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Milei, en la cornisa…

El Presidente visitó a su buen amigo Luis Majul y nuevamente sus explicaciones resultaron tan confusas como el rumbo de su gobierno

La entrevista de Javier Milei con su periodista de confianza, Luis Majul, dejó mucho más que frases altisonantes y metáforas cinéfilas. Fue, en buena medida, una radiografía de un gobierno que atraviesa uno de sus peores momentos políticos, intentando maquillar crisis internas con un relato cada vez más contradictorio.

Uno de los pasajes más llamativos fue su afirmación de que Cristina Fernández de Kirchner “está presa porque así lo decidió” él mismo como presidente. Acto seguido, se desdijo de manera insólita, asegurando que “no se mete con la Justicia”. Una confesión involuntaria seguida de una pirueta discursiva que deja en evidencia la manipulación política de los procesos judiciales y la falta de coherencia en su discurso.

En el centro de la entrevista estuvo la renuncia de José Luis Espert, tras la revelación de su cobro de 200 mil dólares de un empresario acusado de narcotráfico. Milei intentó sostener que se trató de una “operación” del kirchnerismo, defendió la “honorabilidad del profe” y lo describió como un gesto “noble” por dar un paso al costado. Sin embargo, las explicaciones fueron endebles: relativizó el episodio alegando que si hubiera habido delito “no se hacía por vía bancaria” y, en paralelo, reivindicó su promesa de mantener “la vara suiza” contra la corrupción.

Otro capítulo de contradicciones se abrió con el reemplazo de Espert. Milei aseguró primero que “lo más lógico” era que asumiera Bertie Benegas Lynch, pero en la «entrevista» confirmó que será Diego Santilli, dirigente del PRO a quien él mismo descalificó en el pasado con dureza. Ahora lo reivindica como “leal” y “noble”, un viraje que expone la fragilidad de su armado político.

El mandatario también buscó minimizar los escándalos que rodean a su gestión: desestimó las denuncias por la criptoestafa vinculada a $Libra como “estupideces” y redujo las sospechas de corrupción en el PAMI y el caso ANDIS a “chimentos de peluquería”. El contraste con su intransigencia frente a cualquier caso de la oposición resulta evidente.

Mientras Milei insiste en que encabeza “el gobierno más reformista de la historia” y promete que “la inflación desaparecerá a mediados de 2026”, lo que asoma es un oficialismo a la defensiva, atrapado en sus propias contradicciones y dependiente de alianzas cada vez más frágiles.

Lo que el presidente intentó presentar como un gesto de firmeza terminó dejando al descubierto la fragilidad de un relato que ya no convence: ni la defensa de Espert, ni la minimización de los escándalos, ni la apuesta por Santilli parecen responder a un plan consistente, sino más bien a manotazos en medio de la tormenta.