Por Roberto Álvarez Mur
Cuando Ezequiel Carone arranca su turno de trabajo en las primeras horas de la mañana, nunca sabe si le tocará subirse a un colectivo con los frenos averiados, si el tráfico estará congestionado o con qué humor van a subirse los pasajeros. Si es un día apretado, las dos horas que tarda el recorrido de la línea Este se extenderán por las largas esperas en cada parada. Esas demoras pueden incluso “comerse” los quince minutos que tiene para comer, ir al baño y distraerse un rato con sus compañeros.
“Que no te agarre ningún corte en el centro, o que no se le rompa el coche a un compañero, porque tenés que llevar vos a sus pasajeros”, dijo Ezequiel a Contexto, en pleno marco de protesta por las condiciones en que deben trabajar los choferes de la línea, hoy en manos del empresario Osmar Corbelli, dueño también de las líneas 202, 214, 273, 290, 411, 418, 418, 520, Norte y Sur.
“La limpieza también es un desastre y tenemos que ocuparnos nosotros. Como chofer tenés quince minutos de espera y no querés perderlos limpiando el coche”, contó Fabián, también trabajador de la Este.
PARABRISAS ASTILLADOS O ESPEJOS GASTADOS POR EL PASO DEL TIEMPO SON FACTORES COMUNES PARA QUE A UN CHOFER SE LE DIFICULTE LA VISUAL EN PLENO MANEJO, ASÍ COMO TAMBIÉN LAS LESIONES QUE PUEDEN GENERAR AÑOS DE TRABAJAR SENTADO EN UN ASIENTO CON RESORTES ROTOS.
Parabrisas astillados o espejos gastados por el paso del tiempo son factores comunes para que a un chofer se le dificulte la visual en pleno manejo, así como también las lesiones que pueden generar años de trabajar sentado en un asiento con resortes rotos. “Las ocho horas –o dieciséis en las que se pueden convertir– que estás trabajando en un asiento roto sentado en mala postura después repercuten en el cuerpo. Después de cinco años, cuando te querés acordar, ya no servís para nada”, sostuvo Fabián respecto de las secuelas de un asiento sin elásticos o con mala amortiguación a la hora de agarrar pozos o baches en la calle.
Con una hora de ida y una hora de vuelta, el chofer debe realizar cuatro veces el recorrido en un día de trabajo. A los ojos de un inspector, terminar el trayecto quince minutos antes de lo estipulado puede significar que el chofer condujo más rápido de lo que tiene permitido, una falta que representa dos días de suspensión y 3 mil pesos menos de sueldo al final del mes.
“Por cualquier motivo que tengan, los inspectores van a culpar al chofer y descontarle plata del sueldo. Si es porque el colectivo va muy lleno y la gente se queja, pero también si va apretadísimo pero queda lugar para uno más, te van a sancionar por no haber frenado en una parada. Pero es el empresario el que tiene que aumentar la cantidad de coches para poder aliviar la cantidad de demanda”, explicó Fabián. Hoy, la línea Este cuenta con 102 coches en las calles de La Plata.
En un contexto de precarización laboral, horas extras de trabajo y coches en mal estado, los problemas toman cara visible con el humor de los pasajeros. “Sabés que no llegás a tiempo para descansar, te tenés que apurar. Capaz se sube un pasajero con ganas de pelear, o enojado porque no paraste justo donde estaba la parada. Y no saben por lo que pasamos, intentamos explicar que no es nuestra culpa y siempre es una discusión”, expresó Carone. “Yo entiendo a la gente, pero a veces la gente no nos entiende a nosotros”, sintetizó Fabián.
La semana pasada, los choferes se concentraron en el centro de la ciudad convocados por la agrupación El Bondi, creada para representar los derechos laborales de los choferes fuera de la poderosa UTA que dirige Roberto Fernández a nivel nacional, luego de que el Ministerio de Trabajo provincial se lavara las manos y se negara a intervenir en el conflicto tras desconocer la representatividad de los choferes por no pertenecer a la UTA.
LA UNIÓN ENTRE COLEGAS SE VUELVE UN FACTOR FUNDAMENTAL: “ES EL ÚNICO QUE TE PUEDE ENTENDER Y LEVANTARTE EL ÁNIMO EN LOS MOMENTOS DUROS. NOS CUIDAMOS ENTRE NOSOTROS».
En este sentido, la unión entre colegas se vuelve un factor fundamental. “Es el único que te puede entender y levantarte el ánimo en los momentos duros. Nos cuidamos entre nosotros. Poder tomarte diez minutos y distraerte de lo que es el ámbito de la calle, de la gente. Eso te hace bajar un cambio, para después volver a empezar”.
Mientras tanto, la medida de fuerza sigue en pie y la única fuerza de contención con la que cuentan son ellos mismos. Aun cuando tengan restringido bajar los brazos por las presiones y adversidades del trabajo.
“Un compañero que saca carpeta médica por estrés está automáticamente dado por despedido. Ya la palabra está prohibida. No puede ni siquiera figurar en un certificado”.