«FOMO» (acrónimo de Fear of Missing Out, que en español se traduce como «miedo a perderse algo») es un fenómeno psicológico que describe la ansiedad o preocupación que siente una persona por el temor a no estar participando de algo importante o interesante, especialmente en eventos sociales, experiencias o actividades que otros están viviendo. Sin embargo… ¿es la única explicación para el fenómeno del proclamado y constante sold-out en conciertos, aun en medio de una terrible crisis económica?
En medio de una crisis económica que ha golpeado duramente a la sociedad argentina, un fenómeno curioso y a la vez revelador ha ido tomando fuerza: la creciente demanda de conciertos musicales. Los artistas internacionales agotan sus entradas en tiempo récord, mientras que los espectáculos de artistas nacionales, como Los Piojos o Emilia o Tan Biónica, también reflejan un éxito rotundo en ventas, al igual que festivales como Cosquín o Lollapallooza. La pregunta es inevitable: ¿cómo es posible que en tiempos de inflación, devaluación y crisis económica el público argentino siga llenando estadios y agotando entradas con tanta rapidez?
La respuesta más simbólica podría estar en la función que la música cumple en momentos de incertidumbre. La posibilidad de asistir a un concierto, de vivir una experiencia colectiva cargada de emociones, se valora como un escape a las tensiones cotidianas. En un contexto de inestabilidad económica, los conciertos de artistas internacionales son percibidos como una oportunidad que no puede perderse, una experiencia que podría no repetirse en el corto plazo. En este sentido, pagar por una entrada a un show no solo se ve como un gasto, sino como una inversión en una experiencia que va más allá del simple entretenimiento. Mucho más con el auge de los «regresos» o actuaciones de bandas o artistas históricas celebrando una nueva gira o el aniversario de algún disco.
Por supuesto, la inflación también ha tenido un impacto directo en el precio de las entradas. Si bien no son precisamente asequibles para todos, el público ha aprendido a anticipar este tipo de gastos. Las ventas online, junto con las preventas y promociones, permiten que el público planifique con antelación la compra de sus boletos. A pesar de los precios elevados, la demanda sigue siendo alta y las entradas se agotan rápidamente, como si fueran una oferta limitada que no puede dejarse escapar.
Es importante destacar que el mercado de conciertos en Argentina está segmentado. No todas las entradas son iguales, y los precios varían según el tipo de asiento, el artista o la ubicación. Esto crea una oferta diversa, donde aquellos con mayor poder adquisitivo pueden acceder a entradas VIP, mientras que quienes buscan precios más accesibles encuentran opciones en preventas o fechas adicionales agregadas debido a la alta demanda.
El concepto de «sold-out», de entradas agotadas, no solo responde a la popularidad de los artistas, sino que también se ha convertido en una poderosa herramienta de marketing. El hecho de que las entradas se agoten rápidamente genera un sentido de urgencia en los fans, lo que impulsa aún más las ventas.
Por último, no se puede dejar de lado la fervorosa y tan promocionada pasión del público argentino por la música. Si juzgamos el contexto, quizá sea cierto que somos el «mejor público del mundo».