Por Florencia Abelleira
“Argentina, junto con Chile y Uruguay son los países de menor nivel de pobreza en la región. Parte de esta situación es histórica: desde hace mucho tiempo la pobreza en Argentina es inferior a la de la mayoría de los países de América Latina”, dice Leonardo Gasparini, director del Centro de Estudios Distributivos Laborales y Sociales que depende de la Facultad de Ciencias Económicas de la Universidad de La Plata.
Jorge Tirenni, doctor en Ciencias Políticas e investigador de FLACSO, coincide en este diagnóstico del país. Si bien no hay cifras exactas sobre índices de pobreza, para este académico, mirar el problema aislado no sirve.
“Hay que complementarlo con otros indicadores, como la desigualdad en los ingresos o la informalidad en el trabajo”, considera, y agrega: “En Argentina, en los últimos diez años ha disminuido, por ejemplo, la desigualdad en términos de redistribución de la riqueza.”
“Argentina, junto con Chile y Uruguay, es uno de los países de menor nivel de pobreza en la región.»
Otro de los índices que la Argentina ha mejorado es el de la indigencia, que, según informes realizados por la ONU y el Banco Interamericano de Desarrollo, representa el 1,4%. Para Tirenni, sobre todo se ha trabajado en las franjas etarias más vulnerables, como los niños y los adultos de la tercera edad, para que logren cubrir la cantidad de calorías que necesitan en una dieta alimentaria básica.
Por este índice fue reconocida Cristina Fernández de Kirchner en el último encuentro con la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO), donde fue distinguida por sus programas contra el hambre.
Allí afirmó: “Nosotros no sólo impulsamos un programa alimentario adecuado, sino también un proyecto de país más igualitario». Es que, según los especialistas de la UNLP y de FLACSO, políticas públicas como la Asignación Universal por Hijo (AUH), el programa Jefes de Hogar o el PROG.R.ES.AR. destinado a los jóvenes han ayudado a que la brecha entre los más ricos y los más pobres se achique.
Otro de los índices que la Argentina ha mejorado es el de la indigencia, que, según la ONU y el Banco Interamericano de Desarrollo, representa el 1,4%.
“La AUH ciertamente ha incidido muy favorablemente en la caída de la pobreza y la desigualdad en Argentina. Es una de las políticas sociales de mayor impacto y debe seguir siendo el eje de la política social en el país”, expresó el economista Gasparini.
Hay tres ejes que inciden en la reducción de la pobreza, la indigencia y la desigualdad. En primera instancia se puede resaltar la política laboral. “En los últimos diez años se incorporaron al trabajo formal alrededor de 4 millones de personas, lo que implicó mejores salarios y mejor calidad en el trabajo”, cuenta Tirenni.
“En los últimos diez años se incorporaron al trabajo formal alrededor de 4 millones de personas.»
Para el investigador de la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, otro de los factores que ayuda al desarrollo del país son los convenios colectivos de trabajo que suben los ingresos de los empleados.
“Y en tercer lugar se encuentra, por un lado, el salario mínimo vital y móvil en términos laborales y, por el otro, los planes de transferencia monetaria”, explica. “Las moratorias 1 y 2 que incorporaron a casi 3 millones de jubilados al sistema o los subsidios a los servicios públicos son ejemplo de esto”.
Gasparini resalta como importante el hecho de que en toda Latinoamérica y también en Argentina se haya reducido de manera significativa la desigualdad de ingresos. Por su parte, Tirenni agrega que haber dejado de depender en gran parte del Fondo Monetario Internacional propició esta situación actual.
“Argentina logró reorientar los recursos hacia la inversión pública, hacia el crédito, cuando implementó una política de desendeudamiento y redujo sustancialmente su deuda primero en 2005 y 2006 y luego en 2010”, finalizó el investigador.