Cada vez más soberanía, presencia e investigación en la Antártida

Por Leandro Gianello

Son 111 años de presencia; más de un siglo ejerciendo soberanía en las tierras más inhóspitas conocidas por el hombre. Argentina en la Antártida ha sido, durante todo este tiempo, una vigorosa política de Estado y un impulso sostenido, entre otras cuestiones, de la investigación científica, mantenida y profundizada por los gobiernos de Néstor y Cristina Kirchner.

Desde 2003, el establecimiento temporario de cientos de técnicos, profesionales y expertos, operaciones logísticas para el traslado de los mismos junto a equipos y materiales han tenido un crecimiento exponencial gracias a la importancia estratégica para el país del trabajo antártico, gestionado por Cancillería a través de diversos institutos y organismos y el Ministerio de Defensa.

Si bien la presencia militar en la zona es una constante, de un tiempo a esta parte se ha puesto el eje en el desarrollo de las actividades científicas, empíricamente comprobable con el incremento de la planta de investigadores que viajan todos los años y, fundamentalmente, a través de la duplicación de la producción científica nacional proveniente de la Antártida.

El organismo alma mater y gestor de todas las actividades civiles en el continente blanco es la Dirección Nacional del Antártico y el Instituto Antártico Argentino, entes dependientes del Ministerio de Asuntos Exteriores y Cancillería, responsables de la coordinación, junto con la Armada y la Fuerza Aérea, de las Campañas Antárticas de Verano.

Mariano Mémolli, director de la Dirección Nacional del Antártico, DNA, cuyo papel principal es realizar la programación, planeamiento, coordinación, dirección, control y difusión de la actividad antártica argentina, para lograr el cumplimiento de los objetivos, políticas y prioridades de la Política Nacional Antártica a través de las Campañas, destacó a Contexto que “desde 1904, la actividad científica es una política central para la soberanía”.

Las cifras son elocuentes; los datos brindados por el Ministerio de Defensa indican que, en diez años, la planta de científicos que participaron de la Campaña se multiplicó por tres, pasando de 117 profesionales en el período 2003-2004 a más de 320 el año pasado.

Todo esto se traduce en un aumento constante de la producción de material especializado e investigaciones para el país, posicionando la ciencia argentina en la vanguardia de otras naciones con importante presencia en la zona. De los 254 artículos científicos sobre la Antártida publicados por países de América Latina, 146 fueron producidos por Argentina, un claro ejemplo de la importancia que el Estado tiene por esta zona.

 

Soberanía y presencia

La existencia de limitaciones en cuanto a los reclamos territoriales, suspendidos temporalmente durante la vigencia del Tratado Antártico, un acuerdo de protección firmado por 52 países, en vigor desde 1961, no impide el desarrollo de actividades pacíficas que se enmarquen en la investigación. “Las claves del ejercicio de la soberanía son la ocupación temprana del territorio y la presencia civil en el continente”, señala Mémolli.

“El artículo 4 del Tratado Antártico señala que si Argentina abandona la presencia pierde derechos y puede ocupar su lugar otro país”, dice Mémolli, una cuestión especialmente sensible en una zona como la península antártica, en donde se superponen, además de los reclamos argentinos, reivindicaciones territoriales chilenas y británicas.

La soberanía, asegura Mémolli, “se sustenta con la investigación científica”, una carta de presentación de la que Argentina hace gala, ya que “todos los años se realizan trabajos de relevancia en meteorología, biología, geología y paleontología”, un aporte fundamental para la comunidad internacional.

“Argentina tiene la institución más antigua con presencia permanente en el continente”, añade el director de la DNA, un record establecido por la estación científica de la Base Orcadas, que opera sin interrupciones desde 1904, y asimismo se constituye en la población estable humana más antigua en la Antártida.

Además, este año se cumple el 50° aniversario de la primera expedición terrestre Argentina al polo sur, bautizada “Operación 90”, un hito histórico y geopolítico de afianzamiento de la soberanía.

 

Una nueva base permanente

La importancia que el Gobierno concede a la presencia nacional en la zona y a las actividades de investigación se manifiesta en el anuncio reciente del ministro de Defensa, Agustín Rossi, de la reactivación y refuncionalización de Petrel a una Base Conjunta Logística de condición permanente.

“La Base Petrel y su condición de permanente es una novedad que se cumple a instancias de un pedido nuestro”, recuerda Mémolli, un punto directo de trasferencia de personal y cargas para el Programa Antártico Argentino y otros países, que contará con un muelle y una pista de aterrizaje.

El pedido se había originado en 2008 a través de la Cancillería al Ministerio de Defensa, “ya que su infraestructura y ubicación permiten una actividad estratégica en la logística para la investigación”, en un territorio que habitan 250 argentinos en invierno, y que pasa a casi 1.800 durante el verano, concluyó Mémolli.

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La Antártida Argentina

La Antártida integra el Territorio Nacional de Tierra del Fuego, Antártida e Islas del Atlántico Sur, en donde se distribuyen actualmente trece bases, de las cuales seis son permanentes y siete temporarias, la mayoría distribuidas en la zona Península.

El Ministerio de Defensa se encarga de coordinar todas las operaciones de abastecimiento de víveres y combustible a través de un puente aéreo y con el alquiler de dos buques rusos, mientras concluye la reparación en astilleros nacionales del Rompehielos Almirante Irízar.

Agustín Rossi, ministro de Defensa, ha señalado que a través de este Gobierno se asumió el compromiso de profundizar la labor en la Antártida, en consonancia con los más de cien años de presencia nacional en el continente y gracias a la decisión política de Cristina Kirchner, “que siempre ha observado a la Antártida como un objetivo estratégico, no sólo para la Defensa, sino también por lo que significa para el desarrollo científico en general”.

Rossi resalta que el impulso de políticas públicas para fortalecer la representación en la zona se observa en cada Campaña Antártica, en un esfuerzo económico y humano que requiere coordinación y trabajo conjunto para lograr una única conducción operativa entre los diversos organismo del Estado.

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