Carlino, Lamborghini, Marechal y Manzi: cuatro textos dedicados a la lealtad peronista

17 de octubre – Alfredo Carlino

Y ellos,

los mascarones de proa,

los pitucos del privilegio.

No sabían

que la música venia,

igual e idéntica a tantos sueños

malversados y rotos,

por el tiempo colonial.

No sabían

pero la música estaba,

oculta detrás de cada overol,

en cada grito,

Estaba el 17,

que le creció a la ternura,

en la calle ganada repentinamente.

Iban las magnolias y los cipreses del protagonismo.

Iban los sin nombres,

sin abuelos del Patriciado,

sin estancias ni vacas sagradas.

Eran la nada,por eso el todo.

Bandoneones afinados en la latitud del Barrio,

guitarras, bombos y charangos

venían ocultos en la densa brumosidad,

detrás de la pasión,

en la intimidad de un pueblo,

gestador de la multitud sobre la plaza,

el día, el sol,

la utopía, el rescate del Coronel

y la honrada victoria del oprimido.

Las patas en la fuente (extracto) – Leónidas Lamborghini 

Pueblo goloso perezoso lujurioso

porque las curvas económicas

nos son favorables

una nueva conciencia os pido

en marcha.

Y si las cosas se complican

descentralizar:

—Listo, vamos

gobernar es poblar es hablar;

apoyando mi oído

en el obrero concentrado:

vibra.

Entonces reconozco

alcanzo a distinguir entre 200.000

a mi buena maestrita

llevaba

un cartelón azul

con letreros dorados.

—¿Qué clase de niño fuiste tú?

—a,e,i,o,u

inteligentísimo y de gran corazón

antes del sacrilegio

ella me dijo a mi mejor discípulo

—La tierra para quien la trabaja

se inclina

—La revolución no se detiene nunca.

Al 17 de octubre – Leopoldo Marechal 

Era el pueblo de Mayo quien sufría,

no ya el rigor de un odio forastero,

sino la vergonzosa tiranía

del olvido, la incuria y el dinero.

El mismo pueblo que ganara un día

su libertad al filo del acero

tanteaba el porvenir, y en su agonía

le hablaban sólo el Río y el Pampero.

De pronto alzó la frente y se hizo rayo

(¡era en Octubre y parecía Mayo!),

y conquistó sus nuevas primaveras.

El mismo pueblo fue y otra victoria.

Y, como ayer, enamoró a la Gloria,

¡y Juan y Eva Perón fueron banderas!

Versos de un payador al General Juan Perón – Homero Manzi

Va a perdonar su excelencia que un payador del camino
le alce su verso genuino ante tanta concurrencia.
Quisiera, en esta emergencia, tener el don de Gabino
para elogiar con más tino la histórica presidencia
que realizó su excelencia en este suelo argentino.

Perdóneme, presidente, pero tengo la certeza
de que alabar su grandeza es traducir muchas mentes.
Usted luchó por la gente desbrozando la maleza
y el criollo que siempre pesa con justicia y noblemente
sabe que usted fue un valiente al lado de su pobreza.

Usted liquidó el instante de la miseria social
y el oprobio general del vendepatria triunfante;
vergüenza del tiempo de antes, cuando el fraude electoral
era el destino fatal que le aguardaba al votante
en aquel tiempo distante de ignominia nacional.

Siguiendo la ejecutoria de esta noble evolución,
el pueblo de la nación vive su trance de gloria.
Él siempre tendrá memoria de la gran revolución,
y a fuerza de corazón mantendrá la trayectoria
que ha señalado en la historia el General Juan Perón.

Usted trabaja y nos cuida desde que nace la aurora,
robando tiempo a las horas, le quita vida a su vida.
Usted es la lumbre querida de esta etapa bienhechora,
y su ciencia salvadora, mientras se cumple, no olvida
a la clase desvalida, que es valiente y cinchadora.

Por eso, mi General, con esta improvisación
quise arrimar mi montón a su labor nacional.
Nadie ha comprendido igual las penas de la nación,
nadie con más corazón nos libró de tanto mal
nadie como Juan Perón, Presidente y General…

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