San Cayetano: la fe en tiempos de Macri

Como todos los años en Argentina, miles de devotos se movilizaron en diferentes puntos del país para celebrar ayer la festividad de San Cayetano, el santo del “pan y el trabajo”. Sin dudas, el 2017 fue un año particular para el trabajo: según el INDEC, la tasa de desocupación pasó del 7,6 por ciento del año pasado, al 9,2 por ciento este año y la consultora Adecco informó que unas 300 mil personas perdieron su trabajo entre enero y marzo.

Al igual que en iglesias e instituciones de todo el país, La Plata rindió homenaje a la fecha en la sede de la Parroquia y Santuario San Cayetano, conducida por los Padres Teatinos. Con un gran escenario tres hileras de bancos para rezar, la cuadra de la iglesia ubicada en 44 entre 29 y 30 se cerró para montar una misa a cielo abierto, pautada para los dos y media de la tarde.

El lema de convocatoria de este año y desplegado en un enorme telar montado en el escenario: “Trabajemos por la Unidad del pueblo”. Cualquier evocación a otro reciente slogan, es mera coincidencia.

“La voz de los fieles de San Cayetano siempre es de demanda. Se plantea mucho el tema de lo social y es quizás el lugar más puro donde se puede ver el reclamo popular”, dijo a Contexto el hermano Mariano, quien junto a dos sacerdotes trabajan día a día en la Parroquia y Santuario platense.

“Cuando se acercan es por una cuestión de demanda. Lo bueno es que hay fe. Hay gente que no tiene el hábito de rezar o que quizás no va a misa, pero en estos momentos clave viene por necesidad”, agregó.

En esta línea durante toda la jornada de ayer se pudieron observar filas de a cincuenta personas cruzando calle 44 de una vereda a la otra, para ingresar a la cámara donde reside la imagen de San Cayetano, una estatua que se eleva unos dos metros parada sobre una base y ladeada por dos grandes jarrones de flores multicolor.

Uno a uno, los fieles ingresaban al pequeño cuarto, tocaban los pies del santo o acariciaban sus túnicas, susurraban algunas plegarias y salían de allí. Aunque los párrocos se encargaban de resaltar que “la gente viene sin banderías políticas”, al mismo tiempo, resultaba casi imposible que lo social no se filtrara por todos lados.

Desde los carteles y globos de Cambiemos escoltando la cuadra de la iglesia donde reposaban indigentes y chicos pidiendo limosna, a los feligreses que formaban filas para ingresar al santuario, donde las conversaciones iban desde “IOMA y UPCN ya no me cubren los mismos medicamentos que antes”, hasta “mi sobrino está desde hace un mes sin trabajo, no sabe qué hacer”.

Horas después, desde el escenario, el padre Américo Aguirre se pronunciaría contra “los ricos que en lugar de buscar a Dios, adoran al Dios dinero”.

Puertas afuera de la iglesia, diferentes puestos montados en mesas oficiaban de santerías ambulantes. Entre los productos, imanes y pegatinas de San Cayetano se vendían a 30 pesos, las famosas espigas de trigo, símbolo del santo, serán vendidas en atados de 15 o 20 pesos, con una estampita o una rosa artificial pegada.

A su vez, entre las filas de asistentes a la espera, se mezclaban chicos que vendían rosarios y calendarios con la estampa del gauchito Gil o San Expedito a los hombres y mueres, jubilados en su mayoría, que se acercaban, algunos con bastones o sillas de ruedas.

“Me llamó la atención, la cantidad de gente muy mayor que se acercó hoy a la iglesia”, expresó el hermano Mariano. Durante el resto del día, Mariano se dedicó a bendecir a quienes se acercaran a la iglesia, a la espera de encontrarse con el santo.

Aunque los párrocos no vinculan la devoción con circunstancias sociales y la fe sobreviva siempre, la concurrencia al templo platense fue discreta y silenciosa, en relación a las cerca de 100 mil personas que marcharon desde Liniers a Plaza de Mayo a pedir que se “termine con el hambre” en un llamado de atención al gobierno de Mauricio Macri.

Y tal como lo expresó el cura Américo Aguirre durante la misa sobre calle 44: “De los ricos que solo viven para amasar fortunas no se puede esperar absolutamente nada”.

El 7 de agosto se recuerda la muerte de Cayetano de Thiene. Cerca del año 1500, en tiempos de reformas dentro de la Iglesia, cuando Martin Lutero se apartó por diferencias ideológicas e inició el protestantismo dividiendo las aguas del cristianismo, Cayetano decidió quedarse del lado del catolicismo tradicional y transformar al mundo “desde adentro”. En los años setenta, un problema de cosecha de trigo en Argentina llevó a un grupo de campesinos a encomendarse a San Cayetano en pedido de solución a esa crisis.

SECCIONES