Carlos Raimundi: «Hay que volver a la política como actividad pedagógica»

En una extensa charla con Contexto, Carlos Raimundi, embajador de Argentina en la Organización de Estados Americanos (OEA), analizó la actualidad regional y global. Habló sobre la demonización de los procesos populares, el Lawfare, los golpes blandos, la llegada de Joe Biden al gobierno de Estados Unidos, el multilateralismo; el vínculo entre la pandemia y la profundización de la desigualdad, y sobre la relación entre ajuste social, las protestas y la represión.

En una extensa charla con Contexto, Carlos Raimundi, embajador de Argentina en la Organización de Estados Americanos (OEA), analizó la actualidad regional y global. Habló sobre la demonización de los procesos populares, la persecución judicial, los golpes blandos, la llegada de Joe Biden al gobierno de Estados Unidos, el multilateralismo, el vínculo entre la pandemia y la profundización de la desigualdad, y la relación entre el ajuste social, las protestas y la represión.

A continuación, el video con la charla completa y un extracto de la entrevista.

Se extiende la pandemia, se profundiza la desigualdad

«La pandemia es consecuencia de un proceso de sobreexplotación del planeta, de un tipo frenético de desarrollo y de reproducción de la ganancia que nos ha llevado a esta situación y que es lo que puede causar que podamos mitigar el momento más agudo de esta, o aun superarla, pero quedaríamos expuestos a nuevos brotes por la incerteza que tiene este modelo de desarrollo desenfrenado e irracional».

«En el fondo está la necesidad de redefinir los modelos de desarrollo».

«Durante mucho tiempo hubo un proceso de ruptura de lazos y de desvalorización del Estado, de prédica permanente sobre la inutilidad, sobre la corrupción; en definitiva, un discurso sobre la degradación de la idea del Estado, que se mantuvo durante la pandemia».

«A eso hay que agregarle las redes sociales. Las redes generan una especie de apariencia de democratización, pero al mismo tiempo, eso que por debajo parece que nos permite hacer y decir lo que queramos está sometido a un control desde la cúspide, además –y esto sí se agudizó con la pandemia–, a un nivel de concentración de la ganancia tremendo, porque cuanto más necesitamos de la digitalización para nuestras relaciones personales, para la educación, para el teletrabajo, para el comercio, para el abastecimiento de los bienes indispensables, más se fortalece un fenómeno de explotación de ese nuevo trabajador, de dependencia de los servicios digitales y, por lo tanto, de concentración de la ganancia».

«Hay dos grandes sectores que han concentrado las ganancias justamente con la pandemia –es decir, cuanto más tragedia, más concentración–. Esos dos sectores son los servidores digitales y los laboratorios, los proveedores de insumos sanitarios, de insumos médicos».

«A esto hay que sumarle que la prolongación de las restricciones, la prolongación del apartamiento de nuestros seres queridos, del abrazo, del espacio público, de la movilización, trae indefectiblemente malestar. Ni te digo en la gente que vive hacinada. Ahora, aún en la que no vive hacinada también trae malestar».

«¿A quién se le echa la culpa de esto? ¿Con quién es con el primero que se la agarra la gente? (a lo que hay que sumarle que ya veníamos con un proceso de devastación y desprestigio del Estado). Con el Estado y la política».

«Eso genera un discurso y un clima que indudablemente afecta nuestra capacidad para justificar, nuestra capacidad para argumentar, nuestra capacidad para legitimar las políticas de cuidado y los valores de solidaridad. Al contrario, ese clima lleva al individualismo extremo».

«Por eso es fundamental volver a la política. Volver al origen y a la esencia que es la política. Hay que volver a la política como actividad pedagógica, como actividad argumentativa, con nuevas herramientas que sean más dinámicas y que lleguen a los más jóvenes, que ocupen el lugar de las redes, que sean modernas, que sean innovadoras, que sean desprejuiciadas, pero que defiendan una esencia. Y la verdad es que no lo hemos podido lograr pese a la prédica de muchos liderazgos, del papa, de sectores políticos, sociales, sindicales. Y aun no lo hemos podido lograr porque la fuerza desde el otro lado ha sido muy grande».


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