Por Héctor Bernardo
El 6 de febrero, CNN en Español emitió un informe en el que vinculó al Gobierno venezolano con el terrorismo internacional. La cadena de noticias norteamericana aseguró que la Embajada Venezolana en Irak estaba vendiendo pasaportes diplomáticos a grupos terrorista de Medio Oriente.
A los pocos días, el senador norteamericano de ultraderecha Marco Rubio usó dicho informe para asegurar que Venezuela era una amenaza para la seguridad de Estados Unidos.
La estrategia es repetida y sus efectos son conocidos. El medio demoniza a una persona, Estado o Gobierno, sectores del poder político de la extrema derecha lo declaran un peligro para la seguridad y el camino queda allanado para la intervención militar. Las famosas “armas de destrucción masiva” que nunca existieron en Irak o la falsa “masacre en la Plaza Verde” de Libia sirvieron como excusas para destruir dos países y asesinar salvajemente a sus líderes. Hoy, Irak y Libia se encuentran en ruinas y las mentiras mediáticas que permitieron el calvario que sufren esos pueblos parecen estar olvidadas.
En este caso, la respuesta del Gobierno bolivariano fue contundente. Ante las acusaciones de la cadena de noticias norteamericana, el presidente Nicolás Maduro aseguró que “la CNN es el mayor instrumento de guerra en contra de Venezuela”, y remarcó: “quiero a CNN bien lejos de aquí”.
En la misma línea, la canciller Delcy Rodríguez afirmó que se trataba de “una operación mediática imperial de una cadena de televisión al servicio de las agencias políticas-militares de los Estados Unidos”.
A raíz de estos hechos, que el Gobierno bolivariano aseguró que son “agresiones directas que atentan contra la paz y la estabilidad democrática del pueblo venezolano”, la Comisión Nacional de Telecomunicaciones sancionó a la CNN en Español y suspendió la trasmisión en todo el país.
Cabe recordar que este martes el Departamento del Tesoro vinculó al vicepresidente venezolano, Trareck El Aissami, con el narcotráfico internacional y le impuso una serie de sanciones, lo que fue tomado por el Gobierno bolivariano como “una agresión” y “una infamia”.
Narcotráfico y terrorismo, las dos principales excusas que el Imperio usa cuando quiere destruir un pueblo y apropiarse de sus recursos naturales. La rápida reacción del Gobierno bolivariano puede, en este caso, poner un freno a esas ambiciones.