El viejo chiste:
-Soy músico.
-¿Y de qué trabajas?
Desde siempre, vivir de la música pareció tanto un anhelo como una abstracción. “Quiero tocar la guitarra todo el día y que la gente se enamore de mi voz”, cantaban los Decadentes. “No vivo del rock: el rock vive de mí”, especificaban los Victoria Mil. Nunca fue fácil y menos en tiempos de posthumanismo, sobreinformación y control algorítmico. Pero la pregunta siguen siendo la misma: ¿Qué significa vivir de la música? Este jueves 29 de mayo a las 18 horas, la Facultad de Artes de la UNLP abre sus puertas para una charla abierta con Rodrigo Ottaviano titulada “Vivir de la música”, que tendrá lugar en el Anexo ubicado en calle 8 N°1371 entre 60 y 61. La actividad es con entrada libre y gratuita, y está especialmente pensada para artistas, estudiantes y personas interesadas en desarrollarse profesionalmente dentro del campo musical.
Ottaviano es productor, gestor cultural y mánager de Daniel Melero, además de ser el impulsor del ciclo «Imprevisible», una propuesta autogestiva centrada en la música en vivo. A lo largo de la charla compartirá su experiencia personal y profesional, reflexionando sobre las múltiples formas de trabajar en el mundo de la música hoy en día.
“El objetivo es abrir un tema de conversación sobre qué se entiende por vivir de la música, porque no todo el mundo habla de lo mismo”, explicó Ottaviano. “Puede ser grabar, escribir, tocar en vivo, gestionar… Hay muchas formas y cada una conlleva desafíos distintos”.
Desde su perspectiva, vivir de la música no necesariamente implica ser músico: “Yo no sé tocar ningún instrumento y, sin embargo, vivo dentro del mercado de la música. Produzco shows, gestiono eventos, tramito cosas para compositores o intérpretes. Pago mis cuentas gracias a que alguien hizo música y quiere darla a conocer, o porque yo tengo ganas de que esa música circule”.
Uno de los ejes de la charla girará en torno a los obstáculos para insertarse profesionalmente en el sector. Según Ottaviano, “la dificultad está en entrar al mercado. No en ser profesional una vez adentro, sino en empezar a recibir algo a cambio de lo que uno hace. Ser parte del sistema, salir del lugar del que sólo paga para estar, y convertirse en alguien que también cobra por su trabajo”.
En cuanto a su experiencia con Daniel Melero, destaca que trabajar con artistas con una mirada personal y alejada de las lógicas comerciales puede ser inspirador: “Aprendí que se puede hacer un proyecto a escala humana, sin obsesionarse con los rankings ni depender de grandes sellos. Vivir tal vez con lo justo, pero haciendo cosas que nos emocionan y nos dan satisfacción”.
Sobre su motivación para organizar actividades como el ciclo «Imprevisible», Ottaviano afirma que nació “de la experiencia de cosas que no quiero que ocurran. Juntarse con otros y hacer algo, aunque sea pequeño, sin esperar el aval de la industria. Crear un acontecimiento que nos dé alegría”.
La actividad se propone, en definitiva, como un espacio para pensar en colectivo cómo habitar el ecosistema musical de forma sostenible y realista. “Si alguien me dice que quiere vivir de la música, lo primero que hago es preguntarle qué significa eso para esa persona. Porque la música es algo mágico, casi sobrenatural. ¿Se refiere a tocar en el subte, a formar parte de una orquesta, a tener una banda de rock y girar por el mundo?”
