“Mauricio es Macri”, la frase que resume lo que está en juego en Argentina

Por Contexto

“Mauricio es Macri” fue la frase que, con gran anticipación, pronunció el todavía presidente Néstor Kirchner, en reiteradas ocasiones durante 2007, durante la campaña por la jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires, cuando el presidente de Boca Juniors competía contra el kirchnerista Daniel Filmus.

En un discurso, al hablar del Correo Argentino, o días previos a la segunda vuelta entre Macri y Filmus. No se sabe bien cuándo fue la primera vez que la dijo, pero lo importante es que esa síntesis insuperable de tres palabras hoy está más vigente que nunca.

A quince meses del cambio de mando, los argentinos se enfrentan descarnadamente a la gravedad de que Mauricio sea Macri. Después del correo-gate y ahora con el escándalo de las aerolíneas de bajo costo, queda en claro el problema de que el Presidente sea parte del holding empresarial más poderoso y ramificado del país.

Por suerte, esta revelación tiene lugar antes de las elecciones de medio término, donde el electorado también podrá dar su veredicto al respecto, más allá de los resortes jurídicos e institucionales que ya se han puesto en marcha. Si bien el candidato del FpV, Daniel Scioli, lo había anticipado, hoy no quedan dudas de la incompatibilidad de una ceocracia.

Sobre el Correo no hay mucho más que agregar. El propio Jefe de Estado aceptó la irregularidad del acuerdo entre el Estado y su familia al anunciar que todo volvía a “foja cero”. A confesión de parte, relevo de pruebas, dicen en los tribunales. Y más autoincriminatoria es la actitud de la familia Macri al aceptar esa idea. ¿Por qué no hay quejas de que se deje sin efecto un arreglo beneficioso que habían conseguido? Una rareza.

El señor de los cielos

La nueva polémica de incompatibilidades aparece ahora en el sector aerocomercial. Mauricio Macri enfrenta acusaciones de haber beneficiado a dos aerolíneas con las que guarda cierto vínculo en el reparto de nuevos destinos internacionales y de cabotaje. La primera es Avian, filial local de Avianca, una empresa líder en América Latina. La otra es Flybondi.

En el caso de Avian, el problema está a la vista. Hasta el año pasado era MacAir (Macri Airlines), propiedad de Franco Macri, quien se la vendió a Avianca. Pero en el pase de manos, Carlos Colunga pasó de experimentado piloto a gerente general, por lo que puede establecerse una conexión. Es más, el periodista Gustavo Lipovich, especialista en esta materia, puso en duda la venta total de la firma.

Intereses comunes y encontrados de por medio, hasta Clarín se hizo eco de este escenario. Eduardo Paladini Escribió este lunes:

“El dictamen de la Administración Nacional de Aviación Civil (ANAC) tiene 16 páginas, curiosamente la misma cantidad de rutas aéreas que pide operar Avian Líneas Aéreas S.A. en el país. Más llamativo aún podría resultar que en todo el documento no figura ni una vez la palabra ‘Macri’, ni siquiera en las objeciones, pese a que el apellido de la familia presidencial está en el centro de la polémica. Si todo sigue su curso, en cuestión de días o semanas, el Ministerio de Transporte de la Nación le dará el OK a esta empresa para volar en el país, en 14 rutas nacionales y 2 internacionales”.

Un franquista de pura cepa

Pero en las últimas horas una investigación de Nuestras Voces, sitio web que dirige Gabriela Cerruti, compromete más a Colunga, a Mauricio y a Franco, y abre sospechas sobre la propiedad de la ya mencionada Flybondi. “Yo soy de Franco”, aclara Colunga en una entrevista exclusiva. Entonces, ¿sigue habiendo relación? Pero el bombazo más impactante es el siguiente:

“¿Por qué no miran Flybondi que se quedó con Miami, Nueva York, Beijing? Ahí está el negocio. No sé si está (Guillermo) Dietrich o (Mario) Quintana detrás de Flybondi como dicen, pero el verdadero negocio está ahí. Las rutas que nos quedamos nosotros no las quería nadie”. De esta manera, el encargado de la cartera de Transporte y el vicejefe de Gabinete, respectivamente, quedan involucrados también en esta maniobra.

Por si no quedaba claro, Colunga agrega: “Mientras los distraen conmigo, dejan pasar el elefante que es Flybondi. Por rutas caseras a mí me pidieron tres millones de garantía. ¿Saben cuánto presentó Flybondi por ir a Miami, Nueva York y Beijing? Seis mil dólares. Ese es el escándalo, ese es el negociado”. Flybondi fue la firma que más servicios pidió, 99.

En otro tramo de la entrevista, Colunga admite que, finalmente, ser de la familia presidencial no ayudó como esperaban. “Ese era el riesgo. Era un acuerdo con riesgo, porque podía ser que el escándalo político dificultara todo, que es lo que está pasando. Al final todavía no pudimos ni presentar los aviones nuevos a la prensa, no pudimos hacer ni un vuelo. Efromovich (dueño de Avianca) en cualquier momento da marcha atrás y se va, si sigue así”, se lamenta Colunga.

En paralelo, el mismo lunes, La Nación daba cuenta de una primicia: “Macri tiene a la firma un decreto para evitar más casos de conflicto de intereses”. Según el diario, el “objetivo de la iniciativa es anticiparse a nuevos casos de conflicto de intereses y sumar controles para evitar un nuevo dolor de cabeza” para Cambiemos. Frente a esto, surgen dos preguntas: ¿el decreto llegará antes de que en el país rija el nuevo esquema de viajes aéreos?, ¿es necesario, igualmente, una normativa especial para darse cuenta de estas relaciones tan obvias?


 

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