El regreso de Mario Pergolini a la televisión con “Otro día perdido” no logró el impacto esperado. Tras más de una década alejado de la pantalla, el ex CQC apostó a un late night show ambicioso, con monólogos, entrevistas, música en vivo, IA y co-conducción de Rada y Laila Roth. Pero el resultado —al menos hasta ahora— está lejos de lo prometido.
El programa debutó el 14 de julio en El Trece con Guillermo Francella como primer invitado y un aceptable rating de 5.7 puntos. Sin embargo, los números cayeron rápidamente: la segunda semana tocó un piso de 3.9 con Florencia Peña, y a pesar de visitas como Feinmann, Palito Ortega o Zoe Gotusso, no volvió a superar los cinco puntos. Mientras tanto, La Voz Argentina de Telefe lo triplica en audiencia.
Más allá del despliegue escenográfico y los recursos tecnológicos, las críticas apuntan a la falta de identidad del ciclo. Para algunos, el tono no se define: ni ácido ni liviano, ni nostálgico ni disruptivo. Los invitados tampoco logran generar climas memorables. En palabras del propio Rodrigo Lussich, se trata de “un show burgués, aburrido y sin riesgo”.
Pergolini no esquivó los cuestionamientos. En una entrevista reciente ironizó: “Cuando revoleás piedras, se vuelven adoquines”. Pero los adoquines, parece, están pesando más de lo previsto.
El desafío sigue abierto: ¿puede el histórico agitador de la TV reconectar con una audiencia que cambió más rápido que la grilla?