Por Joel Josué Noriega, Tomás Bravo, Juan Sebastián Gentilini, Carla Mellado, Tomás Merani, Sandra Tenuto y José Boccardo *
Proscripciones, alianzas y redes: la democracia ante nuevos dilemas
En el marco del actual escenario electoral, la Justicia intervino en el tablero político y no como garante neutral. Durante la realización de esta encuesta —que registró el descontento con los partidos políticos y el desinterés por la política—, la Corte Suprema confirmó la condena a Cristina Kirchner y prohibió su candidatura. El impacto fue inmediato en el escenario electoral.
“La interferencia judicial en el juego democrático altera las reglas”, sostuvo el politólogo Julio Sarmiento. En ese sentido, señaló que ocurrió un doble desplazamiento. En primer lugar, del principio por el cual todos los ciudadanos son libres de elegir y ser elegidos, y en segundo término, de la división de poderes.
La imposibilidad de presentarse dejó un vacío en el electorado de la expresidenta, y en consecuencia debilitó la oferta política del peronismo. Sin embargo, las bases movilizadas demostraron capacidad de resistencia, y mostraron que la construcción política desde abajo sigue siendo importante.
En paralelo, el escenario se tornó más polarizado: el acuerdo entre La Libertad Avanza y el PRO consolidó un bloque de derecha, pero también amplificó el rechazo en sectores no alineados. El mapa político se volvió más rígido, más reactivo.
Las redes sociales, por su parte, ganaron centralidad como nuevo espacio de disputa simbólica. Reemplazaron la calle como foro público. De esta forma, ganaron terreno los discursos antipolíticos y las formas de expresión individualista. “Hoy el debate ideológico ya no está en las aulas. Está en las redes. Y ahí dominan los discursos de derecha radical”, apuntó Sarmiento.
En ese contexto, las emociones políticas no están apagadas, están en tensión. El 33,3% de los encuestados expresó esperanza al pensar en política; mientras que el el 21,8%, bronca. Esa dualidad emocional refleja el estado actual de la ciudadanía: entre el deseo de transformación y el desencanto con las herramientas disponibles.
Solo sé que no hago nada
¿Qué se puede hacer frente a una ciudadanía que ya no se siente representada? Para los especialistas consultados, el desafío es doble: reconstruir el vínculo emocional con la política y reformular las formas de participación. No basta con pedir el voto: hay que recuperar la capacidad de representar, emocionar y transformar.
Los partidos políticos deben adaptarse a una realidad que ya no responde a sus esquemas tradicionales. El peronismo, por ejemplo, apela todavía a una clase trabajadora formal que hoy representa solo al 25% de la sociedad. La mayoría, en cambio, transita entre la informalidad, el cuentapropismo y la precarización, fuera del radar discursivo de los grandes espacios.
Interpelar hoy implica imaginar nuevas formas de liderazgo, nuevas propuestas programáticas y, sobre todo, nuevos modos de participación. La política no puede seguir hablando en nombre de quienes ya no la escuchan.
El votante bonaerense: realista, descreído, pero sensible
El votante de esta provincia no es ingenuo, ni pasivo. Está golpeado por la inflación, la inseguridad y las promesas incumplidas. Pero también conserva cierto pragmatismo. No busca discursos sofisticados: espera gestos concretos. No necesita épica: quiere previsibilidad.
Y aunque no lo diga con palabras, su decisión —votar o no votar— es una declaración política. Mientras algunos partidos pelean por encabezar una lista, otros por fusionarse o diferenciarse, hay algo que crece en silencio: la sensación de que la política gira sobre sí misma y se aleja de la gente.
El ausentismo no es silencio. Es una respuesta. No con palabras, sino con ausencia. Y cuando eso ocurre, no es la ciudadanía la que está fallando. Son los dirigentes que no están escuchando.
Si los medios siguen diciendo que la gente “ya no cree en nada”, será porque no se tomaron el trabajo de escucharla bien. Esta encuesta, hecha sin millones, pero con presencia en la calle, dice mucho más que varios discursos televisivos.
Tal vez el votante bonaerense no haya perdido la fe. Solo está esperando algo que lo vuelva a convocar con la misma intensidad con la que una vez creyó.
Y eso, en tiempos donde todo parece fragmentado, es más que un dato. Es un aviso.
* Estudiantes de la comisión 1 de Periodismo de Investigación (Cátedra 1). Facultad de Periodismo y Comunicación Social (UNLP)