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Lo que contagian los medios

Por Manuel Protto Baglione

¿Qué rol viene jugando la prensa, la radio y la TV en la crisis por el COVID-19? La tregua del periodismo neoliberal duró lo que un suspiro, mientras la infodemia alimentada por el ansia de rating activó como nunca al vigilante medio argentino.

Pedro Cahn: «si uno se enfrenta a siete canales de noticias que 24×7 te presentan el tema del coronavirus y te muestran videos e imágenes con féretros, con música tétrica de fondo; lo más natural es que todos se preocupen muchísimo».

La Organización Mundial de la Salud define la infodemia como la propagación generalizada de información falsa o la sobreabundancia de noticias que genera pánico. Si bien es posible afirmar que las fake news circulan fundamentalmente por redes sociales, los medios de comunicación en su gran mayoría vienen sometiendo a la población a una constante catarata de cifras: muertos, contagios, detenidos por violar la cuarentena. Lo explicaba hace unos días en una entrevista con Página/12 el infectólogo y asesor del gobierno Pedro Cahn: «si uno se enfrenta a siete canales de noticias que 24×7 te presentan el tema del coronavirus y te muestran videos e imágenes con féretros, con música tétrica de fondo; lo más natural es que todos se preocupen muchísimo».

A la par que crece la infodemia y se expande en las conciencias, se repiten las escenas de discriminación y persecución de quienes aparecen como «sospechosos» de haber contraído la enfermedad o de quienes no cumplen la consigna de quedarse en su domicilio. Pero ¿de dónde viene esta disposición a la persecución? ¿No tienen acaso que ver los medios de comunicación con el hecho de ver al otro como una amenaza? Si en casos normales fuera por diferencias de clase, de identidad de género u otras razones, se vuelve necesario reflexionar sobre las pedagogías mediáticas sobre las que se monta el afán de persecución que vemos hoy en día.

En otro nivel, podemos observar que, más allá del rol de los medios de comunicación en general, al periodismo neoliberal le duró poco la tregua. El jueves 19 de marzo los diarios de todo el país sacaron la misma tapa: sobre fondo azul, un mensaje idéntico apelaba a la responsabilidad de la sociedad para acatar el aislamiento social preventivo obligatorio. También las agencias informativas se sumaron a la iniciativa, motorizada por la Secretaría de Medios y Comunicación Pública de la nación. Por un tiempo dio la impresión de que la grieta en el periodismo había llegado a su fin.

la tregua duró hasta que las tensiones abiertas por la crisis llevaron a los grandes empresarios a ajustar por la variable más débil.

Sin embargo, la tregua duró hasta que las tensiones abiertas por la crisis llevaron a los grandes empresarios a ajustar por la variable más débil. La disputa pública con Paolo Rocca entablada por el presidente Alberto Fernández a raíz de los 1.450 despidos en Techint derivó en el respaldo por parte de Clarín y La Nación a los «espontáneos» cacerolazos para que los funcionarios con cargos políticos reduzcan sus sueldos. Fogoneados, sin dudas, por los referentes de Cambiemos.

Extraños tiempos corren en todo el mundo. La pandemia parece haber alterado las vidas de las sociedades, afectando la salud pública y las economías con una fuerza nunca antes vista. La incertidumbre generalizada dio lugar a fuertes crisis políticas en algunas latitudes, así como a insólitas postales de unidad en otras.

En nuestro país, al menos hasta hace poco más de una semana, el idilio entre sectores sociales antagónicos parecía sólido. Pero de a poco las tensiones vuelven a poner en su cauce las disputas constitutivas de nuestra sociedad.

La idea de que es un falso dilema optar por la crisis económica o la sanitaria tiene como trasfondo el hecho de que no es posible pensar esos aspectos de la sociedad como esferas separadas, estemos en crisis o no.

La salud pensada como un negocio a escala planetaria, que privilegia extender la vida de quienes pueden pagar y no acabar con las epidemias que afectan las zonas más pobres no estaba, por lógica, preparada para enfrentar una pandemia como la que vemos hoy en día. Siguiendo el mismo razonamiento, ¿cuanto creíamos que duraría el compromiso del periodismo neoliberal con la salud de la sociedad, si sistemáticamente no ha cuidado otro interés que el suyo?


 

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