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Aprender 2016, la evaluación que desconoce al alumno y al docente

Por Alejandro Palladino

Llevadas a cabo por docentes con función de meros “ejecutores” de preguntas cerradas de multiple choice, y de manera externa a las lógicas habituales que rigen el funcionamiento de las escuelas, el Ministerio de Educación de la Nación realizará el próximo martes 18 y miércoles 19 una evaluación a cerca de 1.400.000 estudiantes de más de 39.000 escuelas públicas y privadas en todo el país. El nombre de la evaluación es pretencioso: Aprender 2016.

De manera obligatoria participarán alumnos de 6º grado de primaria (en Lengua y Matemática) y de 5º y 6º año de secundaria (en las dos anteriores y en Ciencias Sociales y Naturales). También lo harán algunos estudiantes de 3º grado de primaria y de 2º y 3º año de la secundaria. Los resultados estarán en marzo de 2017.

El proyecto tuvo un amplio y fuerte repudio de gremios de la educación, estudiantes y padres. Pero el ministro de Educación de la Nación, Esteban Bullrich, y la secretaria de Evaluación Educativa, Elena Duro, lo definen como “un dispositivo nacional de evaluación de los aprendizajes de los estudiantes y de sistematización de información acerca de algunas condiciones en las que ellos se desarrollan”. Rescata la importancia de recolectar información para hacer balances y diseñar políticas educativas futuras, aunque las principales reprobaciones que recibió fue justamente por no considerar las diversas condiciones que viven los estudiantes, los docentes y las escuelas.

Entre las críticas más duras que recibió la evaluación, sobre cuestiones esenciales a todo proceso educativo, no se dice si los contenidos tienen o no que ver con el recorrido educativo que tienen los alumnos. Asimismo, desde el Ministerio no permiten que los profesores les anticipen sobre qué va a tratar la evaluación, para no “alterar los resultados”.

El carácter estándar de la evaluación, de preguntas cerradas a modo de multiple choice que no distingue disparidades sociales, económicas y culturales, y que no recupera previamente el más mínimo dato sobre el universo de los estudiantes, el rol pasivo de los docentes que sólo ejecutan el examen y no en las escuelas donde trabajan, por lo tanto, con estudiantes que no vieron nunca, son los principales reproches que recibió el Aprender 2016.

“No se toma en cuenta el trabajo que hacemos en clase, la situación social del colegio, y además nos evalúa alguien que no conocemos, lo que genera incertidumbre”, dicen los estudiantes.

“No se toma en cuenta el trabajo que hacemos en clase, la situación social del colegio, y además nos evalúa alguien que no conocemos, lo que genera incertidumbre”, dijo a Contexto Felipe Violini, estudiante de 6º año del Colegio Nacional de la UNLP. “Nos genera muchas dudas que una prueba de Lengua y Ciencias Sociales, donde no hay pruebas exactas, sea con múltiple choice”, agregó Violini.

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La UES rechaza el Argentina 2016.

Desde la Unión de Estudiantes Secundarios (UES) de La Plata que integra la Federación de Estudiantes Secundarios (FES) expresaron su rechazo al examen: “Nos negamos a participar de una evaluación preparada para ser desaprobada, que ignora al alumno, al docente, al trabajo en clase y a nuestra situación social”.

“El esperado fracaso del resultado de las pruebas será la excusa para el ajuste en el presupuesto para la educación pública y el aumento de la desigualdad entre las distintas escuelas dependiendo de su zona, la clase social de la mayoría del alumnado y su situación económica”, remarcaron desde la UES.

“nos negamos a participar de una evaluación preparada para ser desaprobada, que ignora al alumno, al docente, al trabajo en clase y a nuestra situación social.”

El Gobierno busca hacer esta evaluación de manera anual para “promover la cultura de la evaluación”, como si los procesos de evaluación internos a las escuelas no existieran antes del Aprender 2016. Sus resultados serán comparados con los Operativos Nacionales de Evaluación (ONE) 2010 y 2013, que ya no funcionan.

Las negativas más rotundas al Operativo Aprender 2016 vinieron del sector gremial. Desde su anuncio y con más énfasis a medida que se aproxima la evaluación del macrismo, los gremios docentes se han manifestado expresando un rotundo rechazo, apuntando a las aristas que tensiona el operativo, tanto laborales y sindicales como pedagógicas.

Suteba presentó ante las autoridades de la Dirección General de Cultura y Educación una impugnación a la implementación del Aprender, debido a los cientos de renuncias de directores y docentes a la hora de aceptar tareas impuestas por veedores del examen. “No aceptamos formatos estandarizados que ubican a los docentes como meros ejecutores y a los estudiantes como objetos de estudio”, señalaron desde el gremio que conduce Roberto Baradel.

No aceptamos formatos estandarizados que ubican a los docentes como meros ejecutores y a los estudiantes como objetos de estudio”, dicen en Suteba.

En una línea similar, Sergio Romero, secretario general de la UDA y secretario de Políticas Educativas de la CGT, reparó en que “este programa es estandarizado y no tiene en cuenta el contexto ni las condiciones de aprendizaje de los alumnos, considerándolos como simples objetos de estudio y no como sujetos de aprendizaje”.

Ctera fundamentó su negativa en que “se trata de un operativo que concibe la evaluación como un fin en sí mismo y como un mecanismo punitivo”. “Sabemos que las evaluaciones estandarizadas de aprendizaje nunca evalúan todo lo que se aprende en cada una de las áreas evaluadas, porque siempre se realiza un recorte intencionado del currículo”. Ctera pidió que se respete lo acordado en la paritaria nacional docente respecto del “programa de formación permanente, donde la evaluación es entendida como dimensión de este proceso de formación y no como un mero instrumento externo de control y medición”.

Amparándose en la Ley 1.125, Ctera subrayó el lado sindical-laboral, al entender que el Aprender 2016 “es ‘hostigamiento laboral’, ya que no puede otorgársele al empleado un trato distinto, ni cambio de funciones, ni de lugar del trabajo”.

Por su parte, el gremio Ademys invitó a los docentes que quieran declinar de participar de Aprender 2016 a que presenten en la escuela una nota, aun cuando hayan sido inscriptos.

Vale remarcar que, en sintonía con sus estudiantes, los docentes que no sean ejecutores por no ser asignados deberán hacer una evaluación para participar de la “jornada de sensibilización sobre autoevaluación institucional”, según reza el texto del Aprender.

Los guiños del macrismo hacia el sector privado

Los sectores gremiales y estudiantiles prendieron las luces de alerta, entendiendo que el Aprender 2016 viene a acentuar las desigualdades en cuanto al acceso a la educación, fiel al perfil meritócrata que tiene el PRO, como lo ha demostrado María Eugenia Vidal con su vuelta a los aplazos. Que el Aprender sea una prueba estándar que no contemple las desigualdades sociales es el caldo de cultivo para hacer un diagnóstico negativo de la educación pública para así sentar terreno para el avance del sector privado.

Tuvo eco el diálogo de Mauricio Macri con importantes empresarios de la educación en el último Foro de Davos. Allí el presidente se reunió con Sunny Varkey, dueño de la Gems Education, una de las redes educativas más lucrativas del mundo. En ese encuentro abordaron el interés de la organización para traer al país una serie de entrenamientos para maestros y profesores, y un proyecto de escuelas privadas con nuevas tecnologías.

En ese foro también se reunió con CEO de Windows para que desembarque en el país un paquete de software gratis para las escuelas, lo que antes hacía el Conectar Igualdad, política pública que ya no funciona.

Desde la Asociación Gremial de la UBA denunciaron que existe una relación entre el Aprender y otros proyectos similares que hizo la multinacional británica Pearson PLC, la misma empresa que elaboró las pruebas PISA. “Enfrentó juicios por conflictos de intereses al producir materiales educativos para estudiantes y diseñar a la vez sus exámenes”, afirmaron.

Este tipo de evaluaciones ha sido fomentado por entidades internacionales como la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE), organismo del cual el macrismo está expectante en la actualidad para que le mejore su calificación para conseguir más inversiones de largo plazo. A su vez, operativos similares al Aprender se hicieron en países como Chile y México, modelos para Macri.