“La campaña mediática contra Venezuela es brutal”

Por Héctor Bernardo

El embajador de la República Bolivariana de Venezuela en Argentina, Carlos Eduardo Martínez Mendoza, habló sobre la estrategia de Estados Unidos para recuperar el control hegemónico en la región. Dijo que las voces que se atreven a pedir el intervencionismo directo “subestiman la inteligencia, la capacidad y la vocación democrática del pueblo venezolano”, y aseguró: “Hay ONG que están penetradas y ni siquiera lo saben”.

– ¿Cómo evalúa el nuevo contexto regional?

– América Latina estuvo signada, desde la Doctrina Monroe, por la convicción del establishment norteamericano de incidir sobre toda la política regional. Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos se convirtió en una superpotencia que siempre vio a América del Sur como una zona de influencia que nadie le podía disputar.

Eso duró hasta que, a fines del siglo XX, comenzó a producirse un desplazamiento en el eje geopolítico mundial, que tuvo efectos sobre la región. Todavía estamos transitando el desplazamiento.

En ese contexto, Estados Unidos fue perdiendo el espacio. Ahora ha venido nuevamente con una gran avalancha para recuperar los espacios perdidos. El ALCA fue un mecanismo para tratar de implementar zonas de libre comercio, una práctica que trataron de llevar a todo el mundo y que los Gobierno progresistas de la región, surgidos a principios del siglo XXI, le pusieron un freno.

La fuerte presión que hay sobre estos procesos se traduce en expresiones que ya se venían ensayando, como los casos de Honduras, Paraguay y la que ahora concretaron en Brasil.

– ¿Qué rol juegan los medios de comunicación en este nuevo contexto?

– La campaña mediática contra Venezuela es brutal. Si uno observa las noticias, parece que nos estamos matando unos con otros, que no tenemos alimentos, que peleamos por un plato de comida. Todas mentiras para tratar de desvirtuar lo que realmente pasa en Venezuela. La intención es querer generar la imagen de que nuestro Gobierno es despótico.

En Venezuela hay una gran dependencia del ingreso que genera el petróleo y, al estar este en baja, hay dificultades, pero el país sigue funcionando.

Hay calificadoras de riesgo que critican a Venezuela, sin embargo nuestro país jamás ha dejado de pagar los intereses de la deuda. Hay una democracia participativa funcionando.

Hoy la hegemonía no solamente se manifiesta desde el ejercicio del poder político. Las grandes corporaciones económicas también se convierten en hegemónicas a través de los medios de comunicación.

– ¿Esta campaña de descalificación se ve reforzada por sectores que apuestan a la violencia?

– El esquema de violencia generado por la derecha venezolana, apoyado por la derecha continental, hace presión todos los días. Hay voces (Álvaro Uribe) que se atreven a pedir el intervencionismo directo. A ese nivel ha llegado esta locura.

Ellos subestiman la inteligencia, la capacidad y la vocación democrática del pueblo venezolano. Somos una sociedad con valores democráticos muy sólidos. Los que somos chavistas, pero también los que no lo son, no vamos a aceptar que vengan desde afuera a darnos lecciones de democracia.

Hay estrategias de diferente índole, políticas, de golpes a la economía, de confrontación de los poderes públicos, más toda la avalancha mediática que condiciona la dinámica interna de los países. Estrategias que, simultaneas algunas y sucesivas otras, solamente responden a los intereses de Estados Unidos para volver a retomar de manera hegemónica el control de la región.

-¿Qué rol han cumplido las ONG vinculas a la USAID y a la NED en este marco de estrategias de Estados Unidos para atacar los procesos populares?

– Ese tipo de Organizaciones No Gubernamentales y fundaciones comienzan a surgir en el mundo a partir de la década del ochenta. Si bien muchas de ellas fueron expresiones legítimas de la necesidad de las propias sociedades, luego fueron vistas como una oportunidad para penetrar Gobiernos, penetrar sociedades e, inclusive, al movimiento social internacional y a los movimientos populares.

Hoy en día, hay grandes dificultades para identificar el nivel de transparencia de estas organizaciones. Inclusive hay ONG que están penetradas y ni siquiera lo saben, pero se convierten en un “instrumento ciego” del poder internacional.

Esto también pasa en las redes sociales. Por un lado, dan la posibilidad de comunicarse con muchísima gente y tienen en su esencia la capacidad de democratizar la opinión. Por otro lado, son susceptibles de la misma penetración que tuvieron las ONG y muchas veces los individuos, sin darse cuenta, participan en mecanismos que tienen detrás intereses oscuros.


 

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