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Montevideo fue sede del primer Foro Abierto de Ciencias para la región

Por Silvia Montes de Oca

Uruguay es ejemplo en el área de energías renovables, en acceso público para la banda ancha y en TIC para la educación. Sus intenciones en términos de políticas de estado para la ciencia y tecnología no son un fenómeno nuevo, algo que la oficina regional de la UNESCO para las ciencias en América Latina y el Caribe – la más antigua oficina fuera de la sede central en París– no desconoció al instalarse en Montevideo y desde allí liderar las acciones para el cono sur.

Lidia Brito, ex Ministra de Ciencia de Mozambique y Máster en Investigación en Ingeniería Forestal por su país, es desde 2010 la Directora de la Oficina Regional de UNESCO y fue la encargada de abrir el I Foro Abierto de Ciencias de América Latina y el Caribe –CILAC 2016–, que se realizó entre el 6 y el 9 de setiembre pasado en Montevideo, precediendo en el acto de apertura al presidente uruguayo, el doctor en medicina Tabaré Vázquez.

“Este 1er. Foro no se llama Abierto ni de Ciencias porque sí”. Es un mensaje claro de los organizadores. Porque no se trata de una ciencia o de un área de ciencias. Se trata de un conjunto de todos los conocimientos importantes para el desarrollo. Tampoco las ciencias son solamente responsabilidad de los científicos y de los tomadores de decisión, responsables por las políticas científicas. Es una responsabilidad de todos nosotros. De múltiples actores. Del sector público, privado, de la academia, de la sociedad civil, intelectuales, medios. Cada ciudadano, cada ciudadana. Como dijo una vez Luis Pasteur: la ciencia, no conoce país, porque el conocimiento pertenece a la humanidad. La ciencia es la más alta personificación de la nación. Porque la nación será la primera en llevar a cabo las obras del pensamiento y de la inteligencia”.

“Pasteur no podría estar más en sintonía con las expectativas que todos tenemos del rol que las ciencias pueden jugar en la agenda de desarrollo sostenible e inclusivo para los próximos quince años”. Brito adelantó que el objetivo del encuentro era servir para que la visión más amplia e integral de la ciencia pudiera ser debatida. Remató acertadamente con la metáfora: un debate que sea transversal “a la amplia agenda de los derechos humanos y de las culturas, que son el puntapié inicial para que la pelota siga en la cancha”.

“Vivimos momentos de grandes desafíos globales: climáticos, geopolíticos, de salud. Nuestra tarea es debatir cómo, desde las ciencias hacer más y mejor para enfrentar esos desafíos. Eso para nada significa que las ciencias no sean parte de nuestra cotidianeidad y estén exclusivamente en las agendas institucionales”.

Fueron tres días donde la ciencia, literalmente “tomó” la ciudad de Montevideo, en toda la zona de la costanera sobre el Río de la Plata, en las inmediaciones del edificio del Mercosur y en el campus de LATU, el Laboratorio Tecnológico del Uruguay, sobre la Av. Italia, vía de acceso rápido hacia las playas del este.

“En estos días – dijo Brito– pretendemos delinear una visión coherente a nivel regional, para elevar nuestra voz, la voz latinoamericana y del Caribe de la ciencia” con miras al Foro Mundial de Ciencias que se desarrollará en Jordania en 2017: “Ciencia para la paz”, un año antes de que vuelva a repetirse la edición de CILAC 2018.

“Esta es una conferencia única en su tipo que conecta personas: jóvenes investigadores con investigadores de renombre internacional. Que conecta a gobiernos con los rectores de universidades, con los intendentes de la región hablando de cómo América Latina y el Caribe pueden movilizar mejor su capacidad científica y tecnológica y su potencial de innovación para la transformación. CILAC 2016 es un espacio de creación conjunta, de movilización, de inteligencia colectiva. No podemos dejar de impresionarnos con el potencial que las ciencias nos ofrecen para transformar el mundo. Por eso estamos acá”– concluyó Brito.

A su turno, el presidente uruguayo Vázquez dijo que valoraba especialmente la condición pionera, el carácter abierto y la dimensión regional de este Foro, por cuanto “desde mi humilde punto de vista, no hay nada más contrario a la ciencia que el aislamiento y la rutina”. Y cerró con una alusión casi literaria: “tenía razón el gran Albert Einstein, cuando afirmó que el eterno misterio del mundo es su milagrosa comprensibilidad y que, a diferencia de los detectives que sólo deben descubrir al autor del crimen, los científicos deben cometer el crimen e investigarlo. Conocimiento, ciencia y tecnología, pero sobre todo, ciudadanía y por qué no, política con mayúscula. Con valores y principios humanistas que permitan el acceso de toda la población a la ciencia y la tecnología”.

La presencia argentina en CILAC 2016 estuvo liderada por el Ministro de Ciencia, Tecnología e Innovación Productiva, Dr. Lino Barañao y asistieron para distintas actividades el científico y divulgador, Dr. Diego Golombek y el grupo platense “Poper Stand up”, que se unió a los colegas uruguayos de “Bardo” y los españoles hacedores de monólogos científicos “Big Van, científicos sobre ruedas”, para encontrar que la ciencia también puede hacerse desde el humor. El programa de CILAC 2016 incluyó conferencias, talleres, cafés científicos, muestras de arte y ciencia, exhibición de posters, visitas técnicas, presentación de estudios y actividades de recreación. Al mismo tiempo, se realizaron sesiones plenarias en el marco de un espacio dinámico en que las políticas, la investigación y la gestión pública y privada hicieron su aporte a la agenda regional en los cinco campos vitales definidos por UNESCO para el desarrollo humano y sostenible: educación, ciencias naturales, ciencias sociales y humanas; cultura, comunicación e información. Para contribuir con el avance de estas amplias temáticas la UNESCO opera a partir de cinco estrategias, entre ellas la de “Laboratorio de ideas”, donde se encuentra la serie de Policy Papers (http://forocilac.org/policy–papers/). Estos documentos, fueron elaborados por algunos de los principales expertos en sus respectivos campos de conocimiento para el trinomio Ciencia, Tecnología e Innovación, entre ellos el físico argentino Guillermo Lemarchand.

“En América Latina, más de la mitad de las instituciones que realizan divulgación científica carecen de presupuesto específico para realizar esas acciones y solo un tercio tiene planes formales”.

Según reveló Luisa Massarani, coordinadora del estudio realizado y también responsable para América Latina y el Caribe en SciDev.Net, “este es uno de los hallazgos del Diagnóstico de la Divulgación Científica en América Latina, impulsado por la Red de Popularización de la Ciencia y la Tecnología en América Latina y el Caribe (RedPOP), que fue presentado en el marco del CILAC 2016.
La encuesta se realizó online y se basó en las respuestas de 123 grupos e instituciones de 14 países (Argentina, Bolivia, Brasil, Chile, Colombia, Costa Rica, Cuba, El Salvador, México, Nicaragua, Paraguay, Perú, Uruguay y Venezuela), relevadas hasta el 15 de mayo pasado
“Aunque los resultados no pueden generalizarse a toda América Latina —pues refieren solo a quienes respondieron la encuesta—, muestran tendencias de la divulgación científica en la región”.

“El 70% de las organizaciones que respondieron la encuesta son públicas. De ellas, más de un cuarto son centros de educación superior (27,6%); seguidas por museos o espacios de ciencias (17,9%); asociaciones o grupos de divulgadores (12,2%); centros de investigación (12,2%); organismos gubernamentales (8,9%) y empresas (6,5%). Entre los que respondieron la encuesta, solo 2,4% fueron medios de comunicación”.
En la presentación de los resultados, Luisa Massarani señaló que “si bien hay cierta variedad de acciones de divulgación, se hacen con poca frecuencia y escasa sistematización. Según los resultados, eventos y programas son la principal actividad de divulgación (44%), y le siguen acciones en Internet (14,6%) y la realización de productos editoriales (12,3%), entre otras. Según el estudio, solo 8% del personal dedicado a la divulgación es remunerado”.

“Aunque es importante que haya entusiasmo para hacer actividades de divulgación científica, el bajo porcentaje de remuneración atenta contra la profesionalización de la labor, que actualmente se hace motivada por el interés y la voluntad del personal”.
“Fortalecer la profesionalización del personal y también su capacitación, ampliando la cantidad de cursos disponibles en la región, y creando cursos cortos y modalidades virtuales —que actualmente no existen en América Latina—, son algunas medidas señaladas por Massarani para mejorar la divulgación”.
Además, los autores señalaron en el estudio que la capacitación del personal debería hacerse no sólo en la divulgación científica, sino en habilidades de gestión, para planificar, investigar y diseñar proyectos.
Respecto a los destinatarios de las acciones de divulgación, el relevamiento identificó que 72% del público atendido son niños y adolescentes (hasta 18 años), lo que demuestra que el segmento de los adultos está sub–atendido. “El sector escolarizado es el que está más disponible para los divulgadores y por supuesto es importante realizar actividades para ellos, que son los futuros ciudadanos”, agregó.

“Sin embargo, si se deseara incidir en un sentido amplio en la apropiación social del conocimiento científico y tecnológico, convendría dar una mayor atención a segmentos como padres de familia, personas de la tercera edad, sindicatos y empresarios”.

Entre otros datos, el 63% de las instituciones consultadas respondieron que ni tienen programas para la población con discapacidad. “Aunque hay una comprensión en la región sobre la importancia de ofrecer actividades para este sector de la sociedad, muchas organizaciones no saben cómo hacerlo, por lo tanto es importante apoyar a las organizaciones para ello”, afirmó Massarani durante la presentación del estudio en el Foro CILAC 2016.


 

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