Los Martín Fierro de Cable 2025 fueron más que una ceremonia: fueron un parte de situación del periodismo argentino bajo el gobierno de Javier Milei. No hubo eufemismos ni rodeos. Los discursos atravesaron la gala como una línea de tensión política: se habló de persecución, de hostigamiento desde el poder, de represión a la prensa, de despidos, de señales de odio explícitas y hasta de intentos directos de cierre de medios críticos.
Desde C5N hasta LN+, desde cronistas de calle hasta figuras con décadas de trayectoria, el mensaje fue uno solo: el periodismo vive un momento crítico y la defensa del oficio se volvió una urgencia democrática.
El centro emocional y político lo ocupó Gustavo Sylvestre, flamante ganador del Martín Fierro de Oro. Su discurso —más extenso y frontal que el recorte televisivo— marcó el pulso de la noche. “Voté por primera vez el 30 de octubre de 1983 y ese mismo día comenzaba mi labor periodística en Buenos Aires”, recordó, subrayando el vínculo profundo entre su historia personal y el regreso de la democracia. Luego repasó sus inicios en la radio de Concepción del Uruguay, su paso por Canal 13, su presente en C5N y Radio 10, y sus 42 años de profesión: “Amo esta vocación. Viva el periodismo que no muere y nadie lo podrá matar”.
Pero fue más allá. Al recibir también el Martín Fierro a Mejor Labor Periodística Masculina, volvió a cargar con fuerza: “Transitamos años duros con el gobierno macrista que intentó cerrar C5N, y acá estamos. Seguimos estando porque no habrá ningún gobierno, por más odio que le tenga a los periodistas, que pueda cerrar o callar voces.” Y remató con una definición que atravesó la ceremonia: “Vamos a seguir marcando todos los errores y todas las cuestiones que hagan mal a la gente y a la sociedad”.
Incluso agradeció a la conducción del canal, cruzando la política judicial del gobierno: “Quiero agradecer a C5N y a Cristóbal López, porque por más persecución y cárcel injusta que le metieron, absuelto por la justicia, seguimos creciendo”.
En esa misma línea se inscribió el mensaje de Rosalía Constantino, “La Colo”, premiada como Mejor Columnista Económica. Lejos del tono técnico que a veces se espera en su rubro, habló desde las historias que la economía suele invisibilizar: “Estoy muy emocionada. Muchas gracias Aptra por el reconocimiento. Es un mimo grande para mí y para la dedicación enorme que le pongo a mi trabajo”.
Pero enseguida viró hacia el costado social: “Este premio es para la gente, para sus historias, porque gracias a ellas podemos rearmar la realidad de muchos. Ojalá muy pronto podamos contar historias que sean más gratificantes.” Y dejó una defensa explícita: “Quiero dedicar este premio a la Universidad Pública”.
Más incendiaria fue Rosario Ayerdi, ganadora a Mejor Labor Periodística Femenina. Su discurso fue probablemente el más crudo después del de Sylvestre: “Son años muy difíciles para el periodismo. Muchos pierden su laburo porque no estamos ajenos a la realidad. Muchos perseguidos, muchos denunciados.” Y agregó una frase que sintetiza lo que muchxs trabajadores de prensa sienten hoy: “Si el gobierno no nos odia lo suficiente, ódiennos. Ódiennos porque para eso estamos. Vamos a estar para molestarlos cada vez que vayan por los más débiles, cuando les afanen la guita a los discapacitados. Porque son casta y porque tomaron lo peor de la casta. Acá estamos y vamos a seguir estando”.
Desde LN+ —un medio abiertamente de derecha— también llegó una advertencia significativa. Débora Plager, premiada por su labor en conducción femenina, aprovechó el escenario para reconocer el deterioro de la libertad de expresión bajo Milei. Y lo hizo desde un lugar que potencia la contundencia del mensaje: “He escuchado aquí a muchos compañeros de prensa cuestionar los agravios al periodismo, porque eso es una manera de cercenar la libertad de expresión.” Luego marcó la importancia de sostener ese reclamo sin banderas partidarias: “Me sumo a ellos y les digo que lo hagamos siempre. Reivindico a los que lo hicimos cuando gobernaban otros, porque esos agravios, esos insultos, también constituyeron un cercenamiento a la libertad de expresión.”
Y cerró con lo que podría ser leído como un gesto de independencia frente al discurso presidencial: “Defendamos la libertad de expresión gobierne quien gobierne.”
Otros discursos reforzaron el diagnóstico general. Desde TN, Manuel Jove —premio a Mejor Cronista— relató las dificultades de cubrir protestas ante “algunos excesos de las fuerzas de seguridad” y mencionó explícitamente el caso de Pablo Grillo como ejemplo de represión estatal a periodistas.
Rolando Graña, desde A24, fue directo: “El presidente dijo: ‘hay que odiar al periodismo’. Y nosotros estamos para marcar que seguimos haciendo nuestro laburo. No nos importa si nos odia un presidente”.
La gala, que empezó como un evento televisivo, terminó convertida en una declaración colectiva: una respuesta múltiple, transversal y contundente al poder político. Mientras el gobierno nacional sigue construyendo un discurso de desprecio hacia la prensa, los Martín Fierro de Cable 2025 mostraron otra narrativa: esperemos que se cumpla en la práctica, de un lado y otro.









