Más que un ajuste: triple transferencia de recursos

Por José Welschinger Lascano

Más que un mero golpe al bolsillo, un sinceramiento o una reacomodación de precios, lo que la sociedad argentina se encuentra atravesando consiste en un cambio de la matriz económica. Si bien esta transformación, que el Gobierno insiste en desconocer, ya ha provocado la reacción de gran parte de la ciudadanía, es recién ahora cuando los indicadores económicos comienzan a mostrar en qué medida modifica el futuro de los argentinos.

Para el profesor de Teoría Económica por la Universidad Nacional de Rosario Sergio Arelovich, esta transformación de la matriz ha sido operada mediante una triple transferencia de recursos, que orienta la distribución de la riqueza de los asalariados hacia el gran capital, de las provincias hacia el Estado nacional, y de la Argentina hacia el sector financiero internacional.

En diálogo con Contexto, Arelovich explicó cómo funciona esta triple transferencia, comenzando por su primera dimensión: “Por un lado, hay una caída del poder de compra del conjunto de las personas que perciben ingresos fijos, ya sean asalariados, jubilados, pensionados o beneficiarios de políticas públicas como la Asignación Universal por Hijo».

«Por otro lado, los precios han escalado por encima de los reajustes que se consiguieron en paritarias, o por los montos fijados unilateralmente por el Estado en el caso de las jubilaciones y los programas públicos”.

“LOS PRECIOS HAN ESCALADO POR ENCIMA DE LOS REAJUSTES QUE SE CONSIGUIERON EN PARITARIAS O POR LOS MONTOS FIJADOS POR EL ESTADO PARA LAS JUBILACIONES Y LOS PROGRAMAS PÚBLICOS.”

Si bien para el especialista ese factor en sí mismo no es algo inédito, ya que ha sucedido en varias oportunidades desde el retorno de la democracia en la Argentina, lo que se destaca es que esta vez apareció acompañado de un desplome en el campo laboral, tanto en la esfera pública como en la privada, con lo cual, comparando la masa de ingresos que percibían en total estos sectores de ingresos fijos hasta noviembre del año pasado con el volumen que presenta ahora a mediados de junio, el resultado consiste en una pérdida cercana al 5% del Producto Bruto Interno.

Arelovich comentó que quizás para el público no específico de la economía hablar de un 5% pueda resultar insignificante, especialmente cuando en los últimos meses se escuchó mencionar constantemente cifras calculadas en 400% o 1000%.

“Sin embargo, no está de más señalar que el 5% del Producto Bruto Interno (PBI) equivale a mencionar varias decenas de miles de millones de dólares. Esa es la cantidad que se transfirió de los trabajadores hacia la clase alta, en menos de un año”.

En cuanto a la segunda dimensión, que abarca la centralización de recursos desde las provincias hacia el Estado nacional, la transferencia se operó mediante un retraso significativo en el giro de los fondos de coparticipación.

“NO ESTÁ DE MÁS SEÑALAR QUE EL 5% DEL PBI EQUIVALE A VARIAS DECENAS DE MILES DE MILLONES DE DÓLARES. ESA ES LA CANTIDAD QUE SE TRANSFIRIÓ DE LOS TRABAJADORES HACIA LA CLASE ALTA.”

“Tampoco es que siempre hayan estado al día, pero la realidad es que esa demora se ha profundizado cualitativamente. Como consecuencia de ello, y también de la caída de las recaudaciones impositivas respecto del nivel inflacionario, las provincias han recibido en la práctica menos de lo que estaba pautado, y en varios casos se produjo un cambio en el nivel de actividad de los Estados provinciales, principalmente debido a un cambio brusco en la proporción de los recursos de origen nacional y los de origen provincial que subsidian a la actividad”.

Los recursos de origen provincial son los que gravan la actividad económica: ya sea mediante los impuestos a la renta, ingresos brutos o impuestos al inmueble, entre otras figuras fiscales. Como resultado de una menor recaudación obtenida en lo que va de 2016, las provincias recibieron menos de lo que necesitaban para poder trabajar, lo cual les generó un efecto cadena hacia la recesión; ya que, naturalmente, ante la limitación de sus recursos, las provincias se inclinaron hacia el pago de los salarios a lo que están obligadas mensualmente.

“Otro ejemplo de esta transferencia”, precisó el profesor de Teoría Económica de la URN, “se observa en el caso del recorte a las Universidades nacionales, que han visto caer significativamente los fondos para solventar el funcionamiento de sus actividades”. En algunos casos, esos fondos se han recortado hasta en un 50%, como sucedió con varias Universidades nacionales del conurbano, las cuales no se encuentran en afinidad política con el actual Gobierno.

Respecto de la última dimensión, la transferencia hacia el exterior, el especialista explica que comenzó con la devaluación del 17 de diciembre. Sin embargo, también lo relacionó con dos puntos estructurales de la economía nacional: el atraso que la Argentina ya tenía en cuanto a la administración de las divisas internacionales, por un lado, y la fuga de capitales por parte de la cúpula empresarial, por el otro.

“SE OBSERVA, EN EL CASO DEL RECORTE A LAS UNIVERSIDADES NACIONALES, QUE HAN VISTO CAER SIGNIFICATIVAMENTE LOS FONDOS PARA SOLVENTAR EL FUNCIONAMIENTO DE SUS ACTIVIDADES.”

“Durante estos meses que ha gobernado el macrismo, las empresas han aprovechado a girar hacia el exterior tantos dólares como pueden, sabiendo que en algún momento los valores van a ser muy diferentes”. El objetivo de estos movimientos del gran empresariado no es otro que el de asegurar en la moneda más fuerte posible la preservación de sus ganancias; tanto las que ya han obtenido, como las que continúan obteniendo actualmente.

“Para culminar, a la hora de hablar de la transferencia hacia el exterior, no puede dejar de mencionarse el aumento de la deuda: no sólo con los fondos buitre, y con los otros organismos de los que ya se ha discutido en la prensa públicamente, sino también como consecuencia del aumento del proceso de endeudamiento, a tasas carísimas”.

Además de esto, el Gobierno nacional ha aumentado el endeudamiento en moneda extranjera de jurisdicciones subnacionales, las cuales no poseen recursos esa moneda. Por lo tanto, frente al riesgo de la insolvencia, el Estado nacional les recortará sus fondos para que puedan cubrir esas obligaciones con los prestamistas extranjeros.

Sintetizando los efectos de este cambio en la matriz económica, Arelovich señaló que lo más probable es que el país se retrotraiga rápidamente hacia el estado de crisis en el que se encontraba a fines del siglo XX. “En definitiva, esta triple transferencia funciona económicamente como un sistema de bombas de tiempo; y en la medida en la que el Gobierno nacional no redefina sus políticas, nos va a llevar a escenarios similares a los que ya hemos conocido en el pasado”.

“DURANTE ESTOS MESES DEL MACRISMO, LAS EMPRESAS HAN APROVECHADO A GIRAR AL EXTERIOR TANTOS DÓLARES COMO PUEDEN, SABIENDO QUE EN ALGÚN MOMENTO LOS VALORES VAN A SER MUY DIFERENTES.”

Los números de la fiesta empresarial

Como muchos economistas, el catedrático rosarino entiende que la pieza clave en disparar el efecto dominó que produjo el desplome de la actividad fue la desprotección del mercado interno.

Para expresarlo de forma fácilmente visible, Arelovich explicó que, en la Argentina, de cada cien pesos que se producen, aproximadamente 78 se consumen dentro del mercado interno; y que, de cada cien personas integradas a la actividad económica (ya sean empresarios, trabajadores o consumidores), casi 86 perciben ingresos de tenor salarial.

“Si esa porción de los argentinos sufrió un impacto súbito en su poder de compra, no es de extrañarse que la consecuencia directa sea la caída estrepitosa del consumo. Por supuesto que, con la caída del consumo, bajan la producción, el empleo y los salarios. Por eso decimos que la caída de la demanda efectiva, que representa la demanda total de bienes y servicios, es el principal motor de la economía”.

El principal motivo por el que se habla de transferencia es que parte importante del aumento en el costo de vida de los ciudadanos pasó a convertirse en ganancia para los empresarios. Como advirtió Arelovich, con la eliminación de los derechos de exportación y las alícuotas a la exportación, también se dio un cambio en el reparto de la ganancia al interior del propio mundo empresarial.

“ESTA TRIPLE TRANSFERENCIA ES UN SISTEMA DE BOMBAS DE TIEMPO. SI EL GOBIERNO NO REDEFINE SUS POLÍTICAS, NOS VA A LLEVAR A ESCENARIOS SIMILARES A LOS QUE YA HEMOS CONOCIDO EN EL PASADO.”

“Esto fue así tanto para las pequeñas y medianas, como para las grandes; y fundamentalmente con las vinculadas al mercado externo. En la Argentina hay aproximadamente un millón de empresas, contando desde las firmas corporativas hasta los emprendimientos unipersonales. Sólo el 1%, es decir unas 10 mil empresas, que constituye el núcleo duro por varios motivos (principalmente por su estructura diversificada), explica el 68% de todo lo que se factura en la Argentina, tanto en el mercado exterior como en el interior. Mirando lo que es el mercado interno, de ese 1% proviene el 98% de nuestras exportaciones”.

Según explicó el profesor rosarino, esta es la cúpula que ahora se beneficia con un margen de ganancias que ya no debe pagar en calidad de derechos de exportación; y es este el núcleo duro que está disfrutando de la fiesta que actualmente pagan los trabajadores, por un lado, y las pymes, por el otro. Arelovich consideró: “Los números muestran que el volumen de esa transferencia del trabajo hacia el capital es de aproximadamente 260 mil millones de pesos; pero, más allá de la magnitud que presentó hasta el momento, lo que hay que observar es el cambio en la proporción respecto al PBI, ya que muestra la tendencia futura”.

Por último, el especialista mencionó que dentro del reparto de economistas neoclásicos que toman las decisiones del Gobierno, constantemente se afirma que la posibilidad de la inversión está directamente relacionada con la confianza que el país genere, con las condiciones impositivas, fiscales, estructurales, y demás.

“No es que eso no sea importante, sino que en realidad lo que define la inversión, según se ha observado en todo el mundo, es la capacidad del mercado para absorber la mayor oferta derivada de la inversión a realizar, o si esta inversión en realidad lo que busca es no salirse del mercado; entonces, lo que atrae las inversiones es la existencia de la demanda, y por eso a nadie le sorprende que, más allá de toda la confianza generada, la lluvia de inversiones nunca haya llegado”.

Comprendiendo esta perspectiva, se entiende que la inversión sólo podría llegar en la medida en que creciera la demanda de productos dentro del mercado argentino, o en la medida en que el país permita reexportar hacia otros mercados; algo que, dentro del panorama de las finanzas internacionales, resultaría imposible al mediano plazo.

Acerca de este cabo suelto del Gobierno, Arelovich desestimó que fuera real la posibilidad de sacar adelante al país mediante un mero aumento en la producción: “Tenemos un límite en materia de exportaciones de granos que no depende de nuestra capacidad para producir, sino de las cantidades que nos quieran comprar; y en productos industriales estamos en serios problemas, ya que la política del Gobierno no hace más que empeorar las cosas para el sector”.


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