El gobierno de Estados Unidos anunció esta semana —de manera unilateral y sin comunicación simultánea de la Argentina— que ambos países alcanzaron un “Marco para un Acuerdo de Comercio e Inversión Recíprocos”, un entendimiento que aún no está firmado ni cerrado técnicamente, pero que ya generó una fuerte reacción en el escenario político local.
El comunicado de la Casa Blanca detalló los ejes principales del preacuerdo: apertura arancelaria, desmantelamiento de barreras no arancelarias, aceptación de normas estadounidenses sin requisitos adicionales, flexibilización regulatoria y nuevos compromisos en propiedad intelectual, agroalimentos, comercio digital y minerales críticos.
Según la descripción oficial estadounidense, el acuerdo otorgará a empresas de ese país un acceso ampliado al mercado argentino en sectores industriales y tecnológicos de alto valor agregado —como medicamentos, químicos, maquinaria, dispositivos médicos, autos y productos agroindustriales—, mientras que los beneficios para la Argentina se concentran en productos primarios o insumos que no afectan la estructura manufacturera norteamericana.
La asimetría quedó expuesta también en los aspectos regulatorios: la Argentina aceptará que bienes estadounidenses ingresen bajo estándares de Estados Unidos o internacionales sin controles adicionales, una concesión poco habitual incluso en tratados multilaterales.
Las primeras reacciones provinieron del ex canciller y diputado electo Jorge Taiana, quien cuestionó tanto el contenido del entendimiento como la forma en que se comunicó. “Me sorprendió la manera: lo anunció solo Estados Unidos. Estos acuerdos se presentan simultáneamente, con declaraciones coordinadas. Esta vez no”, dijo en diálogo con El Destape 1070. Para Taiana, el episodio confirma un giro brusco en la política exterior argentina. “Ahora no nos interesa negociar con mercados emergentes ni con nuestros aliados: solo nos sometemos a Estados Unidos”.
En tanto, el expresidente del Banco Central, Alejandro Vanoli, también advirtió por la falta de
información oficial por parte de Argentina. “Los acuerdos internacionales tienen que conocerse. Una cuestión central de la transparencia es que los actos de gobierno se sepan. El país tiene que saber de qué se trata”, dijo Vanoli.
El exfuncionario cuestionó la opacidad de la gestión de Javier Milei para avanzar en sus negociaciones políticas y económicas. “Los actos tienen que ser transparentes. Hay que saber el plazo, la tasa de interés y sobre todo las condicionalidades”, sostuvo en diálogo con Ahora Dicen, programa de FutuRock. “Es un acuerdo marco. Como tal, tiene que ser aprobado por el presidente de EEUU, por el Congreso de ellos y por el nuestro. Por lo tanto habrá que ver qué queda de todo esto”, remarcó el ex funcionario.
Taiana también calificó el preacuerdo como “un disparate colosal”, al señalar que habilita el ingreso de productos estadounidenses sin certificación local, incluidos sectores sensibles como el farmacéutico, el agropecuario y el industrial. Señaló que permitir la entrada de bienes “made in USA” sin los mismos controles exigidos a los productores nacionales implica un escenario profundamente desigual. “Esto es todo para ellos, nada para nosotros”, sintetizó.
También advirtió que el entendimiento podría golpear de lleno a las economías regionales, especialmente ante la posible competencia con la soja estadounidense, producida con altos niveles de subsidios. En el plano político-diplomático, Taiana remarcó que la Argentina llega debilitada a la negociación. “Estamos en una situación catastrófica, con una deuda escandalosa. ¿Qué capacidad de negociación tenemos? Ninguna”, sostuvo. Y comparó la situación con el Pacto Roca-Runciman: “Nos estamos atando con cadenas a un imperio”.
Por su parte, el ministro de Producción de la provincia, Augusto Costa, afirmó que el acuerdo golpea “de lleno” a la producción de este distrito clave en el entramado industrial nacional, responsable del 50% del PBI. “Se suma a la política de ajuste y destrucción de empleo que venimos viendo. Es muy preocupante”, afirmó en declaraciones radiales. Para el funcionario, la apertura indiscriminada y la flexibilización regulatoria “va a comprometer la industria, el desarrollo tecnológico y la posibilidad de agregar valor”.
Costa interpretó el entendimiento como parte de una estrategia “ruinosa, de subordinación y entrega de soberanía”. Sostuvo que el alineamiento con Washington amplifica la vulnerabilidad de los sectores manufactureros frente a uno de los complejos industriales más avanzados del mundo. “Este acuerdo pega de lleno en la Provincia y profundiza el deterioro del aparato productivo”, señaló.
El acuerdo llega meses después del salvataje financiero que Estados Unidos otorgó antes de las elecciones y que el ministro Luis Caputo presentó como un swap “sin condiciones”. Ese auxilio, que permitió sostener el clima económico previo a los comicios, ahora aparece como el trasfondo de un acuerdo que funciona como el pago político y comercial de aquella asistencia. Para la administración Trump, el preacuerdo es la confirmación del alineamiento estratégico del gobierno argentino; para Javier Milei, en cambio, es la prueba de que empieza un supuesto “nuevo siglo de oro”.









