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Dominio de EE.UU. versus luchas y resistencias

El triunfo del mileísmo en Argentina y el ascenso de la derecha en Bolivia afianzan el poderío de Estados Unidos en la región, y el proceso podría agravarse según como resulte la elección en Chile. Peligro de bombardeo contra Venezuela. Repudios a Trump desde la propia sociedad norteamericana.

Por Miguel Croceri (*)

La agenda de los temas políticos en nuestro país excluye casi totalmente a los asuntos de la política internacional. Dicha agenda, construida de forma inter-relacionada por los poderes públicos y corporativos -entre estos últimos, fundamentalmente las cadenas mediáticas hegemónicas-, se circunscribe a una observación “ombliguista” de lo que pasa a nivel nacional, con un desdén prácticamente absoluto por lo que ocurre en el resto del mundo.

Incluso ahora que Estados Unidos ha tomado el control de la política económica nacional y de las grandes decisiones que afectan a la vida social en el corto, mediano y largo plazo, los análisis de semejante ruptura histórica por lo general se refieren unicamente a las conveniencias políticas y negocios particulares de Donald Trump, Javier Milei y funcionarios de sus respectivos gobiernos, en especial el secretario del Tesoro norteamericano -cargo equivalente a un ministro de Economía-, Scott Bessent, y su similar local, Luis Caputo.

Los personajes mencionados -junto con muchos otros- son protagonistas de primera importancia, pero concentrar la observación solamente en ellos y en sus inmundicias de todo tipo, deja de lado la consideración de otros aspectos esenciales de la realidad que trascienden ampliamente a los sujetos individuales.

Desde la votación legislativa del pasado domingo 26 en todas las provincias argentinas, la agenda política nacional estuvo/está determinada por el éxito electoral de Milei, la influencia que tuvo Trump para llegar a ese resultado y la repercusión económico-financiera inmediata, sintetizada en la cotización del dólar.

Sin embargo en los discursos generados desde ámbitos políticos, mediáticos, de plataformas digitales, etcétera, casi no existen referencias al descomunal avance del dominio de Estados Unidos sobre Argentina, que será infinitamente más perdurable que el destino de ambos gobernantes, excepto que ocurrieran acontecimientos que cambien el rumbo histórico.

Peor aún: la propensión a enfocarse solo en los personajes más visibles, sumada a la omisión de considerar el contexto internacional -aún el más próximo, el de las naciones vecinas y/o de nuestro mismo subcontinente-, impide advertir que la expansión imperial estadounidense arrasa el bienestar económico de las familias -es decir aquello que, según el sentido común dominante, es lo único que “le importa a la gente”- en toda América Latina, y que además pone en peligro la paz en la región.

En los meses y semanas recientes EE.UU. ha desplegado una flota de guerra en el mar Caribe frente a las costas venezolanas, y actualmente distintos medios informativos norteamericanos publican que Trump tiene decidido bombardear Venezuela. El jerarca imperial lo desmintió el viernes (31/10), con su habitual cinismo criminal y genocida. Y aunque nadie sabe lo que va a ocurrir, las acciones militares son concretas y el clima de guerra ya está instalado. (Reseña de Página 12, nota del 31/10/25).

Ganador en Bolivia, disputa en Chile

Los intereses que representa Estados Unidos, como país donde residen los principales poderes económicos, político-institucionales, militares, propagandísticos y del espionaje y la vigilancia mundial, consiguieron simultáneamente dos resultados electorales favorables en el sur del continente, a pesar de infinitas luchas populares y procesos de resistencia.

El triunfo de la ultraderecha encabezada por Milei en los comicios legislativos de Argentina tuvo lugar una semana después de que en Bolivia fuera elegido como presidente Rodrigo Paz Pereira, otro dirigente servil al libertinaje capitalista y a la dominación estadounidense.

Con el agravante, en el caso boliviano, de que allí fue derrotado el proceso popular, indigenista y soberanista que había comenzado 20 años antes con el liderazgo de Evo Morales, y que generó profundas transformaciones en favor de las mayorías sociales. (Tema analizado en un artículo de Leandro Etchichury publicado por Vaconfirma. Nota del 26/10/25).

Paz Pereira asumirá el próximo sábado (08/11), y está previsto que Milei participe de las ceremonias formales. El mandatario electo del país vecino, en el brevísimo plazo entre su victoria en las urnas y su toma de posesión del mando, realizó un viaje a EE.UU.

Como muestra de un sometimiento idéntico al de su (inminente) par argentino, y siguiendo el mismo plan de endeudar a los países y así dejarlos atrapados en las garras de poderes financieros trasnacionales, uno de sus propósitos declarados fue el de conseguir “dólares” mediante préstamos del Banco Mundial y el Fondo Monetario Internacional, entre otras instituciones. (Crónica y comentario del portal Bolivia.com, cuando se iniciaba el viaje presidencial. Nota del 29/10/25).

En Washington, el futuro gobernante del país suramericano se reunió con el poderoso secretario de Estado, Marco Rubio (cuya función equivale a la de un ministro de relaciones exteriores). Según información oficial, ambos “destacaron el sólido compromiso de Estados Unidos para una sólida asociación con Bolivia, basada en la prosperidad mutua”. (Publicado en la página web del propio Departamento de Estado. Comunicación del 31/10/25).

Por otra parte, la posibilidad de un nuevo gobierno de derecha, o directamente de ultraderecha, en un país vecino al nuestro, es una hipótesis muy probable ante las elecciones presidenciales que se realizarán en Chile dentro de muy poco tiempo.

La primera vuelta tendrá lugar el domingo 16 de este mes. Las más diversas encuestas de opinión pública le atribuyen el primer puesto en esa instancia a la candidata del progresismo, Jeanette Jara, quien ha tenido trayectoria en el Partido Comunista y fue ministra de Trabajo del actual mandatario, Gabriel Boric. Sin embargo, los estudios pre-electorales también coinciden en pronosticar un casi seguro balotaje -a realizarse el 14 de diciembre- donde ganaría uno/una de la/los tres postulantes que se disputan el segundo puesto: la conservadora Evelyn Mathei y los dos extremistas con perfil similar a Milei, que son José Antonio Kast y Johannes Kaiser. (Más información en Diario Chile, el sitio informativo de Radio Universidad de Chile. Nota del 31/10/25).

Qué pasa en la sociedad estadounidense

Como consecuencia de la reciente elección parlamentaria en nuestro país y asimismo de la presidencial boliviana, por el momento se ha reforzado demodo rotundo la implantación de gobiernos serviles a la estrategia estadounidense en América Latina. Esa situación eventualmente podría profundizarse aún más, según como sea el resultado en la contienda electoral chilena.

Pero al mismo tiempo que Trump sigue perpetrando en nuestra región los planes de control geopolítico absoluto, saqueo económico y despliegue militar amenazante -con hipótesis de bombardeo a territorio venezolano-, es objeto de fortísimo rechazo por parte de amplios sectores de la sociedad de su propio país.

En los últimos meses tuvieron lugar multitudinarias manifestaciones de repudio a su gobierno y a él particularmente. El pasado 18 de octubre las protestas se desarrollaron en más de 2.500 ciudades grandes, medianas o pequeñas, y el sentido político esencial fue sintetizado en el lema “No Kings”. Esa consigna, traducible al castellano como “no reyes”, se refiere al principio de que EE.UU., según su propia Constitución y tradiciones históricas, no debe estar gobernado por un monarca. (Reporte del sitio web de Radio Francia Internacional, RFI. Nota del 19/10/25).

Dentro de ese contexto, dos encuestas difundidas la semana pasada indican un deterioro muy pronunciado de la aceptación social hacia Trump. La desaprobación supera el 58 % y las opiniones favorables rondan el 40 %. (Datos publicados en la edición mexicana de la revista internacional Forbes, nota del 29/10/25).

El panorama en el interior de la sociedad estadounidense, al menos provisoriamente, coexiste con el afianzamiento de los intereses imperiales en países como el nuestro y otros de la región.

La realidad deja entrever un antagonismo paradójico entre, por un lado, el dominio estadounidense -y del conjunto del capitalismo trasnacional- sobre los pueblos y naciones del sur, y por otro lado múltiples fenómenos de luchas y resistencias, incluso en el centro del sistema de poder occidental.

Y aquí en Argentina, particularmente, le embestida de Milei para destrozar la legislación protectiva de derechos y conquistas de los/las trabajadores/as a través de una llamada “reforma laboral”, previsiblemente dará lugar a una etapa de rechazo desde una parte de las bases sociales y las organizaciones populares.

También, con alta probabilidad, a medida que se vaya superando colectivamente el golpe político que significó al resultado de la elección del 26 de octubre, volverán a cobrar protagonismo distintas formas de oposición al régimen gobernante.

(“En Argentina la participación ciudadana y la movilización callejera son factores esenciales del acontecer político. Las luchas desde las bases de la sociedad no se traducenfácilmente en cantidad de votos. Enfrente del bien común de la población están los poderes más gigantescos del país y del extranjero”. Este párrafo fue la presentación de una columna de opinión que publicó Vaconfirma en agosto pasado, con el título “Protesta social sí, mayorías electorales no se sabe”. Nota del 10/08/25). https://www.vaconfirma.com.ar/?articulos_seccion_719/id_16262/protesta-social-s-mayoras-electorales-no-se-sabe

Nuestra Nación se encuentra ante al riesgo de convertirse en una neo-colonia de Estados Unidos, y en toda América Latina acecha el peligro de un ataque militar contra Venezuela que desataría una guerra de consecuencias imprevisibles (con pedido de disculpas por la falta de originalidad en la expresión).

Se repite (lo que decía el texto de hace casi tres meses): enfrente del bien común de la población, están los poderes más gigantescos del país y del extranjero. La disputa es permanente y la realidad es compleja, intrincada, diversa y contradictoria.

(*) Publicado en www.vaconfirma.com.ar