Search
Close this search box.
Search
Close this search box.

Posible final del país que existió durante dos siglos

EEUU tomó el control de la política cambiaria argentina y de toda la política económica. La deuda externa era de 8.000 millones de dólares el empezar la dictadura y hoy es de 300.000 millones. El empréstito Baring del siglo XIX demoró ocho décadas en ser cancelado. Pacto clandestino entre Trump y Milei.

Por Miguel Croceri

“El regreso de Donald Trump a la presidencia de Estados Unidos (EEUU) es el factor determinante y a la vez un indicador clave de que se está produciendo, a escala mundial, una transformación económica y geopolítica de dimensiones desconocidas.

“Y el servilismo del régimen encabezado por Javier Milei -ultrajante y humillante para nuestra Patria- frente a los intereses estadounidenses y del imperio trasnacional capitalista en su conjunto, generan un profundo enigma histórico respecto de hacia dónde marcha nuestro país bajo el dominio de ambos jerarcas de ultraderecha. (…)

«Con EEUU bajo el mando de Trump, la humanidad afronta una etapa de daños y riesgos aterradores. Y Argentina, con Milei en el gobierno, no solo carece de las defensas mínimas para intentar salvaguardar los derechos e intereses de su población, sino que es cómplice de los peligros que acechan al mundo y a la propia comunidad que habita -habitamos- el suelo patrio».

(Los párrafos anteriores fueron tomados de un artículo titulado «Adónde va Argentina bajo el dominio de Trump y Milei», que publicó VCF en febrero pasado, dos semanas después de que el trumpismo volviera al poder. Nota del 09/02/25).

Acerca de los mencionados «peligros» para la humanidad en su conjunto y nuestra Nación dentro de ella, prácticamente no hay mención alguna en las informaciones y análisis que circulan en los medios, plataformas digitales y redes que configuran y a la vez expresan a la opinión pública nacional.

Ante la frívola falta de conciencia al respecto, por responsabilidad de las dirigencias políticas y corporativas y asimismo del sistema comunicacional -tanto de las cadenas mediáticas dominantes como de los medios alternativos o contra-hegemónicos-, quizás sea útil recordar que EEUU ha desplegado una flota de guerra en aguas del mar Caribe cerca de las costas de Venezuela, que ha bombardeado lanchas y asesinado de ese modo a más de 20 personas que iban a bordo, y que con el pretexto de «combatir al narcotráfico» amenaza con redoblar la agresión sobre el propio territorio de la nación suramericana.

El gobierno venezolano del presidente Nicolás Maduro evalúa que su país puede sufrir «un ataque armado» estadounidense «en un muy corto plazo», y por ello solicitó una reunión «urgente» del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas. También advirtió que «de más está decir que esta agresión que se avecina tendría grandes repercusiones sobre la paz, la estabilidad y la seguridad de toda la región latinoamericana y caribeña».

(Este viernes, 10/10, el referido Consejo realizó una primera reunión por el tema. La cadena informativa estadounidense CNN consideró «poco probable» la eficacia que esa instancia de negociación pueda tener para evitar una escalada bélica. Nota del 10/10/25).

Quizás, un retroceso jamás vivido

El accionar coordinado conjunto de los regímenes extremistas encabezados por Trump y Milei, tanto en el plano económico como en el geopolítico, militar, diplomático y propagandístico, son señales y evidencias de un completo sometimiento de nuestra Nación bajo el dominio de los intereses de Estados Unidos.

Probablemente, si no existiera una respuesta política y social contundente -por ejemplo mediante el pronunciamiento electoral del domingo 26, a finales de este mes, entre muchas otras formas de acción cívica colectiva-, se podría estar produciendo una transformación histórica jamás vivida por la sociedad nacional desde el proceso de la independencia en los inicios del siglo XIX, que tuvo un primer hito fundante el 25 de mayo de 1810 y otro el 9 de julio de 2016.

Quizás -aunque esta es solo una conjetura, la cual trata de interpretar los hechos dramáticos que ocurren en estos días-, Argentina se aproxime al final del país que existió durante más de dos siglos. (Durante 215 años, si se toma como punto de partida la Revolución de Mayo).

El jueves reciente (09/10) se hicieron públicas las últimas maniobras -las últimas hasta ahora- del salvataje financiero estadounidense para evitar el derrumbe económico y político del gobierno extremista que azota a nuestro país.

Como se ha informado ampliamente, los anuncios fueron realizados por el secretario del Tesoro de la administración trumpista (equivalente a un ministro de economía), Scott Bessent. Ni siquiera lo dio a conocer un funcionario argentino, e incluso el mensaje inicial -a través de la red social X- estaba escrito en inglés.

«Apoyamos el régimen de tipo de cambio flotante en Argentina», comunicó Basset. Especificó que «hoy el Tesoro (estadounidense) utilizó su cuenta en (el banco) Santander para comprar pesos. También confirmamos la existencia de una línea de swap de 20.000 millones de dólares para respaldar la estabilidad» monetaria argentina. (Reporte de la periodista Luciana Glezer en La Política Online, nota del 09/10/25).

La operación de «compra de pesos», expresada de forma inversa, implica que Estados Unidos vendió dólares en el mercado cambiario para que esa divisa no siguiera aumentando su valor en relación con la moneda argentina.

(Acerca de la significación técnico-financiera de un «swap», definido genéricamente como un «intercambio de monedas», puede leerse por ejemplo un artículo explicativo de Infobae. Nota del 09/09/25).

De 8.000 millones, a más de 300.000

A través de las medidas anunciadas por Bessent, Estados Unidos tomó el control de la política cambiaria de nuestro país, es decir de los dispositivos de poder mediante los cuales se fija el tipo de cambio -el precio- de la moneda argentina frente al resto de las monedas del mundo, en particular de la más importante como referencia internacional, o sea el dólar estadounidense.

En consecuencia, la hiper-potencia imperial de Occidente tomó el control directo de la política económica nacional.

Desde hace cinco décadas, el mecanismo determinante de la estructura económico-social argentina ha sido la deuda externa. Todo comenzó a partir del 24 de marzo de 1976, cuando las fuerzas armadas y el resto del bloque de poder oligárquico perpetraron el golpe de Estados que dio inicio a la dictadura genocida.

En el momento del asalto militar-cívico contra el sistema constitucional de gobierno, el endeudamiento con distintos tipos de acreedores extranjeros era menor a los 8.000 (ocho mil) millones de dólares. En siete años y medio ese pasivo se multiplicó por cinco veces y media, y así trepó hasta los 45.000 (cuarenta y cinco mil) millones de dólares en 1983, al finalizar el régimen dictatorial.

Hoy la descomunal deuda con el exterior supera los 300.000 millones de dólares (trescientos mil millones). El monto es abultado en particular por el endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional (FMI), perpetrado primero durante el régimen de derecha que presidió Mauricio Macri (2015-2019) y agravado este año bajo el régimen mileísta de ultraderecha. La cifra fue informada oficialmente días atrás por el Instituto Nacional de Estadísticas y Censos (Indec) y fue calculada al cerrar el segundo trimestre del corriente 2025. (Artículo del portal especializado en temas económicos I-Profesional, nota del 29/09/25).

El país le debía al Fondo cero dólar (U$D 00,00) cuando terminó la etapa de gobiernos kirchneristas hace casi diez años, en diciembre de 2015. Pero Macri volvió a endeudar al país con esa institución por 45.000 millones de dólares -monto prácticamente idéntico a todo el pasivo que dejó la dictadura-, y este año Milei empeoró todavía más las finanzas nacionales al recibir otros 14.000 (catorce mil) millones, de un total de 20.000 (veinte mil) pactados con el FMI por decisión del gobierno de Trump.

“La deuda externa es una de las cargas más pesadas de la economía argentina y uno de los límites más fuertes a su desarrollo autónomo. Es, también, un modo de sujeción al capitalismo financiero global”. Estos conceptos forman parte de una síntesis del libro “Historia de la deuda externa argentina. De Martínez de Hoz a Macri”, escrito por la doctora en Economía Noemí Brenta y cuya primera edición es de 2019.

(El libro de Brenta fue publicado por la editorial Capital Intelectual. Se puede acceder al resumen del texto, con referencias a la autora y la posibilidad de adquisición de la obra, ingresando en la biblioteca digital de Le Monde Diplomatique).

Ochenta años de deuda con un banco inglés

Nuestro pueblo ha sido sometido al endeudamiento extranjero como forma de dominación por parte de potencias foráneas desde las primeras décadas posteriores a su declaración como territorio independiente, aún cuando todavía no era el Estado-Nación que luego se denominaría «República Argentina».

El primer caso destacado por la historiografía comenzó en 1824, mediante un empréstito con el Banco Baring Brothers de Londres. El principal responsable político fue Bernardino Rivadavia, quien entonces era ministro de Gobierno de la provincia de Buenos Aires. Pasado algo más de un año y medio, ya en 1826 y como parte del proceso histórico de conformación jurídica de la Nación, Rivadavia fue designado como «presidente de las Provincias Unidas».

Durante las distintas gobernaciones bonaerenses del siglo XIX, tanto el capital como los intereses fueron alternativamente pagados o suspendidos. A fines de la centuria, ya conformado el Estado Nacional como tal, este asumió parte de la deuda de las provincias con el exterior. El empréstito Baring fue cancelado finalmente en 1904, ochenta años después de haber sido contraído.

(El Banco Provincia de Buenos Aires, en la sección de Noticias de su página web oficial, publicó una reseña del tema hace un año, cuando se cumplía el centenario de la firma del préstamo del banco inglés. El texto se titula «Breve historia de la primera deuda externa» e incluye un video ilustrativo de 7 minutos realizado por el historiador Felipe Pigna. Publicación del 01/07/2024).

Pacto clandestino

Si la deuda tomada en 1824 demoró ocho décadas en ser cancelada, nadie sabe si algún día nuestro país se librará del impagable pasivo actual de 300.000 millones de dólares. Lo único que se sabe, es que lo pagará el conjunto de las argentinas y argentinos durante una cantidad indeterminable de generaciones.

Al mismo tiempo, las contra-prestaciones que Estados Unidos exigirá a Argentina por haber rescatado del abismo político al gobierno servil con sede en Buenos Aires, permanecen en secreto. El pacto trumpista-mileísta se realizó en la clandestinidad y no hay conocimiento público acerca de sus implicancias.

Bessent declaró que Milei «se comprometió a sacar a China de Argentina». Horas después, el jefe de gabinete argentino, Guillermo Francos, trató de restarle importancia a esas expresiones pero sin desmentirlas. (Crónica del diario cooperativo Tiempo Argentino, nota del 10/10/25).

Milei volvió a la andanada de mentiras y estafas discursivas, como forma de intentar un batacazo en las elecciones legislativas del domingo 26 de este mes, o al menos una derrota lo más digna posible.

El viernes (10/10) ratificó sus planes para modificar la legislación referida a las relaciones entre empleadores y trabajadores («reforma laboral») y también el sistema de impuestos («reforma tributaria»). Prometió que «se van a beneficiar más de medio millón de pymes, empresas grandes, y fundamentalmente los trabajadores». Dijo que se crearán «cientos de miles de puestos de trabajo en blanco en el sector privado». (Información del portal «Letra P», nota del 10/10/25).

Esta semana habrá más novedades de la puesta en escena entre el jerarca de extrema derecha que gobierna el país más poderoso de la Tierra, y su súbdito que ejerce el Poder Ejecutivo en la nación más austral del mundo: Trump recibirá oficialmente en Washington a Milei, quien vuelve a viajar a Estados Unidos.

Todo lo que sucede en estas jornadas vertiginosas para el presente y el futuro de nuestro país, tiene además la característica de lo provisorio. Eventualmente podría agravarse, o bien estabilizarse o tal vez empezar a revertirse, según como sean los resultados electorales dentro de pocos días.

La votación de este 26 de octubre indicará si Argentina sigue desbarrancando hacia el final del país que existió durante más de dos siglos, y en su lugar se convierte en una neo-colonia estadounidense. O si, por el contrario, existen mayorías ciudadanas que logran rearmarse como pueblo soberano, con capacidad y voluntad de lucha para reconstruir una Nación que decida su propio destino.

Cinta abierta | Chabona

Por R.G.M. “Todos me quieren dar la receta pero mi inconsciente no lo permitirá”,  repite “El rockito” entre cascadas de piano y sutiles punteos pentatónicos

Leer más »