“Soy un hombre de lo más común/ no sabe qué hacer con la libertad/ necesito cosas nuevas/pero no las quiero ya”. La libertad de (súper) mercado sabe ser no solo engañosa sino abrumadora y compleja. Dios ya lo sabía cuándo inventó el libre albedrío… ¿o fuimos nosotros quien lo inventamos y le entregamos el centro gris del abismo? Demasiadas preguntas, demasiadas ofertas. Lo cierto es que muchas veces el mall y sus ampulosas góndolas nos expulsan más de lo que atraen.
Entonces uno elige el pequeño y cálido almacén del barrio, donde el tipo que atiende te mira a los ojos. Y si no sabes qué lo que estás buscando, lo deduce con sabia precisión. Así advertimos que en sus estanterías se ofrece ni más ni menos que lo que necesitamos. Y que llegado el caso, hay una mágica puerta trasera donde siempre se encuentra algo más.
Con disculpas de hacer literal la metáfora, el buen Lucas Finocchi oficia de esa manera: franca, amena y precisa. No es que no tenga un depósito lleno de secretos, trucos y respuestas. Pero prefiere recibirnos con preguntas, casi socráticamente. La mayor parte se formulan en plural, salteando el mostrador del ensimismamiento. Sus dudas son de todos y están a la vista. No desconoce el ideal de las formas platónicas, pero escoge el aristotélico accionar de la virtud. Que no debemos confundir con virtuosismo, sino todo lo contrario: el justo medio, entre la sensibilidad y la reflexión, entre la técnica y la expresión.
A diferencia de este torpe comentario, sus canciones son profundas sin ser pretenciosas. Y no solo desde lo lírico sino desde lo musical, donde el aura spinettiano actúa en favor de la canción heredada de nombres como Tweedy o Lebón. Abundan baladas mid tempo, con tintes jazzeros y delicadamente funkys, guitarras con chorus y deliciosos arpegios o escalas, algunas programaciones y un audio impecable, todo custodiado bajo la notable producción de Juan Lucesole. Y envuelto en el hermoso arte de Manuela Franganillo Ure.
No casualmente el disco abre en torno a uno de los tópicos más antiguos de la existencia y que para los citados helénicos es el sentido de la vida misma: “Ser feliz”. “La resignación es una parte del cuento/ la iluminación es solamente un momento”, frase con su voz grave, profunda. Y a lo largo de su narrativa, si la resignación logra ser atravesada por pequeños raptos de iluminación deviene en aceptación. El mundo es así, hermoso y fatal, vale la pena y a la vez no hay que tomarlo tan serio. O tomarnos tan en serio.
Sin embargo advierte: “Nunca te burles de un corazón”. Y esa es, en definitiva, la especialidad de la casa: el corazón, sobre todo. Porque podríamos continuar con las analogía filosóficas y concluir que su obra solista es un ejemplo cabal de epicureísmo, persiguiendo los pequeños placeres y tratando de reducir los grandes dolores. Pero cuando de un geminiano se trata, su pensamiento cambia como el río de Heráclito y no es más que la armadura para controlar un fuego incesante. De eso entiende algo Finocchi y nos ofrece su corazón ni crudo ni arrebatado: a punto, como para hacer de la existencia un barrio más ameno, más a mano. El universo siempre estuvo ahí.
PLAY >
“El almacén existencial es un disco de canciones que compuse en su mayoría en los últimos años. Salvo alguna que tiene más de 20, es un registro de esta última época, en la que me volví mayor, padre, y canoso”.
REC º
“Lo grabe en Villa Elisa, en estudio Luce con la producción de Juan Lucesole, que también lo arregló, mezcló y masterizó. Lo hicimos ahí mano a mano. Venía con ganas de hacerlo y si esperaba poder juntar a la banda, no lo hacía más. Así que avanzamos con Juan mano a mano y fue una experiencia nueva, alucinante. Si están buscando un productor, se los recomiendo”.
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“Creo que si bien grabé otras cosas en el medio, este es el sucesor de La Velocidad (2017), el primer disco que hice con mi nombre. En términos de obra lo siento como un tomo 2. La diferencia está en que ya sin banda de por medio, fui un tirano completo a la hora de decidir y capaz este expresa más fuerte mi punto de vista”.
FWRD>>
“El disco lo voy a presentar el año que viene, cuando podamos armar la banda (Vito Amoresano, Gabo Ricci, Lisandro Castillo y Juan Lucesole) . Ahora me gustaría que corra un poco, y ojalá guste. Lo que viene es uno nuevo de Mostruo, que hay que hacerlo porque si no ¿qué haremos, tía?”
PAUSE||
“¿Un momento del día o situación ideal para escuchar este disco? Para mí, a la mañana o a la madrugada. No se bien por qué, pero sé que no es bolichero”
LADO B
“Hice una pre escucha repartiendo cds vírgenes. Hace poco recuperé el vínculo con los cds y me pareció haber recuperado una parte muy valiosa de la vida: escuchar un disco completo, en alta calidad. Así que propuse que en lugar de un bar o esas cosas que hacen ahora para pre escuchar, al que quería le grabé un cd, y para mi sorpresa me pidieron un montón, y nos vimos las caras y nos dimos abrazos. Linda cosa”.
(Fotografía: Ariel Valeri)
