La ceremonia de entrega de los premios Martín Fierro a la radiofonía argentina volvió a dejar en evidencia una grieta que no es nueva pero que se agudiza: la que separa a un periodismo crítico y comprometido de aquel que, con pulcritud escénica, opta por la complacencia o el silencio.
Gustavo Sylvestre, distinguido como mejor labor periodística masculina por Mañana Sylvestre en Radio 10, se encargó de refrescar la memoria y de marcar la línea editorial del presente: “Pasamos momentos muy difíciles cuando la derecha de Mauricio Macri intentó cerrar Radio 10 y C5N, pero aquí estamos, resistiendo con profesionalismo”. Pero no se detuvo ahí. En un contexto donde el presidente Javier Milei arremete a diario contra la prensa, Sylvestre advirtió: “Hoy hay un Gobierno que dice que no se odia lo suficiente a los periodistas. Hay que defendernos y defender la profesión. Como dijo Sarmiento: las ideas no se matan”.
En una línea similar, el equipo de Pasaron cosas, con Alejandro Bercovich al frente, que se llevó el premio al mejor programa periodístico vespertino en FM, no dejó pasar la oportunidad para señalar las condiciones cada vez más precarizadas del ejercicio profesional. “Saludamos desde acá a nuestros compañeros periodistas que están bajo la línea de pobreza. Este premio es para ellos”, dijo Bercovich, reforzando una idea que atraviesa las redacciones y los estudios de radio: ejercer el periodismo, hoy, no sólo es difícil, también es riesgoso.
En la vereda opuesta, Ignacio “Nacho” Ortelli, premiado como mejor columnista político, hizo equilibrio con un discurso que emparejó al kirchnerismo con el actual gobierno: “Hoy atacan y persiguen al periodismo tal como hacía Cristina Kirchner. Nos difaman e insultan por opinar distinto”. La frase fue bien recibida por algunos sectores del salón, pero contrastó con el silencio frente a las embestidas actuales contra medios comunitarios, despidos en Télam y periodistas escrachados en redes oficiales.
El caso de Jonathan Viale, ganador como mejor conductor de programa periodístico matutino en AM por Pan y Circo en Radio Rivadavia, se inscribe en una zona más incómoda: premiado por una labor que defiende abiertamente las políticas de Milei, el periodista optó por una celebración sin estridencias ni menciones políticas. En ese contexto, su silencio pareció, en sí mismo, una toma de posición.
Cristina Pérez, también premiada, agradeció a sus compañeros de Cristina sin vueltas en Radio Rivadavia y celebró la pluralidad de voces. Sin embargo, viniendo de una comunicadora abiertamente alineada con el oficialismo, su llamado a “respetar la libertad de expresión” sonó más a protocolo que a denuncia, sobre todo en una noche donde varios se animaron a hablar de frente.
La ceremonia, una vez más, mostró que no todos los micrófonos son iguales ni todas las voces, equivalentes. Mientras algunos sostienen el oficio con conciencia crítica, otros eligen la comodidad del decorado. A la hora de apagar las luces, el aire –como tantas veces– lo dice todo