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Quién te ha visto y quién TV | Martín Fierro 2025: no brilla todo lo que es oro

Un poco después de las 21, las luces del escenario volvieron a encenderse para una nueva edición de los premios Martín Fierro a la televisión abierta. Santiago del Moro ofició de anfitrión y, al final de la noche, también se llevaría el Martín Fierro de Oro, ese galardón que alguna vez simbolizó un momento de máximo brillo y que hoy parece más un premio resignado que una consagración indiscutida.

La ceremonia, prolija en sus formas y a resguardo de polémicas, tuvo en sus discursos un hilo común: la apelación al tono “políticamente correcto” como manera de dar cuenta de un tiempo donde las palabras pesan tanto como los silencios.

El primero en dejar huella fue David Kavlin, ganador en la categoría Mejor Panelista. Sí: hay un premio a Mejor Panelista. En un discurso que arrancó con agradecimientos, dio un paso más y eligió poner en primer plano el antisemitismo: “No es una crítica, no es una opinión política: es odio por la identidad”. Luego enumeró a grandes nombres de nuestra industria televisiva y apuntó a los que confunden sionismo con semitismo, tendencia impulsada principalmente por el accionar genocida del Estado de Israel pero que justifica ningún ataque a ninguna etnia.

El homenaje central estuvo dedicado a Jorge Lanata, quien recibió el aplauso más sostenido de la velada, en una ceremonia donde sus ideología siempre fue “local”. O al menos en el último tramo de su carrera afin a Magnetto.

Cuando llegó la hora de los noticieros, el guion pareció repetirse: Telenoche, con Nelson Castro y Dominique Metzger al frente, volvió a alzarse con el premio a mejor noticiero nocturno. No hubo sorpresa: desde hace décadas, la estatuilla parece reservada para el mismo programa, como si la tradición pesara más que cualquier evaluación sobre los modos de hacer periodismo hoy.

La diferencia la marcó Rodolfo Barili, distinguido por su labor masculina en Telefe Noticias. Conmovido, eligió salir del molde: habló del periodismo bajo sospecha, de las presiones, de la ética y de la necesidad de seguir defendiendo un oficio más allá de premios o aplausos. Con voz quebrada, le habló a los estudiantes: “Si buscan sobres, al correo. Si les quema la verdad, si les jode la injusticia, bienvenidos”. Un discurso que se corrió de la medianía y quedó flotando como una de las pocas interpelaciones genuinas de la noche.

Así, entre reconocimientos previsibles y homenajes que intentaron insuflar brillo, los Martín Fierro 2025 se desplegaron como espejo de la televisión argentina: un ritual que conserva las formas, exhibe momentos de sinceridad y disidencia, pero al mismo tiempo deja la sensación de un tiempo que ya no vuelve.

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