Borrego: la mala educación

Por Ramiro García Morette

A los tres años, Manuel era inquieto. Por no decir insoportable o caprichoso, palabras que usará riéndose de sí mismo. Manuel adora las palabras. También las luces. Se fascina y juega con ellas. Es como si rebotaran en su interior y lo desbordaran de energía. Quizá por eso no duró más de un mes en la carrera de Administración, cuando a sus diecinueve llegó a La Plata. Quizá por ello le ganó la calle en su adolescencia de San Pedro, donde veía la música como algo inalcanzable. Pero la música siempre estuvo ahí. Cuando el trabajo lo llevó a lograr muchos de los mejores retratos de artistas del cuadrado y más allá. O cuando comenzó a pasar cada vez más tiempo en salas de ensayo con amigos. O desde los tres años, cuando la única manera de calmarlo era poniéndole música en los auriculares. O como desde hace un par de años, cuando se hizo cargo de lo que siempre quiso ser. O ya era. “Siempre fuiste rockero. Ahora estás arriba del escenario”, confiesa que le dijo una vieja historia de amor. De esas que, tamizadas y entremezcladas con la ficción, alimentan el imaginario de la banda que nació en torno a sus canciones y la amistad. Canción pop sofisticada y dramática, altivez suburbana y rockera, una base sólida y estado de composición permanente conforman Borrego, la banda que Manuel Cascallar siempre quiso tener. Y, lejos de calmar la fiera, la libera.

Con Lucas David Lorenzo como productor y “sexto borrego”, la banda se conforma con las elegantes guitarras de Álvaro Tomás Videla y Gonzalo Mazzutti , las certeras bases de Juan “Gino” Crelier en batería y J.J. Scorcelli en bajo . “El borrego es un maleducado», explica Cascallar. «Yo siempre le tuve mucho respeto a la música. Cuando arrancamos era como faltarle el respeto a algo que siempre viste como imposible”. Y con orgullo, aclara: “Ahora ya no, porque toco con una orquesta de rockeros”. Y evoca: “Siempre me imaginaba cantando. Después vas creciendo. Había empezado con el teclado, pero la calle me ganó en todo. Nunca di a pie en juntarme con gente que hacía música. Con mis amigos arrancamos de grandes con la música. Lo anhelábamos como algo que no se podía hacer. Perdíamos tiempo vagueando… O no, porque son vivencias”.

«Nunca di a pie en juntarme con gente que hacía música. Con mis amigos arrancamos de grandes. Lo anhelábamos como algo que no se podía hacer»

Para Cascallar, hacer música “es una manera de hablar también. Comunicarme con mis amigos de otra manera. Y también trabajar conceptos más allá de lo estrictamente musical. Armar un relato”. Ese relato va desde los flyers (donde trabaja precisamente con fotos que no sean suyas) hasta un uso lúdico y meticuloso de las palabras. “Me encantan. Me parecen súper importantes, como eje de disparo. Cada palabra es como un universo. Todas las fantasías que generan las palabras. La palabra tiene mucho peso. Resumís un montón”.

Cascallar tiene la costumbre de coescribir no solo con sus compañeros, sino con músicos de otras bandas, como Sebastián Coronel (La Teoría del Caos) o Juan Artero (Limbo Junior). “Para mí, se trata de hacerlo con los amigos. Con la gente que charlo, con los que me junto. No es que digo: me gusta cómo escribe, hagamos una canción. Si no somos amigos, no, no pasa. Pero si estás todo el día con alguien tocando la guitarra, las melodías surgen más fáciles. Se da”.

Los EP Desierto, Congoja y Cotilleo en un lapso de dos años dejaron en claro que lo del artista reconocido por su labor fotográfica “no era un capricho”. Cascallar confiesa que le cansa que piensen en ello cuando evalúan sus grabaciones. “Totalmente. ¿Por qué a los otros no les preguntan por sus trabajos, por el ministerio o la panadería?”. Y no considera que un oficio incida en el otro: “Todavía no me doy cuenta. Quizá pase de modo natural. Hay cosas a las que les saco una foto. No puedo describirlas. En la fotografía lo principal es que tiene que haber una luz que me atrape. Y para hacer una canción eso que estás describiendo te tiene que generar algo. Buscar esa luz. En la foto la estoy viendo esa luz. Y en la música la estoy encontrando”.

Este sábado 14 de julio a las 22 hs, la banda se presentará en Casa Unclan junto a Mañana Mi Coche Explotará. Además, proyecta un viaje a Tandil para el 4 de agosto y un par de fechas más en La Plata. “Es dificilísimo tener una banda. Los ensayos, juntarse. Los chicos son de Capital, la mayoría. Gino está viviendo en San Pedro y viene los fines de semana. Pero estamos re motivados con varias fechas por delante. Estamos como queremos. Es lo que queríamos: viajar con la música”. La mejor manera de no quedarse quieto.

Para escuchar Borrego:

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