La luna y la bandera

Por Daniel Cecchini

El tipo (para decirlo de entrada: el tipo se llama Martín Katz) agarró la cámara, que es como la agarra siempre, teniéndola, esperando, que en el oficio del reportero gráfico se trata siempre de esperar y –entonces, después, ahora, en apenas un segundo– gatillar.

Sí, como si fuera un arma. Y lo es: porque la imagen capturada por el disparo queda congelada –es y ya fue porque nunca más será–, muerta pero también viva.

20 de junio de 2016. Martín Katz –como siempre– tiene su cámara en mano. Y creo que en esa espera –porque un buen fotógrafo siempre espera– hay mucho más que la casualidad que devela el crimen de Blow up.

Martín Katz espera, esperando lo que puede ser o no (aun conociendo que la luna, en algún momento, en este 20 de junio, llegará ahí).

Ahí –que es aquí y ahora, el momento de gatillar– donde, cuando, la luna pase detrás de esa bandera que, precisamente en su día, que ya es noche, se arruga con el viento, pero que en la imagen congelada se arrugará, en un disparo polisémico de apenas una imagen, en mucho más.

Martín Katz fotografió, hoy, 20 de junio, a la noche, con una luna llena detrás de una bandera arrugada, a nuestro país.

Martín Katz agarró su cámara, como siempre, pero está vez hoy, y fotografió a la Argentina.


 

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