Tras el revuelo ocasionado por la llegada de Carlos Presti al Ministerio de Defensa, la conformación de la nueva estructura en esa cartera vuelve a despertar preocupaciones. Es que Presti -hijo de Roque Presti, acusado por crímenes de lesa humanidad durante la última dictadura- ahora suma a su flamante equipo a más figuras vinculadas al negacionismo y el modelo de impunidad de represores. Se trata, en este caso, de Guillermo Madero, quien ya estaba en el ministerio durante la gestión de Luis Petri y ahora será el nuevo jefe de Gabinete.
Originario del armado macrista durante la gestión Cambiemos de la mano de Patricia Bullrich, Madero supo ser funcionario al frente de la dirección nacional de Seguridad en Espectáculos Deportivos. De allí pegó el salto a la cartera de Defensa bajo gestión de Luis Petri, donde desempeñó el cargo de subsecretario de Planeamiento Estratégico y Política Militar. Más tarde, se acomodó en el área de Defensa Civil y Protección Humanitaria.
Durante su paso por Planeamiento Estratégico, en 2024 Madero se destacó por rechazar un pedido de la Comisión Nacional por el Derecho a la Identidad (CONADI) para poder desarrollar una investigación sobre apropiaciones de bebés durante la última dictadura cívico-militar. Cabe recordar que la propia Bullrich había definido a la CONADI como un “organismo militante”, en sintonía con el modelo pro-negacionista promovido por La Libertad Avanza en materia de derechos humanos.
En tanto, en ese mismo año Madero volvió a generar repudio tras ser parte de los diversos funcionarios del gobierno de Javier Milei que decidieron visitar a genocidas condenados y encarcelados en la Unidad 34 de Campo de Mayo. Junto a Madero, acompañaron la visita el entonces director nacional de Derechos Humanos, Género y Derecho Internacional Humanitario, Lucas Miles Erbes.
“Una nueva orientación para la defensa nacional”, es el título de la nota publicada en el portal Infobae en julio de este año, firmada por el propio Madero como autora. El artículo, acaso una gacetilla de prensa de la gestión de Petri, es una defensa abierta del mentado “Plan Roca”, orientado a militarizar las fronteras del norte del país como parte de la “lucha contra el narcotráfico”. Además de ser señalada como un acto electoralista y demagógico, la medida fue cuestionada como un intento por aplicar fuerzas militares en conflictos de seguridad interior.
Asimismo, en el mencionado artículo, Madero celebraba ponerle fin a lo que él calificaba como “doctrina Garré” (en referencia a la ex titular de Defensa, Nilda Garré), para iniciar un período de “memoria completa” que permitiría la inclusión de Fuerzas Armadas para seguridad interior. “A través de una visión ideológica restrictiva y una interpretación parcial de la memoria histórica -enfocada únicamente en la vertiente terrorista de los 70- se relegó a las Fuerzas Armadas a un papel meramente testimonial. Su subordinación se acentuó hacia políticas centradas exclusivamente en derechos humanos, perspectivas de género y actos de memoria, sin considerar la integralidad histórica a la que llamamos ‘memoria completa’”, sostenía Madero.








