«Rockpolitik»: apuntes sobre la relación entre el rock y el poder político

Cuando Juan Ignacio Provéndola inició el trabajo de tesis para obtener su título de periodista de la Universidad del Salvador, no imaginó que estaría en el punto inicial que daría luz a Rockpolitik, el libro que realiza un exhaustivo repaso por la historia de pugnas, acercamientos, coincidencias y contradicciones entre el rock argentino y el poder político en las últimas cinco décadas.

El trabajo, que presentará este miércoles en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de la UNLP, llevó al autor a partir de la primera aparición del rock en Argentina, visto con sospecha en los años sesenta por la política, pasando por el acercamiento al peronismo tras su regreso a la vida política nacional a mediados de los setenta, y su viraje decididamente combativo en los noventa, durante la avanzada neoliberal del menemismo.

«Si bien el rock es político de por sí, hay un episodio mítico ejemplar que sucedió en 1973, cuando ganó Cámpora tras 18 años de proscripción peronista. Se realizó el ‘Festival por el triunfo peronista’, que fue de la mano con la introducción de la juventud a la militancia peronista. No se sabía muy bien qué era el rock. Tocaron Pescado Rabioso, Sui Generis, León Gieco, Pappo, entre otros. Es un claro ejemplo de cómo músicos pusieron el rock al servicio de una proclama política», dijo Provéndola a Contexto, en relación con el trabajo que inició atravesado por lecturas previas vinculadas al rock, pero provenientes del ámbito de la sociología, en trabajos de Pablo Semán, Pablo Alabarces o Mirta Varela, quienes analizaban al rock no ya como una manifestación meramente artística, sino como un hecho cultural en diálogo con su tiempo y espacio.

Rockpolitik repasa el efecto que tuvieron en la cultura procesos como la dictadura militar y su historial oscuro de censuras y represión, o la propia Guerra de Malvinas, hecho que incluso motivó la realización del polémico «Festival de la solidaridad latinoamericana», del que participaron las principales figuras de la época y significó para muchos un guiño de apoyo al mismo gobierno militar. El libro se compone de ocho capítulos, cada uno de ellos dedicado a un período especial del género musical y su relación con la política. Tras el origen del rock y su llegada a Argentina, se indaga desde “La hora cero del rock nacional (1965-1968)” hasta “Rock modelo siglo XXI (1999-2015)”, con la intervención activa del género en el terreno de la política y varias experiencias de carácter militante-partidaria, como Cristian Aldana (El Otro Yo), Hernán Cabra de Vega (Las Manos de Filippi) y Ciro Pertusi (ex Attaque 77 y actual Jauría).

«Un elemento fundamental también fue la aparición en los noventa de toda una generación de artistas provenientes de los sectores más marginales de la sociedad, que no tenían nada que ver con la impronta de artistas como Fito Páez, Charly García o Spinetta. El menemismo generó que aparecieran bandas formadas por ‘hijos’ de esa época. Sin dudas, la aparición del punk al sur del conurbano fue un reflejo de eso: 2 Minutos en Valentín Alsina, Flema en Gerli, Doble Fuerza en Quilmes», expresó Provéndola.

La discusión encarada por la investigación, si bien no busca conclusiones dogmáticas y estáticas, abre un abanico de interpretaciones y posibilidades para entender de nuevas maneras el rol del arte y la música en la tambaleante historia política argentina. «Es una cuestión de miradas. Hay expresiones positivas y negativas de involucrarse con la política, eso también se refleja en el trabajo de un artista. Una cosa es organizar un festival de bandas en apoyo a los trabajadores de PepsiCo, como asistí hace un tiempo, y otra cosa es Fito Páez diciendo que ‘le da asco’ la mitad de la gente de Capital Federal».

El autor, tras un recorrido de los sesenta a 2015, observa con inquietud el nuevo ciclo político iniciado por Mauricio Macri y su restauración conservadora, con la certeza de que «cada vez que hay un clima, protesta e injusticia, el rock reacciona», aun cuando los tiempos, los públicos y las interpretaciones de la cultura se modifican. No obstante, el periodista y escritor citó un ejemplo que dio la bienvenida a Cambiemos de manera clara: «Nadie sabía quién era Carlos Manfroni –quien Patricia Bullrich designara como mano derecha al asumir su mandato en el Ministerio de Seguridad– hasta que Charly García lo señaló como quien escribía informes acerca del rock sosteniendo que ‘inducía al marxismo, la homosexualidad y las drogas’. Charly escribió una carta advirtiéndole de alguna manera a Macri, apenas días después de su asunción, que el rock estaría atento observando».


 

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