Operación Paenza: destruir, desmitificar y callar

Por Franco Dall’Oste

Roberto Salvarezza es director del Instituto de Investigaciones Fisicoquímicas Teóricas y Aplicadas (INIFTA-UNLP-CONICET) y fue presidente de CONICET entre 2012 y 2015. Hoy es un referente dentro del sector científico y uno de los pocos que salió a cruzar el ataque de los medios a Adrián Paenza.

-¿Observa una operación mediática en contra de Adrián Paenza?

-A ver, en el tema Paenza hay como tres niveles: uno es demonizar la figura de Adrián, un tipo reconocido y que tiene una postura en contra de los modelos neoliberales; un segundo nivel, que es la deconstrucción de lo que era la épica científica kirchnerista a través de esto de «había problemas»; y el tercer punto es, «bueno, si nadie habló en ese momento, por qué hablan ahora», que es deslegitimar el reclamo. Claramente es una estrategia muy bien armada. La idea es bloquear la protesta a través de decir «claramente ustedes son un grupo político que no tiene legitimidad en sus reclamos».

Si mirás las declaraciones que anoche [por el miércoles] hacía el ministro, reconoce que a una beca de 11 mil pesos aumentarla en junio a 11.700 es insostenible. Y en este aspecto incluso se validó el reclamo gremial. Él dijo «bueno, yo fui gremialista y creo que el reclamo gremial es válido y necesario». Así que, finalmente, después de este peloteo mediático, mi lectura es que hemos tenido la pequeña victoria de centrar la discusión donde uno quiere que esté.

Lo de Adrián se desencadena por un punto muy menor. La operación se monta luego del primer programa de Científicos Industria Argentina, donde se manifiesta públicamente. Y la noticia de los medios ese día era: «feroz ataque de Paenza al Gobierno de Macri». Entonces se gesta la contraofensiva y en la entrevista con Ceccato (presidente del CONICET) este le dice «vos sabías que hacía tres años que no se pagaban tales subsidios a los investigadores». Y Adrián dice: «yo no lo sabía». Y esta respuesta de absoluta honestidad de un periodista que no sabía algo y que lo reconoce termina luego en los medios como «mirá la insólita respuesta de Paenza al presidente del CONICET».

Ceccato se refiere a una herramienta que tiene el sistema para financiar. El CONICET da subsidios para la construcción de edificios, para equipamiento, movilidad de investigadores, convenios internacionales, movilidad de proyectos, institutos, y demás. Entonces, cuando se dice «subsidios», parece que no había subsidios hacía tres años.

Había una herramienta, que se llama PIP (Proyectos de Investigación Plurianuales) que sí estaba atrasada. Pero tampoco era que no se había pagado: se había acreditado el primer año. Ese primer atraso estaba relacionado con que el CONICET tenía una prioridad en lo que era obras. Porque ese inciso incluye obras y proyectos. Entonces, muchas veces las demandas de las obras tienen una dinámica impredecible, hay toda una complejidad y tuvimos que afrontar pagos que no estaban previstos durante la ejecución.

Es decir, había una herramienta en particular, que son las PIP, que estaba atrasada. Y eso, puesto así, «los investigadores no cobraban subsidios hacía tres años», llevó a Majul a decir que no se pagaban los sueldos de CONICET.

Obviamente nadie salió a decir «las increíbles afirmaciones de Majul», porque la verdad que decir «no sabía esto», frente a un punto específico, muy técnico, que inclusive le preguntás a los investigadores qué cuota se debe y no saben, no es lo mismo. Pero decir que no se pagaban los sueldos y que era una «deshonestidad moral» de Paenza el no haberlo reclamado no trae ninguna cola. Yo salí a desmentirlo ayer en el programa de Victor Hugo. La verdad que se ve claramente la diferente balanza para pesar las cosas.

O sea que ahí tenés un nivel donde se ve la operación política sobre Paenza, con una frase suelta. En cambio no se toman otros dichos de Ceccato, como cuando reconoce que fueron los «años dorados de la ciencia en Argentina». Y cuando le preguntan por qué no reclamaban, dice «porque estaban agradecidos por lo que se había hecho».

Yo lo que sé es que el sistema pasó de 100 institutos a 230, de 3 mil investigadores a 9 mil, de 1.800 becarios a 10 mil. Y que aparecieran tensiones dentro de todo esto, como podía ser un pago atrasado, en un marco de crecimiento, era aceptado. Por eso los científicos no reclamaban.

Ahora hay otro escenario, distinto. Si antes podía haber temblores por estas tensiones, lo que pasó en diciembre fue un terremoto. Lo que se podía manejar en un nivel de preocupación limitado, ahora tiene la devaluación que impactó de lleno sobre el sistema de Ciencia y Técnica.

Es por esto que sale el reclamo gremial. Nuestros reclamos no son contra el ministro. El petitorio que hicimos y que le llevamos era muy técnico, muy del sector: qué pasa con el salario, qué pasa con las becas, cuántos van a ingresar este año como investigadores, qué va a pasar con el pago de la luz y el gas. Todo esto para que el ministro lo solucionara, no para pedir su cabeza. Entonces, no había una postura en el petitorio «ideológica», sino que era un reclamo gremial, más allá de que cada uno tenga una postura frente a un modelo de país diferente.

-¿Lee una intención de “desmitificar” el sistema de CyT, como el “orgullo” de la gestión kirchnerista?

-Es la ruptura de lo que se mostraba como un país tecnológico, reconocido y demás. Ellos quieren romper con eso. Y yo creo que todo está en la misma dirección.

Porque aparte apunta hacia los mismos que la lanzan: Barañao y Ceccato están sentados ahí porque la gestión de Cristina en Ciencia y Técnica fue brillante. No están sentados por otra razón. Han continuado por eso.

Entonces, ir a plantear los problemas y llevarlos a la dimensión pública. Porque yo reconozco que había tensiones, el PIP atrasado, los salarios que había que mejorar (y que por eso jerarquizamos en diciembre). Todo eso eran situaciones en el marco de crecimiento del área.

Y poner estos puntos sobre la mesa es cuestionar la ciencia y la tecnología como estandarte del modelo anterior. Pero lo están haciendo los mismos que habían sido parte y que habían sido recompensados por el nuevo Gobierno, justamente por eso.

El otro día en Intratables se mostraron las imágenes de Lino con Cristina, y ella diciéndole que pasara, que estaba bien, que buscara las condiciones; y por otro lado con Macri. Entonces, este es el ministro que llena la grieta.

Te digo, para ser absolutamente justo: Lino salió a aclarar lo de los subsidios, y dijo que sólo había un atraso de unas cuotas, y que el Ministerio dio el suficiente dinero como para que nadie se quedara sin investigar, que era lo importante. Él le baja la tensión porque se da cuenta que eso va en contra de lo que se había hecho. Entonces, el propio ministro se corre de lo que dice Alejandro Ceccato.

A su vez, yo creo que Alejandro dijo esto con poca cintura, porque el mismo después dice que fueron los años dorados de la ciencia y que la gente estaba agradecida.

Creo que ha sido muy instructivo lo que ha sucedido con el tema Paenza porque refleja mucho las estrategias de fondo, y se pueden ver estos tres aspectos que te decía: la destrucción de una figura que es un rival político importante; empezar a deconstruir el modelo científico kirchnerista, que fue exitoso y que fue el motivo por el cual se mantuvo al ministro; y en el fondo callar la boca de los reclamos, identificándolos con una crítica ideológica. Es decir: «ustedes no van a poder protestar o decir que cobraron poco, porque son ideológicamente adversarios nuestro».

Y probablemente no sean todos los mismos actores detrás de estos ejes, no creo que Lino haya pretendido esto. Sino que algunos otros actores están jugando con toda esta situación.

-Si bien en otras áreas pasó esto de decir «bueno, acá estaba todo mal, todo era un desastre», uno pensaría que, al continuar el mismo ministro de Ciencia y Técnica, en este caso no se iba a dar. 

-Sí, y se generó desde afuera. Había que pasarle factura a este tipo que utilizaba la Televisión Pública para decir lo que dijo. Y ahí apuntaron los cañones contra todos.

Y anoche el propio ministro tuvo que salir a parar la mano. Dijo que es muy amigo de Paenza, y que de hecho fue ministro por él. Porque la verdad es que a Lino lo recomienda Adrián. Entonces, lo saca de foco, lo rescata en medio de declaraciones que decían hasta que tenía que ir «preso por sinvergüenza».

-Decís por las declaraciones de Eduardo Arnold…

-Sí, es increíble que le hayan dado espacio para hablar. Porque vos no podés, si sos un medio serio, ponerlo a decir que un periodista, que un colega, merece estar preso por haber desconocido un PIP de CONICET. Es muy grave esto. O sea, según este tipo, Paenza debería estar preso por no saber algo.

Entonces me parece que ahí hay mucho de contenido, de cómo operan los medios y cuál es el trasfondo cultural que están tratando de implementar: borrar el Gobierno previo, sacar todo, y, si tuvo algo bueno, que no exista y empezar de cero.

-¿Qué opinás de la situación de Barañao? ¿Notás un cambio en su gestión?

-El ministro de Ciencia dijo, cuando le preguntaron quién era mejor, si Macri o Cristina, «yo no puedo decir eso, porque uno es mi papá y la otra mi mamá».

O sea que, cuando él dice que es un equilibrista del Cirque Du Soleil, yo creo que habla de esta incomodidad de tener que, por un lado, rescatar una gestión exitosa de un Gobierno previo, por la cual él queda como ministro, y, por el otro, estar haciendo algunos ajustes que yo sé que él no quiere hacer.

El tema es que no lo reconoce. Porque cuando les dice a los compañeros que fueron a reunirse con él por el petitorio que este año tienen que entrar seiscientos investigadores en lugar de novecientos (y pensando que esperábamos 990, para ser exactos, un 10% más que el año pasado), la verdad que no está en línea con lo que él planteaba antes.

En 2012, en una entrevista larguísima, Barañao dice que el CONICET va a crecer al 10% anual. O sea que ese era su plan. En 2019 tendríamos que duplicar la planta del CONICET.

Ahora hay un cambio: se baja el número de ingresos. Esperemos que no se cumpla. Tampoco tengo la bola de cristal, capaz que mañana logra que sean novecientos. Y eso es lo que le estamos pidiendo: que se ponga a la cabeza y que no achiquen el Consejo. Es un símbolo para el sistema de Ciencia y Técnica que los jóvenes de pos-doc puedan entrar a la carrera, que puedan investigar, y, entonces, ¿por qué cortar esto? ¿Cuál es la razón real? ¿Es porque publicamos menos papers? Esto no parece una razón sólida cuando estuvimos trabajando con el mismo ministro, tratando de que la gente hiciera transferencia, y que estuviera dispuesta a participar de proyectos en vez de priorizar la publicación.

Entonces, decir que se publican menos papers por investigador asociándolo con una reducción del número de investigadores no es lo que nosotros estamos acostumbrados a escuchar.

-Entonces, ¿se le reclama que se ponga al frente de sus reclamos?

-Claro, nosotros estamos pidiéndole que nos defienda. O sea, para que quede claro. Porque la otra vez me preguntaron «¿ustedes están en contra del ministro?».

Ideológicamente vamos a tener diferencias, diferimos con respecto al modelo neoliberal que se está aplicando. Eso es un punto. Pero los temas específicos que le pedimos al ministro son para que él se ponga a la cabeza. No estamos pidiéndole la renuncia, estamos pidiendo que solucione estos temas. Porque afectan a la gente que va a ingresar a la carrera, a la gente que hoy en día con 11 mil pesos tiene que pagar la luz y mandar a los chicos al colegio, y son profesionales o universitarios, como todos. Lo que estamos diciendo a Barañao es: «sigamos trabajando, nosotros vamos a reclamar después de usted, vamos a estar apoyándolo, todos detrás suyo, pidiendo más presupuesto. Pero hágalo».

Es decir, no es una confrontación, no queremos la cabeza del Ministro. Eso sería una torpeza política. ¿Por qué querríamos mover a Barañao? ¿Para que venga otro que aplique otra política, o la misma? Porque probablemente él pueda defender mejor este sistema que cualquier otro, porque lo conoce.

Pero, a pesar de que sería una torpeza política nuestra, no podemos dejar de reclamar, dejar de decir «esto está mal».

-¿Se han formado focos de resistencia ante este cambio en el sector? ¿Se observa una politización de las ciencias?

-Sí, yo creo que sí. Si mirás el ámbito de Ciencia y Técnica de forma aislada, tiene muy pocos actores. Yo creo que la CyT está inmersa en un mundo mucho más rico que es la Universidad. Este es el punto donde se da este debate ideológico: qué país queremos, hacia donde vamos, la educación pública; y ahí está inmersa la CyT.

La Universidad es el lugar de la intelectualidad y de los estudiantes, donde pensamos, donde podemos decir «no queremos este modelo de país» o «no estamos de acuerdo con lo que está pasando»; ese frente, y esa unión, tiene que crecer en la Universidad con los profesores, con los estudiantes, graduados, investigadores, becados, etcétera. Ese es el frente donde se piensa, se discute, se analiza y se anticipa o ven los rumbos.

Me parece que es el ámbito donde podemos generar propuestas concretas. Nuestro rol ahora, porque este Gobierno fue elegido democráticamente, es, para los que no estamos de acuerdo con el modelo, corregir las propuestas o plantear alternativas.

Me parece que nuestro rol está ahí, en construir un frente de distintos grupos que coincidan en qué país queremos, qué modelo queremos, y, en base a esto, generar propuestas.

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El regreso de Paenza a la TV

“Yo no quería hacer más este programa. Yo no quería trabajar para este Gobierno. No quiero trabajar para la Administración de Macri”, dijo Adrián Paenza al abrir la temporada número 14 de Científicos Industria Argentina en la Televisión Pública.

Al otro día aparecieron las primeras balas: “Paenza volvió a la TV Pública con un feroz discurso anti-Macri” tituló Clarín; Hernán Lombardi luego le contesta con una nota en La Nación, y aparecen columnas de opinión en diversos medios.

Eso pareció todo, hasta que Paenza invitó a Alejandro Ceccato, actual presidente del CONICET, al programa. Durante un dialogo un tanto ríspido, el titular del organismo estatal habló de los desafíos de continuar con el modelo de ciencia y destacó: “El resumen más acabado de todos esos éxitos tiene que ver con la continuidad del ministro [por Lino Barañao] y, particularmente, de la propia dentro de estos puestos de dirección”.

Ese podría haber sido el título para las notas al otro día, pero no. Unos minutos más tarde, hablando de sueldos retrasados y del impacto de la devaluación en los mismos, Alejandro Ceccato dijo que “los PIP tienen tres convocatorias atrasadas sin pagar”. Paenza contestó sorprendido: “¿Por qué no reclamaban? En algún lugar hubo una ausencia de reclamo. Me entero ahora”.

Al otro día volvieron los ataques: “’Me entero ahora’, la insólita respuesta de Adrián Paenza al presidente del CONICET” tituló Perfil. La Nación tituló igual pero agregó un “increíble” en vez de “insólita”. “El titular del Conicet desmintió a Paenza en la cara y el periodista tuvo una insólita respuesta”, dijo TN. Y los ejemplos continúan. Incluso se llegó a afirmar que el periodista debería ir preso por “sinvergüenza”, es decir, por admitir no saber algo.

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