La batalla cultural: a Davos sí, a CELAC no

Por Paula González Ceuninck

El presidente PRO, Mauricio Macri, baila en el balcón de la Casa Rosada, inaugura su gestión en la Catedral de Buenos Aires y en el Teatro Colón, califica (sus ministros lo hacen sin tapujos) a los militantes como “la grasa” del Estado, resignifica la imagen del “ñoqui” para justificar el achique y los despidos de trabajadores del Estado. Estas son sólo algunas de las operaciones de sentido que su estrategia comunicacional pone en juego para dar lo que hemos llamado en estos y otros tiempos: la batalla cultural.

Las batallas, libradas en el campo de la cultura, son cotidianas, pequeñitas, un cúmulo de gestos significativos que constituyen en su conjunto un modelo de Estado, una visión de la política, una concepción de la distribución de la riqueza.

La semana pasada nuestro país asistió, luego de más de una década, al Foro Económico Mundial de Davos. Allí, Macri se encargó de restablecer el lazo de la Argentina con el FMI y los CEO neoliberales; calificó como “very beautiful” la reunión con Cameron en la que este ratificó que la soberanía sobre nuestras Islas Malvinas no se pondrá en discusión; el Ministro de Hacienda y Finanzas Públicas de la Nación, Prat-Gay, anunció un “recorte agresivo” del gasto público y el regreso de las auditorías del Fondo.

La relación del Gobierno de Macri con el mundo también se juega, en parte, en ese terreno. Por estos días, el presidente amarillo nos deja otra pista para analizar su estrategia geopolítica. La semana pasada nuestro país asistió, luego de más de una década, al Foro Económico Mundial de Davos. Allí, Macri se encargó restablecer el lazo de la Argentina con el FMI y los CEO neoliberales; calificó como “very beautiful” la reunión con Cameron en la que este ratificó que la soberanía sobre nuestras Islas Malvinas no se pondrá en discusión; el ministro de Hacienda y Finanzas Públicas de la Nación, Prat-Gay, anunció un “recorte agresivo” del gasto público y el regreso de las auditorías del Fondo.

Pasado mañana se celebra la IV Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (CELAC) y el presidente Macri no asistirá por prescripción médica. Su lesión en la costilla, que no le había causado problemas para tomarse uno y otro avión para asistir a múltiples reuniones en el Foro de Davos, sin embargo le impide el encuentro con sus pares latinoamericanos.

Los temas para la cumbre, que se realizará en Quito, distan mucho de la agenda que el Gobierno nacional prioriza para vincularse con los capitales financieros mundiales. En la CELAC se abordarán cuestiones como la paz en la región, el progreso latinoamericano y la crisis que afecta al bloque, según anunció el canciller ecuatoriano Ricardo Patiño.

En la batalla cultural, esta que se juega todos los días todo el tiempo, Macri cambió CELAC por Davos. Cambió progreso latinoamericano por Fondo Monetario Internacional. Cambió la Patria Grande por la fiesta financiera neoliberal.


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