Diego Martez: “Es necesario no mirar al costado”

Por Ramiro García Morette

“La mitad del mundo medio muerto hace tiempo pierde el tiempo en odiar en vez de amar”. Diego Martez tiene modos amables, pero no desde una cordialidad complaciente, sino desde el que ama. Y se para abiertamente del lado contrario a esa mitad que señala, y responde con una voz viva e inquieta que celebra la naturaleza como alegoría de la experiencia humana y el futuro como un lugar donde convive la raíz folklórica y florece la sonoridad múltiple. Oriundo del rock y con un camino importante como cancionista, dio con Lo Perdido (2017, Concepto Cero) un gran salto de calidad y –tal como se lo ve en la portada– de libertad. Más experimental en texturas y a la vez reivindicando su impronta como compositor, todo de la mano de un voz versátil y expresiva.

Lo Perdido representa todas esas cosas que se pierden en el camino: amigxs que ya no están más entre nosotros, familia, comprender que uno ya no es más (lamentablemente) un niñx. Por ende, entender que la inocencia está perdida.” Y va más allá: “En otros aspectos, pérdidas de personas que por negligencia (como lo fue la inundación del 2 de abril de 2013) fueron arrasadas por el agua. Todas esas cosas y seguramente más se envuelven en este disco”. Sin embargo, no es una mirada desesperanzada: “Este trabajo no quiere demostrar que todo está roto y ya. Quiere generar un revisión en nuestra mente y en nuestras acciones para poder cambiar algunas vivencias”.

Lo Perdido significó, en términos artísticos, lo ganado para Diego Martez, ya que logró el que quizá sea tu disco más logrado. El cantante confiesa: ”Me reencontré conmigo, con canciones que estaban ausentes y con mis nuevas composiciones, que, si bien no se alejan de la canción, pasean por otros caminos, recorren otra realidad, por momentos la realidad cruda que estamos viviendo y por otros, las ganas reales de cambios”. Y aclara entre risas: “Cambios en serio, no de estos que transcurren ahora”. Ese progreso mencionado “se debe en parte a todo el trabajo de producción, desde Shaman en la producción artística a Andrés Mayo en la masterización, sin olvidarme que también hay una calidad impresionante de amigxs invitadxs que participaron con sus voces: Charo Bogarín de Tonolec, Sofia Viola, María Ezquiaga (Rosal) y el mismo Shaman.” Respecto del productor, lo define como “un gran gurú y consejero. Hicimos un trabajo a dúo, charlamos mucho, escuchamos mucha música. Fue muy nutritivo, aprendí mucho con la producción de este disco”. Martez es muy afín a “cruzarse” con colegas. De hecho, alguna vez hizo un show íntegro con un invitado por tema. “Me encanta fusionar y fusionarnos entre las personas, entre otros artistas. Artistas cuyos géneros no son del todo similares. O se piensa eso. Siempre me dejó algo maravilloso.”

Diego Martez vive por y para la música, repartiendo su tiempo entre su obra y dar clases de canto. “En estos tiempos que corren, poder trabajar de lo que uno ama es hasta imposible de creer. No sé si lo veo como un éxito, pero estoy muy agradecido. Cuando decidís que hay algo que querés hacer toda tu vida y podés llevarlo a cabo, es una realización personal difícil de comparar con otras cosas. O quizá se pueda comparar con el amor… desde ese lugar también se decide.”

Sin embargo, no es ajeno al contexto: “Uno no se puede hacer el boludo con lo que pasa. Hay cosas que se están re pudriendo. Es necesario no mirar para el costado y estar ahí al frente. Creo que los movimientos sociales, los movimientos de lucha o los que están pidiendo justicia están presentes en las letras. Algunos hechos hicieron que letras mías anteriores tomaran otro sentido. Como la desaparición de Johanna Ramallo o la muerte de Santiago Maldonado. Con un pequeño granito de arena que es la música, están ahí presente, están puestas para dejar de mirarnos a nosotros mismo y ver que hay muchas personas que podrían necesitar algo”.

Para lo que resta de 2018, Martez planea algunas giras por Córdoba, Mendoza, el sur y Chile. En La Plata se presenta mañana a las 21 hs en la Sala A de la Estación Provincial (71 y 17) junto al cantautor uruguayo Franny Glass.


 

SECCIONES