Unidos o dominados: Argentina volvió a la Celac

En el documental «Actualización política y doctrinaria», el ex presidente Juan Domingo Perón recordaba: «ya en el año 1949 dije con el motivo del Tratado de Complementación Económica, que tenía por finalidad constituir una comunidad económica latinoamericana con fines de integración continental, dije que ‘el año 2000 nos encontrará unidos o dominados’. Pero han pasado los años y hoy vemos auspiciosamente surgir revoluciones salvadoras en varios países hermanos del continente. Cuba, Chile y Perú son dignos espejos en los que han de mirarse muchos otros latinoamericanos que luchan por la liberación. Ahora es preciso que sin pérdida de tiempo se unan férreamente para conformar una integración que nos lleve de una buena vez a constituir la Patria Grande que la historia está demandando desde hace casi dos siglos y por la que debemos luchar todos los que anhelamos que nuestros actuales países dejen de ser factorías del imperialismo y tomen de una vez el camino de grandeza que nos corresponde por derecho propio».

«El futuro de un mundo superpoblado y superindustrializado será de los que dispongan de mayores reservas de comida y de materia prima; pero la historia prueba que tales reservas son solución solo si se las sabe y se las quiere defender contra el atropello abierto o disimulado de los imperialismos», concluía el líder argentino.

La Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) representa esa integración de la que hablaba Perón y tantos líderes y patriotas de la región.

La construcción de la Patria Grande se ha transformado de una posibilidad a una necesidad imperiosa. Solo articulando las potencialidades de todos y cada uno de los países de la región y trabajando para solucionar los problemas que los aquejan se pueden enfrentar los desafíos que plantea el mundo actual.

En esa línea es que expertos y dirigentes políticos y sociales señalan como una noticia a festejar la asunción de México al frente de la Celac y el regreso de Argentina a ese espacio de integración regional.

Durante el gobierno de Mauricio Macri, Argentina abandonó los espacios de integración como Celac y la Unión de Naciones Suramericanas (Unasur) y desmembró el Mercado Común del Sur con la suspensión indefinida de Venezuela. Macri prefirió sumarse sumisamente a los espacios que respondían a los intereses de Estados Unidos, como fue el caso del Grupo de Lima y Prosur, como así también alinearse a los planes de Washington en la Organización de Estados Americanos (OEA).

El encuentro de cancilleres de la Celac que se realizó el pasado miércoles parece ser el puntapié inicial para que la región retome el camino de la unidad, el crecimiento y el desarrollo para el bienestar de sus pueblos.

A través de la red social Twitter, el canciller argentino, Felipe Solá, aseguró que «la unidad es la clave para que nuestra región se inserte con éxito y dignidad en el mundo. Podemos tener diferencias pero nos une la plena conciencia sobre los riesgos que corre América Latina. Por eso vamos a trabajar para que nuestros logros sean visibles y destacados».

En el marco del encuentro, Solá mantuvo reuniones bilaterales con sus pares de México, Perú, Ecuador, Panamá, Cuba y Surinam, y los candidatos a presidir la OEA, la ecuatoriana Fernanda Espinoza y el peruano Hugo De Zela.

Para entender la importancia del encuentro de la Celac, del rol de México en la presidencia pro tempore y del regreso de Argentina a este espacio de integración regional, Contexto dialogó con Oscar Laborde, presidente de Parlamento del Mercosur (Parlasur); Juliana Marino, ex embajadora argentina en Cuba; Alejandro Rusconi, secretario de relaciones internacionales del Movimiento Evita, y Jorge Kreyness, secretario de relaciones internacionales del Partido Comunista de Argentina.

Oscar Laborde explicó que «en cada momento de la coyuntura política, los gobiernos populares encontraron la herramienta para el mejor funcionamiento de los procesos de integración. Hoy se vuelve a reactivar la Celac, que, sin dudas, es la mejor herramienta para este momento».

«Está claro que la OEA no es una herramienta para que los procesos populares impulsen la unidad regional. La presencia de Estados Unidos en ese organismo lo condiciona fuertemente y el secretario general, Luis Almagro (quien podría ser reelecto), ha trabajado marcadamente contra los procesos populares. Por otro lado, la Unasur ha sido desarmada y ya hay muchos países que han abandonado su participación en ese espacio», señaló.

Laborde remarcó que «por todo eso, para esta etapa de convivencia de diferentes proyectos políticos, con la presidencia de México y el respaldo de Argentina, la Celac puede convertirse en la herramienta que necesita la región».

Por su parte, Juliana Marino sostuvo que «la activa presencia argentina en el encuentro de cancilleres de la Celac, en el marco de la presidencia pro tempore de México, constituye una excelente noticia para nuestros pueblos al sur del río Bravo y una auspiciosa señal: el retorno a una Latinoamérica y Caribe con renovado impulso de integración, de resolución conjunta de conflictos y vocación de destino común».

«En el evidente ‘desorden’ mundial, cobra una vigencia imperiosa aquella Declaración de Celac de 2014 de Latinoamérica zona de paz, sello indeleble de un organismo regional ejemplo en un mundo convulso», afirmó Marino, quien luego concluyó que «la revitalización de la Celac y de aquella declaración honrará a Argentina y a nuestras historias heroicas y a los inmensos y lúcidos líderes populares».

En la misma línea, Alejandro Rusconi aseguró que «la Celac demuestra que gobiernos con distintas ideologías pueden trabajar en objetivos consensuados que tienen como base la cooperación y el respeto a la independencia de los Estados».

«Es sumamente importante el eje México y Argentina, que ahora tiene a López Obrador ejerciendo la presidencia pro tempore de la Celac. Allí se deben impulsar esos valores comunes que definen a los dos países y que tiene en su esencia ese espacio de integración: el respeto al derecho internacional, la igualdad a la soberanía de los Estados, el no uso de la fuerza ni de la amenaza del uso de la fuerza, la defensa de la democracia y el respeto por los derechos humanos», explicó.

Rusconi señaló que «tanto López Obrador como Alberto Fernández fueron fundamentales para que, tras el golpe de Estado, Evo Morales pudiera salir de Bolivia. Los gobiernos de México y Argentina, respectivamente, le dieron cobijo al presidente Morales y denunciaron la ruptura del orden democrático en Bolivia. Eso nos marca una línea y una tendencia que, seguramente, será expuesta en la Celac».

De igual modo, Jorge Kreyness remarcó que «la presidencia de México va a producir un relanzamiento de la actividad de la Celac, lo que es muy importante para la unidad de América Latina frente a un mundo que se complejiza cada vez más».

«Es fundamental que este bloque se pronuncie por la paz y contra las guerras que impulsa el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, como así también por el respeto a la autodeterminación de Venezuela, y que trabaje sobre el conjunto de los problemas de América Latina», sostuvo.

Kreyness concluyó que «realmente este relanzamiento se presenta como una gran oportunidad para todos los países de la región y también como un gran desafío».


 

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