe hacer cargo del mandato que le dio el Confederal o en algún momento va a ser fuertemente cuestionado. Yo creo que no estamos en los noventa. Una cosa es los noventa, donde no se acarreaba una situación de traición de cierta dirigencia del movimiento obrero, donde además nuestro país venía muy traumado por la hiperinflación y venía de un genocidio y de un golpe conceptual y cultural muy fuerte. No olvidemos la caía del Muro de Berlín, el fin de las ideologías. Todas cuestiones que trascendían las fronteras de nuestro país. En aquel momento siempre la diligencia tuvo un margen, con los costos que después pagó, pero pudo ser parte de una experiencia neoliberal por la situación de confusión que imperaba. Lo que creo va a ser muy difícil es ser parte de dos experiencias neoliberales siendo dirigente del movimiento obrero.

– ¿Qué sucede con la unidad de los jóvenes, que habían logrado pasos extraordinarios en el esquema de integración emancipatoria latinoamericana o, mejor dicho, de la Patria Grande?

– Nosotros estamos trabajando y coordinando con todos los sectores juveniles de las fuerzas políticas progresistas, de izquierdas, nacionales y populares. Nos hemos reunido varias veces en una continuidad de lo que hicimos en los mejores tiempos. Habíamos hecho un encuentro en Buenos Aires donde convocamos a representantes del Parlasur (Parlamento del Mercado Común del Sur) con el objetivo de sostener esta posibilidad de articulación regional. Y ahí coincidimos en profundizar esa articulación desde lo político. Hemos pensado en el planteo de mirar la región con el 2050 como una fecha, en términos estratégicos, de empezar a pensarlo desde ahora, nosotros entendiéndonos como parte de un proceso, que ya tenemos que ir sobre lo que construyeron nuestros presidentes en los mejores momentos de América Latina. Entender que esa posibilidad de confluir simultáneamente estos gobiernos populares, estos liderazgos populares y fuertes, es casi irrepetible en la historia. Y cubrir ese vacío, porque reemplazarlo es imposible, es con organización. En función de eso planteamos el 2050, que es el aniversario de Francisco de Miranda, de José de San Martín, de Néstor Kirchner. Cuando se cumpliría el centenario de su nacimiento. Tomar ese eje para no corrernos con lo coyuntural. Muchas veces las instancias de articulación son presas de las agendas parciales. La derecha a nivel regional es mucho más homogénea. La pluralidad es un valor, pero ellos están muy coordinados hasta en los formatos. Los personajes, los estilos y ejes son los mismos: la corrupción, la inseguridad, la inflación es trasversal a todos los países.

– ¿Cómo se resolverá el tema de la comunicación en este período donde se enfrenta un poder casi omnímodo, un poder que maneja el 95% de la información, mejor dicho, de la desinformación y los contenidos desculturizadores que atrapan y desconcientizan a la población?

– En comunicación decimos que tenemos a la mejor comunicadora, que es Cristina. Nos falta lo demás. Tenemos que profundizar la formación de comunicadores populares. Hay que comprender que la derecha tiene sus militantes en ese rubro. No hay un periodismo independiente. Tanto que criticaron el periodismo militante, son los campeones del periodismo militante. En ese sentido, subestimamos ese aspecto. Hoy estamos construyendo esos dispositivos alternativos de comunicación. A mediano y largo plazo tiene que haber una conciencia de que es tan importante militar en un barrio como formar comunicadores populares. A veces se dice que el kirchnerismo comunicó mal. Es relativo eso. Creo que si hubiéramos comunicado del todo mal no existiríamos más. Sí creo que es mucho más fácil comunicar cabalgando sobre el sentido común, sobre las miserias de la sociedad o del ser humano, como hace la derecha. La derecha sí tiene mucha más capacidad, en términos de comunicación, porque se recuesta sobre eso.

– ¿Cómo ves a Cristina Fernández de Kirchner en estos momentos de una fuerte ofensiva de una derecha arcaica que está ligada a poderes externos con proyectos coloniales para la región?

– Cristina no negocia. Ellos –el Gobierno actual– tienen un problema, porque quisieron amedrentarla y es la única persona del sistema político que no tiene miedo y se enfrenta con gran valentía a esta dura persecución que viene desde lejos. La Justicia la cita, jueces ligados al Gobierno de Macri presentan denuncias una tras otra, Cristina va de frente, pone pruebas sobre la mesa, contradenuncia. Y cada vez que debe presentarse ante un juez hay multitudes acompañándola. Me pareció excelente que Cristina haya estado con Lula y Dilma. Lo mismo como cuando fue a Ecuador a recibir la distinción, cuando viajó a Europa invitada en Ginebra y en otros lugares. Despejó esa idea que el Poder quería construir de que Cristina debería estar condenada a las páginas policiales. El hecho de que puede recorrer y mantener reuniones con los dirigentes y movimientos sociales y políticos de aquí y otros países comprueba el afecto, respeto y reconocimiento que exceden las fronteras argentinas. Acá adentro muchas veces se la quiso poner en discusión, pero con este tipo de movimientos se toma conciencia de un liderazgo a nivel regional. Además, para recomponer los lazos de lo que fueron estos años maravillosos de la Patria Grande y mostrar que pese a la ofensiva neoliberal de la derecha pronorteamericana hay un proyecto político que se reconoce, que está vivo y es actual.


SECCIONES