Investigadores platenses participaron de una campaña contra el mal de Chagas en Bolivia

Un grupo de investigadores de la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad Nacional de La Plata, junto a la Federación Argentina de Cardiología, participó de una extensa campaña de detección y estratificación de la enfermedad de Chagas en Bolivia. Durante siete días, el equipo llevó asistencia a pequeñas localidades cercanas a Santa Cruz de la Sierra, donde detectaron más de ochocientos casos de pacientes afectados.

Desde 2005, Exactas desarrolla el proyecto de extensión «Organización y estandarización de registros electrocardiográficos de pacientes con patología cardíaca», que tiene por objetivo el diagnóstico y seguimiento, mediante electrocardiogramas, de alteraciones cardíacas progresivas asociadas a la enfermedad de Chagas. Además, la elaboración de una base de datos para futuros estudios poblacionales.

Los extensionistas de la Universidad se instalaron una semana en el país andino donde atendieron a 938 pacientes. Las consultas incluyeron un cuestionario detallado, un examen físico y la toma de tensión arterial. Se realizaron además 900 electrocardiogramas, 150 ecocardiogramas, 73 registros de electrocardiogramas de 24 horas (Holter) y 585 tests rápidos para Chagas.

Los estudios confirmaron serias cardiopatías asociadas a la enfermedad de Chagas en cerca del 90% de los pacientes analizados, y alta incidencia de trastornos en la conducción de impulsos eléctricos a través de los tejidos del corazón. Además, se detectaron quince casos que requerían la colocación urgente de un marcapasos.

El Chagas (o enfermedad de Chagas-Mazza) es un conjunto de efectos que produce la parasitosis con Trypanosoma cruzi sobre las personas. La infección con este parásito unicelular se produce mayormente por la picadura de la vinchuca, que actúa como vector, o bien mediante contacto sanguíneo (transfusiones o trasplantes).

Esta enfermedad afecta a cuatro de cada cien habitantes de nuestro país y a treinta de cada cien en Bolivia. Se la considera actualmente como una situación problemática compleja de naturaleza socioambiental. Tiene una etapa crónica asintomática muy larga, pudiendo durar incluso toda la vida.

En tres de cada diez infectados aparece tardíamente una variedad de síntomas de tipo cardíaco (dolor en el pecho, falta de aliento, palpitaciones) o digestivos (dolor o ardor), mientras que los pacientes que permanecen sin síntomas tienen un riesgo mayor de morir súbitamente. Por ello resulta una enfermedad subdiagnosticada, puede tener síntomas bastante inespecíficos y precisarse un test particular para su detección. Muchas personas mueren aún jóvenes, sin saber que tenían Chagas.

Desde hace treceaños, la Facultad viene desarrollando este proyecto. Inicialmente se comenzó en la provincia de Chaco, en las regiones del Impenetrable y Bermejito, y en la ciudad de Miraflores. Posteriormente, el trabajo se extendió a Santiago del Estero y Jujuy.

La doctora Irurzun resaltó: «Decidimos ir a Bolivia porque el Chagas es una enfermedad que no tiene fronteras, y como miembros de la UNLP estamos convencidos de que su atención tampoco debe tenerla». La actividad estuvo coordinada por los Clubes Rotarios de Samaipatá, Vallegrande y Santa Cruz de las Sierras, localidades donde trabajó el equipo de la UNLP.

El Chagas es una enfermedad muy difícil de detectar en el momento de la infección. Una vez que la persona está infectada, el único tratamiento posible es administrando un medicamento que asegura la cura solamente en personas jóvenes, hasta los catorce o dieciocho años. Cuando la persona es adulta resulta complejo para el médico administrar un tratamiento eficaz, principalmente por dos motivos: el tratamiento conocido empieza a tener efectos secundarios importantes en la adultez, y además no hay una forma de saber si está funcionando. Lo único que el profesional puede hacer es monitorear el corazón del paciente periódicamente (una vez por año) durante el resto de su vida. La forma más sencilla de hacerlo es a través de un electrocardiograma.

La directora del proyecto explicó: «Nuestro grupo trabaja desarrollando indicadores para el monitoreo de la efectividad del tratamiento. Para eso, nos concentramos en la evolución de una de las manifestaciones más tempranas de la enfermedad: la disautonomía chagásica, un deterioro de la regulación que realiza el Sistema Nervioso Autónomo sobre la actividad cardíaca». «Esto es típico del Chagas y se relaciona con la vulnerabilidad ante la presencia de arritmias y problemas de motilidad del ventrículo izquierdo, deterioro del tejido de los vasos sanguíneos, etcétera. Como hay varios indicadores de disautonomía, los estamos comparando a todos para ver si hay uno que pueda ser recomendado sobre los otros», remarcó la investigadora.

Y agregó, «para nosotros este trabajo cumple con una doble función: cuando la extensión universitaria logra efectivamente tender un puente que llegue hasta la comunidad, cuestiona ideas muy profundamente arraigadas sobre el valor de la ciencia. Pero también es fundamental para la formación de nuestros estudiantes, ya que esta experiencia les permite dimensionar el valor social de la tarea que se realiza».


 

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