Orquesta de Perros se despide cumpliendo su última promesa: la publicación del segundo disco, La Piedra Movediza, que habían anunciado a mediados de 2014. Con este, los perros clausuran una obra breve y con algunas contundencias. La más notable fue la elaboración de una identidad que, en un sexteto que incluye a tres cantantes de linaje -Pablo Matías Vidal, el Soviético y Lautaro Barceló-, jamás declina con el rotar de voces o la diversidad de formas que proponen.
Las invenciones que Orquesta de Perros elabora en este disco se toman cada una su tiempo para presentar armonías vocales y arreglos instrumentales -sutiles o desbordantes, pero siempre ocurrentes- y expresar uno de los mejores rasgos de este combo, presente en las letras: la mirada psicodélica del ámbito doméstico.
En este disco de seis tracks y siete canciones (la canción «Sleeping Pills» se transforma en «Relojería»), la referencia principal son los climas y timbres de la última etapa Beatle, aunque por momentos esa familiaridad se transforma en una suerte de folk soñador y de garage.
En los 21 minutos que dura La Piedra Movediza, la banda consigue desplegar sin ansiedades todos su recursos y aporta, como cierre, una canción candidata a tema del año: «Colmillos», una tonada sin aliento que en su brevedad parece una dotada síntesis del volumen musical que supo tener Orquesta de Perros.
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