Por Contexto
Desde Jujuy
Desde el patio de canteros prolijos y caminitos de cemento, pero separada por una rígida puerta de rejas, Milagro Sala saludó con una mano en alto y los dedos en V. Los visitantes al Penal de Mujeres de Alto Comedero respondieron el gesto. Y apenas cruzaron el umbral, la dirigente se hundió en un abrazo con cada uno de ellos: un contingente de rectores, decanos y autoridades de unas veinte Universidades nacionales que fueron a verla. Desde el día anterior venían manifestando su “preocupación” por la irregularidad y la falta de garantías en la detención de la diputada nacional del Parlasur y la de los doce presos y presas políticas de la Tupac Amaru. En ese encuentro, las detenidas contaron que la Justicia las extorsionaba para que inculparan al ex gobernador Eduardo Fellner y al ex secretario de Obras Públicas, José López. No van a mentir para sacar provecho, dicen ellas. “Yo no le tengo miedo a la Justicia. Yo quiero salir para seguir militando. Es injusto que estemos acá”, dijo Milagro mientras almorzaba con los académicos en el patio del penal.
El encuentro fue en el mediodía del sábado en el Penal de Mujeres de Alto Comedero, un complejo carcelario rodeado de alambrados olímpicos, árboles viejos y el rumor de una autopista colectora de la periferia de San Salvador. Está ubicado en uno de los laterales del mismo barrio en el que la Organización Barrial construyó centenares de viviendas, una pileta y el primer centro de rehabilitación gratuito de la provincia, y una fábrica de bloques, y una herrería, y una fábrica textil y una escuela. De todo eso, funciona menos de la mitad. Lo dedicado a la construcción –el punto de partida desde el que se hicieron fuertes las cooperativas de la Tupac– está cerrado: ahí el gobernador Gerardo Morales metió la cola.
Los rectores y decanos llegaron al penal luego de visitar ese barrio: el “Cantri” de la Tupac. Después de ver el abandono en que lo sumió el contador, la comitiva universitaria escuchó cómo las presas políticas le contaron los procedimientos judiciales sui generis de Jujuy.
“El juez les ofreció la prisión domiciliaria a cambio de que denuncien a José López (ex secretario de Obras Públicas) y a Eduardo Fellner (ex gobernador de Jujuy). Ellas dijeron que no iban a mentir para sacar una ventaja potencial en estos juicios injustos que les están haciendo”, relató Mario Lozano, rector de la Universidad Nacional de Quilmes, apenas traspasó el portón de la calle.
La propuesta no es casual: el miércoles siguiente el ex secretario de Obras Públicas será trasladado desde el Penal de Ezeiza a Jujuy por pedido de la Justicia norteña para ser indagado por presunto desvío de fondos. Los Gobiernos nacional y local y sus Ministerios de Seguridad prometen un montaje y despliegue acorde al show que los medios locales y porteños esperan para profundizar la estigmatización.
Con Milagro están detenidas Patricia “Pachila” Cabana, Gladis Díaz y Mirta Aizama, todas integrates de la Tupac Amaru que ocupaban lugares de conducción.
“¿Quieren saber dónde está la plata? está en las cosas que hicimos en el barrio, que es como una ciudad.”
“Lo que están cometiendo con nosotros es una torpeza”, dijo Sala, y remarcó que ni ella ni ninguno de los presos políticos tienen nada: ni casas lujosas, ni autos ostentosos, ni negocios. Nada más que lo imprescindible. Pero a ellos los acusan de “chorros” y los jueces les preguntan, una y otra vez, donde está el dinero. Pachila fue clara: “¿Quieren saber dónde está la plata? Está en las cosas que hicimos en el barrio, que es como una ciudad”.
“Nosotros no generamos ejército de desocupados, nosotros creamos consciencia. El tipo (Morales) nos tiene miedo porque sabe que formamos cuadros y que cuando nosotros decimos que trabajamos, trabajamos”, le dijo Milagro a los rectores.
Entre los académicos que visitaron a Milagro estuvo Florencia Saintout, decana de la Facultad de Periodismo de La Plata. Como todos, dio su apoyo y remarcó que con en Jujuy «se están violando todos los derechos constitucionales”.
«Tenemos la certeza de que no hay otro camino que pedir la libertad de Milagro, que somos muchos y que tenemos que tomar conciencia de que no se trata solamente de Milagro. Lo que está en juego es la democracia en Argentina, es la libertad, es la justicia”, explicó.
También el decano de la Facultad de Filosofía y Humanidades de la Universidad Nacional de Córdoba, Diego Tatián, concurrió al penal para entregarle a la líder de la Tupac el «Premio José María Aricó al compromiso social y político», y el Premio Hugo Chávez a la Integración Latinoamericana de la Federación Universitaria de Córdoba (FUC).
Mientras Milagro conversaba con la comitiva académica en la cabecera de una larga mesa, podía ver las banderas de la FUC y las demás organizaciones que componen el Comité por la Libertad de Milagro Sala de Córdoba, que manifestaba en el perímetro del penal y le leían poemas y cantaban canciones con altoparlantes. Las presas oían y sonreían.
El contador Morales y el Partido Judicial jujeño
La visita de los académicos irritó al contador Morales, que pataleó en los medios locales. Es que fue un revés político para el socio radical jujeño de Mauricio Macri: la visita de las Universidades nacionales a Milagro Sala produjo una cuña en el proceso de estigmatización de la Tupac Amaru que impulsa el Ejecutivo.
El viernes, durante el 75° Consejo Interuniversitario Nacional (CIN), que reunió a autoridades de más de cincuenta Universidades del país en Jujuy, el gobernador había intentado evitar esa visita: al inaugurar el encuentro junto al ministro Esteban Bullrich, dedicó cinco minutos de su discurso a la educación y más de quince a condenar a Milagro Sala. En ese mismo discurso calificó de “vergonzosa” la visita a la cárcel.
Pero igual metió la pata. La bajada de línea hizo ruido en un ambiente fundamentalista de la autonomía académica. Algunos vieron mascullar hasta a los propios rectores radicales.
Al finalizar ese encuentro de rectores, las autoridades de catorce Universidades repudiaron la prisión ilegítima de Milagro Sala. Lozano, de la UNQ, llevó la voz cantante y marcó la preocupación por la afectación a las libertades individuales y a las garantías del proceso judicial, y consideró que la detención de los tupaqueros es una cuestión de revancha.
Ratificaron esa postura Gabriela Diker (General Sarmiento), Juan Castelucci (Tierra del Fuego), Sandra Torlucci (UNArtes), Ernesto Villanueva (UNAJ), Gustavo Crisafulli (UN Comahue), Jorge Gerard (Entre Ríos), Alberto Ayape (Patagonia San Juan Bosco, Chubut), Fabián Calderón (La Rioja), Hugo Santos Rojas (Patagonia), Javier Gortari (Misiones), Oscar Nasisi (San Juan), Adrián Cannellotto (Universidad Pedagógica). También estaban los vicerrectores Ricardo Serra (Universidad Nacional de Avellaneda), Hectór Hugo Trinchero (Jose C. Paz), Nerio Neirotti (Lanús), la decana Florencia Saintout (Facultad de Periodismo de la Universidad Nacional de La Plata) y Diego Tatián (de la Facultad de Filosofía de la Universidad Nacional de Córdoba), y las representantes del gremio de docentes Verónica Bethencourt y Yamile Sokolovsky, entre otros.
Los rectores remarcaron que Milagro está presa sin pruebas y comparó el proceso judicial con el Juicio a las Juntas. “En el proceso que en Argentina juzgó los crímenes más dolorosos de los que tuvimos conocimiento, la Justicia no permitió que esas personas fueran juzgadas por fuera de la corrección judicial y del debido proceso”, dijo Lozano. Y remató: “Esas condiciones no se les están ofreciendo hoy a Milagro Sala y a los miembros de la Tupac Amaru”.