“El FPV llega a agosto en un cómodo primer lugar”

Por Laura Ferrandi

-En los últimos años hemos vivido un crecimiento como sociedad, hemos vuelto a participar, a ocupar espacios públicos, se ha vuelto a militar, sin ir más lejos hace unos días vivíamos la marcha “Ni una menos”, que daba cuenta de un proceso de participación muy importante y de una necesidad de transformación muy profunda. ¿Cómo relacionás esta vuelta a la política con el contexto electoral actual?

-Me parece una observación interesante, porque a veces el análisis sobre el escenario electoral está dominado por la ansiedad y por reflexiones muy coyunturales que se van desactualizado rápido, y lo que se pierde de vista es el proceso. Los escenarios electorales especialmente cuando se pone en juego una decisión tan vinculante y tan profunda como elegir a un presidente, son más hijos de los procesos que de las coyunturas. A diferencia de las elecciones legislativas que sí son más una expresión de un síntoma más epidérmico que envuelve a esas elecciones. Entonces vale la pena poner en perspectiva el proceso que enmarca esta elección y que, finalmente, configura una especie de ecosistema cultural, una atmósfera ideológica y cultural que transpira la sociedad y bajo la cual se establecen ciertas oportunidades políticas para los distintos espacios.

¿Qué se quiere decir con consideraciones un poco abstractas? Tomando en cuenta distintos síntomas,el PRO, que vendría a ser un partido equivalente al partido popular en España y al Republicano en Estados Unidos, no podría tener en la Argentina el discurso que tienen esos partidos, porque la atmósfera ideológica argentina ha girado a la izquierda, ¿en qué sentido? En que es un sistema cultural, donde, pese a que se insiste con la idea de grieta y de desacuerdo, la idea de conflicto como combustible de la política ha sido restaurada por el Kirchnerismo, y esto ha sido asimilado por la sociedad.Es decir, hay una idea de que la política conlleva alguna dosis de conflicto, aunque eso a veces produzca una dosis de cansancio.

“EL PRO, QUE VENDRÍA A SER EL EQUIVALENTE AL PARTIDO POPULAR EN ESPAÑA Y AL REPUBLICANO EN EE.UU, NO PODRÍA TENER EN LA ARGENTINA EL DISCURSO DE ESOS PARTIDOS, PORQUE LA ATMÓSFERA IDEOLÓGICA ARGENTINA HA GIRADO A LA IZQUIERDA”.

Existen una serie de valores que suscitan hoy un consenso mayoritario, por ejemplo, cierta revalorización parcial de la política, de lo público; que en su momento había estado tan contaminado y tan deslegitimado. Hoy en día también coexiste una idea que es casi un comoditti ideológico, de que el estado se tiene que hacer cargo. El discurso de que el estado es un monstruo, que hay que mutilar y que el mercado resuelve las cosas. Esta es una idea que no funciona, cualquier discurso político hoy no podría tener competitividad electoral si transitara esa línea. Y esto tiene que ver con el contexto ideológico. Cuando nosotros hablamos del Menemismo, no hablamos de determinadas políticas públicas de un gobierno, estamos invocando una etapa, un conjunto de valores, una estética. El Kirchnerismo es también una época, no es solo un gobierno, es una época y esa época está vigente. Por supuesto, no hay nada escrito respecto a que esta época no se termine y eso depende también de las luchas políticas, pero hoy está vigente.

Una de las cosas que no se contemplaba en la mayoría de las hipótesis de los actores políticos y periodísticos hace dos años, según los cuales el kirchnerismo ingresaba en un inexorable declive, lo que hoy todos convalidan, que es la vigencia de la potencia simbólica, cultural y política del Kirchnerismo. Lo que implica la vigencia de esta época. Esta época aún no ha terminado. Se sostiene en alguna de las reflexiones compartidas, con la recuperación del espacio público, la recuperación de cierta efervescencia participativa y de la absoluta adhesión a estos valores, que no son universales pero sí mayoritarios. El Kirchnerismo también ha sido un elemento de revisión de la propia historia, una idea de la política asociada a liderazgos firmes, un cúmulo de rasgos, que van a incidir mucho y van a gravitar en el desenlace electoral de este año.

Es por esto que hoy se empieza a relativizar algo que se sostenía como si fuera un mantra. La existencia de una abrumadora mayoría de la sociedad en favor de un cambio. Hoy, las opciones electorales que simbolizan el cambio, en realidad disimulan la magnitud de dicho cambio, porque tienen un discurso según el cual, darán continuidad a un montón de políticas. Esto tiene que ver con los diagnósticos sobre el estado de ánimo y las motivaciones que existen en la sociedad.

En este sentido, una característica relevante de este contexto es que se aproximan las elecciones y a diferencia de lo que ocurrió en el `89 o en el `99, en el que la sociedad hizo un balance muy negativo del ciclo, del rumbo político y económico en curso, hoy en día esto no sucede. Hay ideas a favor y en contra del gobierno, pero el balance que realiza la sociedad, en términos generales, es un balance positivo. Por eso todo el mundo reacciona perplejo ante el crecimiento de la imagen de popularidad de la Presidenta. En realidad es un liderazgo, un vínculo muy teñido de emocionalidad, es una identificación muy fuerte el liderazgo de la presidenta. Y, por otra parte, va creciendo porque el balance de su intervención en esta historia es positivo. De manera que los aspectos negativos que siempre existen se empiezan a suavizar y los aspectos positivos a acentuar.

“EL KIRCHNERISMO SUPO OCUPAR TODO EL ESPACIO DE VALORES ASOCIADOS A UN PENSAMIENTO PROGRESISTA DE CENTRO IZQUIERDA O NACIONAL Y POPULAR, Y HA CONSTRUIDO UNA ÉPICA TRANSFORMADORA, HA SEDIMENTADO UNA MEMORIA”.

-¿Cómo analizas los altos niveles de adhesión social que tiene el FV después de 12 años en el poder? ¿Y Cómo ves que la oposición en Argentina haya tenido un corrimiento hacia la derecha?

-Me parece que el Kirchnerismo supo ocupar todo el espacio de valores asociados a un pensamiento progresista de centro izquierda o nacional y popular, y ha construido una épica transformadora, ha sedimentado una memoria. El kichnerismo se ha constituido en una identidad política, con su memoria emocional, con su mito, con su épica, con su liderazgo, con su juventud movilizada. Se hace muy difícil construir una alternativa por izquierda. Por eso no es casual que quien lidere todo el hemisferio opositor sea Mauricio Macri, porque es el contraste más pronunciado, con un partido con las características de la matriz ideológica e inclusive comunicacional como el Pro. Sería muy difícil imaginar que la discusión en la Argentina fuera el Kirchenirsmo con algún partido de centro izquierda.

Los discursos se acomodan a las oportunidades electorales, pero los sectores más progresistas, de izquierda o de centro izquierda, han tenido que desplazarse hacia posiciones más de derecha, porque la oportunidad electoral lo condiciona. Entonces, se me ocurre ahora invocar la figura de Luis Juez, que probablemente hoy ocupe un lugar en un espacio político que no se corresponda con su propia biografía política. El kirchnerismo deja ese espacio vacante, ocupa todo otro espacio y deja un vacío más corrido hacia la centro derecha. Eso ha sido hegemonizado por el PRO y por los sectores más tradicionales del radicalismo.

De cualquier manera, lo que se empieza a observar, y cada vez más se empieza a convalidar, es que hay cierta inercia continuista y que hoy la idea de un cambio produce mucha incertidumbre, porque hay muchas cosas ganadas. Respecto de lo percibido, muchas cosas que no se quieren poner en riesgo y que un cambio muy pronunciado, está hoy asociado al riesgo de perder cosas adquiridas.

-¿Qué opinión te merece el surgimiento de UNA con el acuerdo entre Sergio Massa y De la Sota?

-El Massismo apareció y se evaporó muy rápidamente, es una muy buena experiencia para reflexionar. El Massismo apostó a disolver la ley de hierro de la política argentina, que es la polarización. La política argentina está organizada sobre el punto de vista del rumbo político, sobre el proyecto político en curso. El Massismo creyó que eso se disolvía, que había espacio para una diagonal. Eso no existe. Como escribía Andrés Malamud, el Massismo creyó construir una avenida ancha en el medio y quedó encerrado en un callejón sin salida. La polarización no solo está vigente sino que se acentuó.

Por otro parte, es interesante el caso del Masissimo, de haber alterado la cadena alimenticia entre publicidad y política. La cultura política argentina es distintiva a la cultura política norteamericana, por ejemplo, inclusive a países de América Latina, donde los publicistas tienen mucho protagonismo, mucha visibilidad, hablan ellos de los candidatos, en nombre de los candidatos. Acá eso deteriora mucho las credenciales de liderazgo. Hace poco la última marca que produce el Massismo, además de la cancha de Vélez que fue la gestión de la apariencia con toda una escenografía muy manufacturada, en un reportaje donde dos consultores extranjeros hablan sobre lo que van a hacer con Massa. Ese tipo de acciones deteriora mucho la imagen de los candidatos en la Argentina. Inclusive el propio Macri se ha cuidado mucho en los últimos tiempos de la presencia de Durán Barba y que su protagonismo no lo lesione. Sin embargo, los publicistas de Sergio Massa aparecen hablando como sus guionistas. Además, ha tenido una comunicación con un registro muy noventista y muy zigzagueante desprovista de sustancia política, inclusive en el Pro, que nació como fuerza outsider posicionada como un agente exterior a la política. El Pro viene transitando un proceso de partidización porque entendió que lo que había que hacer era partir de una marca partidaria, con estructura, con cierta organicidad, con valores. Justo en el momento en que precisamente una fuerza de origen outsider,como el Pro que venía del sector privado, “no contaminado”, entiende que tiene que politizarse, que no existe competir de una manera edulcorada. El Massismo, a contramano de todo, construye un concepto y propuesta edulcorado, zigzagueante, sin definición de políticas claras y con una publicidad de otros tiempos. Con una fetichización de lo publicitario muy fuerte, lo que ha quedado es una imagen de una figura muy artificial. Donde inclusive el Frente Renovador y Sergio Massa por su publicidad, fue noticia varias veces y lo terminó perjudicando, siendo ridiculizado por el “Tajaí”, por la remera en diagonal. En fin, ha tenido que salir a dar demasiadas explicaciones sobre algo que tiene que ser siempre accesorio, que siempre tiene que ser invisible. El trabajo publicitario, el trabajo de consultoría existe, por supuesto, porque la política lo necesita, pero tiene que ser invisible. En el Massismo esa norma se invirtió.

“EL MASSISMO, A CONTRAMANO DE TODO, CONSTRUYE UN CONCEPTO Y PROPUESTA EDULCORADO, ZIGZAGUEANTE, SIN DEFINICIÓN DE POLÍTICAS CLARAS Y CON UNA PUBLICIDAD DE OTROS TIEMPOS, UNA FETICHIZACIÓN DE LO PUBLICITARIO MUY FUERTE”.

Por otro lado, para entender la evaporación del Massismo, éste construyó vínculos con dirigentes políticos que fue incorporando únicamente de manera transaccional. En la medida en la que la percepción de competitividad de Massa se fue cayendo, se produce una diáspora automática. Porque no hay otro elemento que sostenga esa incorporación al Frente Renovador. Entonces, en la medida en que los dirigentes e intendentes empezaron a ver que Sergio Massa no era un paraguas protector de sus territorios, lo abandonaron. Sin que exista ningún elemento que detenga o retrase la deserción.

El Macrismo tuvo una dosis de artificialidad muy fuerte y el Massismo, Sergio Massa sobretodo, fue víctima de su propia victoria. Cuando Massa había ganado las legislativas, con mucha contundencia, el título de Clarín al día siguiente fue “Nace una nueva etapa en la Argentina”. La mala praxis interpretativa lo condenó, porque verdaderamente se creyeron eso y la verdad es que no terminaron de entender que efectivamente una historia interesante como la que había tenido en una elección legislativa, puede ser punto de partida para construir un liderazgo ideológico con sus votantes. Ese título de Clarín, que se va a recordar durante mucho tiempo, es probablemente un título que condense todas las hipótesis que fracasaron. Podrían no haber fracasado porque nada está escrito en la política. Y lo quetodos los actores políticos jugaron, jugó el Macrismo, jugó el Kichrnerismo, jugaron los medios opositores también, y hoy finalmente, todos convalidan la vigencia y fortaleza con la que llega Cristina Fernández al final de su mandato.

El Massismo fue víctima de su propio triunfo. Probablemente si hubiera hecho una elección buena pero no tan “exitosa”, probablemente hubiera surgido un espacio político que hoy no pelearía la presidencia, pero no se estaría extinguiendo, podría haber tenido un perfil más municipal…

-¿Cuál es la intención de voto a nivel nacional del oficialismo?

-En todo caso hablando, más específicamente del espacio electoral, la intención de voto y las preferencias tienden a simplificarse dos: en el Frente Para la Victoria y en el Pro, y se van encogiendo todas las terceras, cuartas y quintas posiciones. Del lado del FPV durante mucho tiempo también existió de la esterilidad sucesoria. Lo novedoso en la política argentina es la escena de la interna, es una novedad cultural política que nos cuesta asimilar. Donde algunos discursos, como por ejemplo, el antagonismo entre Michetti y Larreta fueron leídos como si fueran disfuncional y la verdad es que fue exitoso. Las internas tienen que ser peleadas como pasa en EEUU, o no son atractivas ni convocantes. Me parece que la interna del FPV, está siendo atractiva, está siendo muy convocante.Tiene dos alternativas que recogen las variaciones y los distintos paladares que conviven en el oficialismo y me parece que ya va consolidando un piso de intención de voto muy alto que lo consolida en una cómoda primera posición. Otra es la discusión, que acá no podemos dar porque es ciencia ficción, se podría ganar en primera o en segunda vuelta, pero claramente llega a agosto el FPV como sello en un cómodo primer lugar.

“SE PODRÍA GANAR EN PRIMERA O EN SEGUNDA VUELTA, PERO CLARAMENTE, EL FPV LLEGA A AGOSTO COMO SELLO EN UN CÓMODO PRIMER LUGAR”.

En segundo lugar aparece el Pro que ha crecido mucho, se ha comido los entornos de Sergio Massa, donde convivían votos de motivaciones más opositaras que finalmente, se han mudado al Pro. Si me preguntan qué van a pasar con los votos de Massa, la pregunta sería qué pasó con los votos de Massa. Los dirigentes se van después de los votos, ya se habían empezado a ir, y con la deserción de los intendentes termina con una posición de precipitar ese fenómeno. En torno a Massa convivían motivaciones distintas, por su propia ambigüedad y los votantes de perfil más opositor se van automáticamente con Mauricio Macri y quienes tenían un perfil más continuista se encolumnaban detrás de los candidatos del FPV.

Y la interna del Pro es una interna simulada, es una interna por supuesto cuyo ganador es una alianza hecha en función de la victoria de Mauricio Macri, es asociarse a su victoria, no es desafiar su victoria con la presencia de Sanz y Elisa Carrió. Por lo que, el cómodo ganador de esa interna opositora va a ser Mauricio Macri, al que le ha servido la incorporación del Radicalismo, de la Coalición Cívica. Sobre todo para darle un poco más de consistencia a su espacio, que aparecía tal vez como un fenómeno muy porteño. Algunos valores asociados al Radicalismo le vienen bien al Pro, como los valores asociados a las instituciones, la tradición republicana.

Una alianza como ésta, siempre se puede leer desde la racionalidad de los dos que compiten. Al Pro le ha hecho bien, no tanto en términos de votos sino en construcción. Me parece que el Radicalismo tomó una decisión racional. Se ha discutido si esto está a la altura de la herencia de Yrigoyen, y me parece que el Radicalismo es un partido opositor, abiertamente, por lo tanto actúa según esa racionalidad opositora. Tienen que hacer buenas elecciones, sabe que no compite por la presidencia, pero ajusta sus estrategias electorales a la realidad. Creo que el radicalismo leyó con cierto realismo las opciones que tenía. Hay cierta lectura de algunos sectores que creen que el Radicalismo hubiera estado obligado a ser Kirchnerista.

Me parece que el radicalismo tampoco tenía tantas opciones, me parece más inteligente lo que hizo el radicalismo que el Frente Renovador, que con un exceso de ego quiso ocupar un lugar que no ocupaba y terminó afuera. El radicalismo entró, y tomó una decisión más protectora de los intereses políticos de los territorios dominados o gobernados por el radicalismo o de aquellos escenarios provinciales donde puede competir con ciertas perspectivas de victoria. Pero en cualquier caso, el escenario electoral se va simplificando, independientemente de los estadíos electorales, la propia demanda se va imponiendo sobre la oferta.

“EL VOTO KIRCHNERISTA ES UN VOTO CONTINUISTA, ESTÁ MUY ASOCIADO A CIERTOS VALORES, A CIERTAS POLÍTICAS, A CIERTA IDEA DE CONTINUIDAD, A CIERTO VÍNCULO AFECTIVO CON LA PRESIDENTA, CON ESTA MEMORIA AFECTIVA CON LA FIGURA DE NÉSTOR KIRCHNER”.

El voto Kirchnerista es un voto continuista, está muy asociado a ciertos valores, a ciertas políticas, a cierta idea de continuidad, a cierto vínculo afectivo con la Presidenta, con esta memoria afectiva con la figura de Néstor Kirchner, en fin donde todo eso interactúa. Esto también interactúa con los atributos de Daniel Scioli, pero es un lazo intenso, así como el lazo de Sergio Massa con sus votantes era muy débil, el kirchenrismo ha generado un vínculo con sus votantes intenso.

Lo que le ha permitido sobrevivir y atravesar coyunturas muy adversas, como por ej. la del último febrero, hace muy poquito hoy esta todo el mundo discutiendo si Cristina se retira con un 60 % más de imagen positiva o tratando de entender por qué a pesar de que en los últimos años la economía no haya tenido un desempeño muy exitoso, el kirchnerismo conserva tanta potencia? En febrero estaban todos creyendo que le gobierno se iba antes. Hay una especie de histeria en el análisis, que me parece que deja la elección de ser más modestos a la hora de hacer pronósticos.

Tanto en La Plata y en otros lugares, el Kirchenrismo como construcción, ha estado apoyado en el gobierno, en los valores y muy fuertemente apoyado en el liderazgo de Cristina Fernández. Como toda construcción hegemónica, ha tenido socios minoritarios enhebrados en función del poder y del gobierno y otros sectores incorporados en función de conciencias programáticas ideológicas históricas, políticas como todo gobierno.

El Kichrnerismo enfrenta hoy, en términos generales, un desafío sucesorio, independientemente de su estrategia electoral en sentido de su oferta a presidente. Debe enfrentar cómo darle continuidad en la escena política, en las distintas ciudades, gobiernos, consejos, parlamento, con presencia institucional, a esta fuerza; que se ha construido con una identidad política, que se ha transformado en el espacio político identificado con los sectores populares, con cierta esperanza de reparación de las injusticias, que ha condensado esos valores. El kirchnerismo tiene el desafío, a través de distintas estrategias electorales, de darle continuidad con candidatos que se ajusten y plenamente identificados, que tengan el compromiso de darle continuidad institucional y política. Porque fueron 12 años y el propio Kirchnerismo tiene que, inevitablemente, y por el propio paso del tiempo, renovarse y mostrar nuevas y nuevos candidatos. Esto es un desafío complejo.


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