«Soñamos con un mundo distinto y no descansaremos hasta haberlo comenzado»

Por Antonio Daniel Fenoy (*)

El triunfo de Gabriel Boric en Chile, con la esperanza de reconstruir la Patria Grande, trajo a mi memoria esta frase de Carlos Cajade que en sí contiene todo un programa de vida personal y colectiva. Soñar construyendo, construir soñando con otra historia para nuestros pueblos, es la tarea impostergable que como campo popular debemos recomenzar si queremos derrotar la avanzada de la derecha reaccionaria y devolverle la esperanza a nuestro continente latinoamericano.

El discurso del joven presidente electo chileno me hizo recordar al que pronunció Néstor Kirchner el 25 de mayo de 2003, cuando asumió la presidencia. Los dos discursos estuvieron llenos de contenido, épica y ética. Estas tres claves son fundamentales en todo proyecto político que busque construir una sociedad más justa, fraterna, sororal e igualitaria. Están en las antípodas del discurso y la práctica del neoliberalismo, que está basado en la mentira, el individualismo y una falsa libertad que solo pueden vivir los poderosos de la historia. Esa es su ética, su contenido y su épica reaccionaria.

Hoy, como campo nacional y popular, tenemos que recuperar la mística y el compromiso que nos impulsaron, no solo en nuestra patria, a transformar la vida de millones de latinoamericanxs. Y eso lo haremos si unimos estos tres pilares en un mismo proyecto.

Épica sin ética es voluntarismo vacío, es la negación de la mística, es cáscara sin contenido transformador. Ética sin épica es moralismo formal que no toca intereses. Es comentar lo que pasa, juzgarlo desde un atril, un púlpito, un espacio de poder, pero no mover un pelo para cambiarlo de raíz. Construir subjetividades nuevas que sean generadoras de un tiempo más igualitario exige una alternativa que vuelva a enamorar:

* Que nos haga más libres y solidarios a la vez.

* Que nos fortalezca en lo personal y nos haga sentir parte de un proyecto colectivo.

* Que nos transforme en verdaderxs militantes que piensen, que sean creadoras y creadores, que propongan, que debatan, que no confundan militancia con trabajo rentado. Que sean críticos a la par que comprometidxs.

La derecha está construyendo subjetividades individualistas, odiadoras, que hacen de la libertad un valor tan absoluto y único que termina esclavizando. Es la libertad de las y los que tienen, de los ricos, de los que creen que las otras y los otros son sus siervos y no sus hermanos y hermanas.

Se acerca un nuevo año y hay que construir esperanzas nuevas (porque la esperanza no nos hace pasivos, nos hace protagonistas de la historia). Es tiempo de enamorar, como nos enamoró Néstor en 2003. Como enamoró Gabriel Boric al pueblo chileno. Como nos sigue enamorando Cristina cada vez que habla o irrumpe en la escena pública. CFK creo que es, hoy, la dirigenta que engloba en su discurso y su práctica el contenido, la épica y la ética que el proyecto nacional y popular debe encarnar.

No todo está perdido. Construir esperanzas nuevas es dejar que nuevos dirigentes y dirigentas emerjan de las bases, de los barrios, de las universidades, de los sindicatos y de los distintos ámbitos para que, asumiendo lo que representó y representa Cristina, sean aquellas y aquellos que lideren los nuevos tiempos. Esos con los que soñaba Cajade, con los que soñaba Néstor, con los que sueña Boric, con los que sigue soñando Cristina. Tiempos de construcciones colectivas y Patria Grande liberada.


(*) Coordinador del Colectivo de Teología de la Liberación «Pichi Meisegeier»

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