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Peter Lamela: la vieja / nueva historia del intervencionismo norteamericano en América Latina

Por Carlos Ciappina

En un ya lejano 1823, el presidente norteamericano James Monroe enunció su famosa frase – devenida en “doctrina” – “América para los americanos”. En la práctica la frase escondía una decisión geopolítica : América (todo el hemisferio ) para los norteamericanos. Nótese el año: En 1823 todavía no había finalizado la guerra de la independencia latinoamericana (Ayacucho 1824) y los norteamericanos ya reclamaban para sí le herencia de los imperios coloniales portugués y español como nuevas colonias.

A partir de esa fecha – 1823 – América Latina ha debido convivir, soportar, rechazar, luchar durante toda nuestra historia con la pesada mano intervencionista norteamericana sobre las decisiones de las nacientes repúblicas latinoamericanas.

Si quisiéramos un recorrido detallado sobre el intervencionismo norteamericano recomendamos la obra monumental del enrome periodista – y docente durante años en la Facultad de Periodismo y Comunicación Social de La Plata , hasta su exilio en 1976 – Gregorio Selser: “Cronología de las intervenciones extranjeras en América Latina”.

Aquí proponemos un repaso mucho más breve pero ilustrativo de la profundidad de la intervención norteamericana en el continente.

La expansión norteamericana siguió un patrón de círculos concéntricos : en 1848 EEUU se anexó la mitad del territorio mexicano y amplió su frontera – a costa de México – hasta el Pacífico y el Mar Caribe.

A ese primer círculo se agregó en 1898 la ocupación de la Isla de Cuba “liberándola” de España e iniciando una larga historia de ocupación /intervención sobre la Isla. En 1904 inició la construcción del Canal de Panamá sobre las tierras que eran Colombia. La nueva república panameña vivió desde allí la ocupación de su nuevo territorio en manos de la posesión del Canal por los norteamericanos.

La Primera Guerra Mundial (1918) y, sobre todo la Segunda Guerra Mundial marcaron el fin de la influencia dominante británica en el Caribe y América del Sur. Durante el período de entreguerras EEUU invadió Haití, Nicaragua, México (otra vez) , República Dominicana y Cuba y apoyó cuanta dictadura – militar o civil – asegurara mantener un espacio de negocios favorable a las empresas norteamericanas.

Recién con el fin de la Segunda Guerra Mundial , y el declive final británico en América Latina (excepción hecha de Malvinas) los Estados Unidos se lanzaron a completar aquel enunciado iniciático del presidente Monroe: la creación del TIAR (Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca) y la creación de la OEA (Organización de los Estados Americanos cerraron un nuevo círculo que –ahora sí- garantizaba que todo el hemisferio desde Alaska a Tierra del Fuego tuviera una misma política militar (TIAR) y una misma política interna la OEA).

La política de la OEA-TIAR vino acompañada de una justificación de hierro: La Doctrina de la Seguridad Nacional y la lucha contra el “comunismo”. Las décadas de 1960-70 y 80 del siglo vieron las consecuencias de esa política: cientos de miles de latinoamericanos fueron asesinados, perseguidos, desparecidos o exiliados bajo las dictaduras mas feroces del siglo XX con el apoyo permanente (en armas, préstamos y tecnología) de los Estados Unidos.

Con el fin de la “Guerra Fría” por el colapso soviético , la política exterior norteamericana dio un nuevo giro estratégico: la promoción del Consenso de Washington (1989): las neocolonias latinoamericanas no serían dominadas por la guerra sino por la economía: Los EEUU , el FMI, el Banco Mundial favorecerían a aquellos gobiernos latinoamericanos que apoyaran las “Reformas Neoliberales” – el programa norteamericano-.

La estrategia economicista dio sus frutos: a mediados de la década del 1990 buena parte de los países latinoamericanos tenían gobiernos neoliberales y los EEUU dieron un nuevo paso intervencionista: las políticas de Tratado de Libre Comercio que buscaron acordar una baja de aranceles que favorecían obviamente a las empresas norteamericanas frente a las latinoamericanas.

América Latina resistió y resiste:

Claro que no todo dominio pasa sin oposición. América Latina tiene –junto con una larga historia de injerencia – una larga historia de resistencia: Desde los nacionalistas cubanos de 1898, pasando por Augusto Sandino en Nicaragüa (1930), los gobiernos nacional populares de Lázaro Cárdenas (1934) , Jacobo Arbenz (en Guatemala) , Juan Domingo Perón en Argentina o Getulo Vargas en Brasil (1954) –para mencionar algunos , las intenciones intervencionistas encontraron momentos de oposición.

La Revolución Cubana (1959), junto con el Chile de Allende (1970) fueron quizás la muestra mas significativa de una búsqueda de políticas nacionales liberadas de la presión norteamericana. No les resultó gratis: Cuba fue y continúa bajo un bloqueo ilegal, y Chile sufrió el brutal golpe de Pinochet.

Sin embargo en las dos primeras décadas del siglo XXI , esta matriz resistente encontró –quizás por primera vez en toda la historia latinoamericana – una confluencia de gobiernos populares latinoamericanos que ensayaron una política exterior común frente a la prepotencia tradicional norteamericana : en la Cuarta Cumbre de las Américas (2005) de Mar del Plata los presidentes de Brasil (Lula), Argentina (Néstor Kirchner) y Venezuela (Hugo Chávez ) lideraron una postura común que fue seguida por la mayoría de los países presentes : No al ALCA.

A partir de ese fracaso – Georege Bush hijo se retiró de la Cumbre con las manos vacías. Los EEUU comprendieron que América Latina había sido “descuidada” permitiendo la emergencia de gobiernos nacionales, populares y democráticos que se estaban coordinando entre sí!.

A partir de ese momento los Estados Unidos iniciaron una política que combinaba las Fakes news con la Guerra judicial (law fare) y el “periodismo de guerra” para desgastar a todos y cada uno de los gobiernos nacional populares y eventualmente terminar con los mandatos populares para suplantarlos por otros afines a la política norteamericana (Intento destituyente de Cristina (2008), el golpe de la Corte contra Zelaya en Honduras (2009), intento de golpe contra Rafael Correa (2010), destitución de Dilma Roussef (2016) , golpe de Estado en Bolivia (2019).

Peter Lámela, uno mas de la larga lista de neovirreyes.

Los Estados Unidos están en decadencia . El fenómeno no es nuevo y el propio presidente Trump lo reconoce al plantear la necesidad de hacer “América grande nuevamente”. Pero, el éxito o decadencia de las naciones no tienen que ver con la voluntad de un solo hombre: EEUU está siendo superado económicamente, militarmente y territorialmente por China. En esa lucha entre potencias , Washington –Trump mediante- busca recuperar el tiempo y espacio perdido: aranceles diferenciales, no renovación de Tratados de Libre Comercio, política migratoria endurecida e intento de relocalización en EEUU de las empresas que están en China.

¿Cómo resultará este paquete? No lo sabemos . Pero sí es claro que Trump intenta volver a 1823: “América para los americanos”. De golpe América Latina vuelve a ser imprescindible –por sus recursos de todo tipo –para la lógica neoimperial de Donald Trump.

Y allí es donde aparecen los Peter Lámela : todo lo que el ¿futuro? Embajador anunció descaradamente no es ni mas ni menos que la comprobación de una modalidad de intervención que tiene 200 años de historia.

Peter Lámela viene a “poner en caja” a la Argentina. Cuenta con el beneplácito del actual gobierno argentino – que lidera tristemente en América Latina la apolítica pro-norteamericana antipopular .

Peter Lámela promete arrasar con todo lo que se oponga a Milei y al proyecto hegemónico libertario. ¿Podrá?

El actual gobernador de la Provincia de Buenos Aires ha sido claro: “Lamelas go home”.

Al mismo tiempo se alzó la voz de la expresidenta Cristina Kirchner –víctima del law fare y las faekes news – dejó un mensaje para el pseudo virrey: “Lo que les molesta es la democracia argentina” y “Primero deberían limpiar su casa , antes de opinar sobre la nuestra”.

Lámela debería estudiar mas historia: Un tal Barden tenía –hace 80 años – los mismos modos brutales que muestra don Lámela………No le fue nada bien.