Bestia Bebé: un lugar en el mundo

Por Ramiro García Morete

“Este invierno, ya se va/ mi campera, pudo aguantar/ Y sé que estoy donde tengo que estar/ Y sé que estoy donde tengo que estar/ Un incendio te va a sorprender/ La chispa no se apagó”. El arpegio casi percusivo con efecto “rotary” sobre la telecaster apoya palabras que no solo ofician de prefacio o anuncio. Resuenan casi como una declaración. Pero en la voz punzante y concreta de Tom Quintans nada de ello puede estar envuelto de solemnidad, como tampoco de todo lo contrario. Al igual que en su música, la banda elude los artificios y dice lo que quiere decir. A cambio, administra y potencia recursos para que sus canciones aparentemente sencillas no pierdan contundencia y sentidos posibles.

Así es que al ver una escena tan simple como la banda en círculo, dentro de  su propio espacio (el estudio de Pipe Quintans, productor y multiinstrumentista) y tocando de cabo a rabo y sin aditamentos su último disco, la sensación se confirma: Bestia Bebé está donde tiene que estar. Una de las bandas más representativas del rock independiente, llena de oficio y constancia, que seguramente fue vitoreada por la corte de “todo lo que está bien”, que ahora ve cómo muchxs -no todxs- se vuelcan a otros sonidos, que sin embargo mantiene su público, está ahí: tocando canciones de guitarras, bellas y honestas. Donde tiene que estar. Que ocasionalmente puede ser el “Resto del mundo”, pero que básicamente es su propio mundo más allá del resto.

A lo largo de once canciones , el grupo del sello Laptra reincide en parte de su imaginario barrial y sus melodías adhesivas que concilian melancolía con festividad, pero profundiza una búsqueda de matices no solo con la incorporación de Pipe y Tucu Caballero (ambos alternando acústicas y teclados). Sobre la muy sólida base de Chicho Guisolfi (bajo) y Polaco Ocorso (batería), las guitarras de Quintans y Boui Vilches dialogan sutilmente y dejan en claro que tocar bien no pasa por tocar mucho. Sin embargo, el cantante deja entrever algunas pinceladas en canciones como “El fin del mundo” o “Eucalipto”, que se suma a las baladas midtempo como “¿Qué clase de ciudad es esta?”. Y es que sin perder espontaneidad, hay cierta madurez que sobrevuela el disco/show. “Yo llevo el descontrol siempre adónde voy/ no puedo elegir… pido perdón”, canta Tom en “El descontrol”, y da la sensación de que algo ha cambiado desde aquellas noches de vagos, patrullas y terror.

Pero para bien, sin dudas. Como el gran Balboa, Bestia Bebé da la sensación a aquellos distraídos de que reincide en el guion. Pero en verdad, es como un personaje que crece y que aprende a golpear con mayor certeza sin perder, precisamente, la chispa. Y que le importa poco la tendencia del resto del mundo. O como rematan en el cierre con “Me olvidé de tu cumpleaños”: “No te hagas problema, que yo a todo el mundo no le puedo caer tan bien”.

Grabado y mezclado por Felipe Quintans en Octubre 2020. Editado por Juan Pablo Menchón. Cámaras: Gastón Olmos, Miranda Correa Perkins y Juan Pablo Menchón.

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