“Apnea: no se puede respirar”: memoria y grotesco

Por Ramiro García Morete

“¿Pensaste alguna vez que el mar es como un enorme copo de nieve? Se mueve y crece con mil formas y colores, siempre distintos”, cavila un personaje de La Sirena, cuento de Bradbury. Quizá la memoria también sea tan frágil como un copo de nieve y a la vez poderosa como un mar que cambia de forma… y que siempre nos trae algo de vuelta. En Apnea lo que devuelve a las orillas es algo más que una sirena, son unas cuantas imágenes y memorias mediadas por el dolor, el absurdo y la necesidad de resignificar la historia del absurdo para encontrarle sentido.

Situada en la Patagonia y con elementos fantásticos, esta obra que forma parte del libro Insumisas (textos teatrales de Susana Tale, publicado por EDULP) contiene distintos niveles de interpretación y subyace en ella varios nexos con la historia argentina. Pero desde el esperpento y no la linealidad. “Ningún gran artista ve las cosas como son en realidad; si lo hiciera, dejaría de ser artista”, decía un tal Oscar Wilde. Así es como ellos mismos explican, en el reencuentro de dos hermanas (una de ellas es la sirena) emergen “en nuestro imaginario asociaciones caóticas: la Patagonia, el capitán Cousteau, Gabriela Sabatini, Cher, los mellizos Reggiardo Tolosa, el pop y Don Tránsito Cocomarola, Paloma “Blackie”, José Hernández…”. Estrenada a principios de este año en La Plata (Espacio 44), y luego de dar funciones en el Teatro Payró de CABA, la obra dirigida por la misma Tale -y que cuenta con apoyo del Consejo Provincial de Teatro Independiente, el Fondo Nacional de las Artes y el Instituto Nacional del Teatro- se presentará este domingo 2 y el 9 de septiembre a las 20 hs en Teatro Estudio (calle 3 Nº 386 e/ 39 y 40).

Apnea. No se puede respirar es el nombre completo y refiere al mar y a uno de los protagonistas que es buzo. Pero también porque el texto nació de “cierta asfixia ante el contexto actual”, según cuenta la directora. “Es un pieza que está anclada en esas familias que la historia argentina rompió, pero a través de la metáfora. La obra no quiere meterse en ese lugar tan transitado de la oscuridad, sino abordarlo desde la metáfora y el grotesco pero planteando conflictos humanos”. Temporalmente cuenta con “idas y vueltas, giros temporales. Hay recursos fílmicos que nos trasladan a los años noventa, que es donde hallan al personaje, igual que la época en que aquí aparecieron los primeros nietos. Las encontraron”. Tale vuelve a aclarar que se trata de “un espacio fantástico, pero después desde lo discursivo es bastante realista. Un espectador nos puso: una obra rara, una vez que entrás te parece normal”.

La obra nace como “un proyecto experimental del grupo. Empecé a recoger cierta angustia, la idea de seguir con proyectos me aliviaba. Era algo que no podíamos eludir, pero hacer eso de modo literal era remanido. Yo pensaba que estábamos asfixiados y sumergidos”. Tale las usó de disparador y los actores fueron devolviendo y construyendo de modo que la directora pudo terminar de dar forma al texto y a la vez “extraer lo más virtuoso de cada uno”. El elenco integrado por Cecilia Coleff, Constanza Mosetti, Natalia Riso, Ayelen Días Correia y Hugo César Martínez forma parte de un colectivo creado en 2010 y que ya llevó adelante Tiempo atrás ellas también habían tropezado y Una Mujercita vestida de Negro. Melodrama anarquista.

Mientras se realiza la entrevista, el dólar atraviesa la crisis de los 40 y el país se prende fuego (no literalmente… por ahora). “A veces es difícil promocionar en ese contexto más difícil, hablar de algo cultural», reflexiona Tale. «Pero creo que es estrictamente necesario y salvador. La nuestra es una obra divertida. Pensaba en Alex de la Iglesia, con esos relatos terribles y divertidos. Invitamos a que podamos fantasear, a ventilar la cabeza. En medio del desánimo, un salvavidas puede ser el teatro.”


 

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