«Esta ley tiene que permear a la Universidad completa»

Por Florencia Abelleira

Daniel Scatturice, Decano de la Facultad de Ciencias Agrarias y Forestales de la UNLP, es uno de los impulsores de la Ley de Reparación Histórica de la Agricultura Familiar y desde el rol que cumple en la Universidad, está impulsando a cada facultad a que haga propia la discusión en torno a las problemáticas de los agricultores familiares. «Es indiscutible que el Estado tiene que estar presente, muy cercano a las organizaciones de los agricultores familiares para hacer viable esto».

-¿Qué cambios esperan en el sector luego de la sanción de la Ley de Agricultura Familiar?

-En principio lo que hay que destacar de la ley es que visibiliza una situación del agro argentino que es bastante oculta. Yo en eso festejo la sanción de esta ley, que es una ley inédita, y que el título, que nombra la reparación histórica, creo que es muy adecuado en relación con lo que pretende.

Es una ley que atenderá necesidades de sectores agrarios de los que muchas veces el Estado ha estado muy alejado, incluso ha servido a complicar la situación de sus productores. Sin embargo, esto que es en el marco de las políticas nacionales emprendidas desde el 2003, en definitiva hace de las políticas públicas algo que tiene que ver con este conjunto de sectores que históricamente estuvieron desfavorecidos. Lo que hay que comprender es la condición del agricultor familiar ampliamente, que implica condiciones de escasez de recursos. Básicamente recurso tierra y otros recursos naturales. También algunos niveles de capitalización bajo, fundamentalmente mano de obra familiar. O sea, que es el esfuerzo de la familia puesto en escasez de recursos de lo que estamos hablando.

Muchas veces hay una visión de la agricultura familiar vinculada a la pobreza y de eso no se trata, sino que es la dignidad del trabajo de las familias que desde otro lado se ve como pobreza y sin embargo, es producción, es producción nacional, producción hecha con los recursos como se debe.

Es indiscutible que el Estado tiene que estar presente, muy cercano a las organizaciones de los agricultores familiares para hacer viable esto. El mercado tiende a tensar la situación, es decir, el mercado no soluciona el problema de los agricultores familiares y normalmente lo resuelve para su exclusión.

-La Ley también reconoce en particular a los pueblos originarios como parte del sector de la agricultura familiar…

-Los pueblos originarios tienen otras problemáticas propias, hay otras leyes complementarias que también habría que hacerlas jugar, pero es un paso más de la revalorización y del reconocimiento de los pueblos originarios. Desde la reforma de la Constitución Nacional en el 94 donde queda plasmado el reconocimiento de los territorios ancestrales en las comunidades, si bien se ha trabajado todavía no se ha trabajado tanto para que esto sea una constante y sea un derecho otorgado.

-¿Qué ocurre con el acceso a la tierra?

-El tema tierra es uno de los temas más sensibles de la ley, y si bien tiene instrumentos que pueden favorecer y mitigar ciertas situaciones, actualmente ya hay problemas de litigio en cuanto al tema tierra. Es un sector que tiene escasez de tierra y una de las cosas que se necesita es un banco de tierra que está previsto en la normativa. Puede comenzar con tierras públicas, pero también admite que haya compras en tierras privadas.

Lo importante de la ley es que está abordada todo en un mismo corpus. Repasa la problemática. no es un problema si producís carne, si producís leche o si producís vino, no, es el contexto situacional de los producción de la agricultura familiar y sus necesidades: desde la tecnología necesaria y apropiada para poder desarrollarse mejor, del requerimiento de los recursos tanto de tierra como de agua o las otras cuestiones como comercialización y procesamiento.

-¿Cómo impacta en el camino hacia la soberanía alimentaria?

-Hay dos términos: la soberanía alimentaria y la seguridad alimentaria. Este último implica una vuelta de rosca más porque tiene que ver con que nosotros producimos nuestros propios alimentos como queremos y lo que queremos comer; con los recursos que tenemos, que además son nuestros. En ese sentido esta ley aporta a la soberanía alimentaria porque es de alguna manera reconstruir esos saberes ancestrales con los recursos ancestrales y poder ponerlos a disposición.

Hay otro tema que tiene que ver con las semillas que es la posibilidad de que los productores puedan reciclar sus propias semillas y no haya apropiación indebida por agencias comerciales. En la ley se crea la Ceprosena que es el Centro de Producción de Semillas Nativas.

«Más del 95% se exporta a Europa para alimentar animales. Cuando se dice Argentina alimenta al mundo, ¿alimenta a quién? Nuestros alimentos no terminan en poblaciones donde hay hambre»

-En tu opinión, ¿cómo está el país en términos de soberanía alimentaria?

-Eso tiene que ver con los modelos de sociedad que queremos. Uno diría la Argentina se puede alimentar a sí misma entre 5 y 6 veces. ¡Qué bien! Sin embargo, a la hora de ver problemas de alimentación lo encontramos como en cualquier país subdesarrollado. Hay problemas de alimentación, lo cual nos interpela a decir que en realidad hay un problema de producción. El caso de Argentina es claro. Tenemos problemas de distribución en cuanto a los alimentos. La distribución se la puede entender a nivel físico: que el alimento llegue en tiempo y forma al consumidor. O en su pata mas nominal o financiera: que tengamos los recursos para poder comer.

El tema no es sólo de producción. Podés agarrar algunas recetas típicas, ver sus ingredientes y decir, bueno, casi todo ello lo producimos, podemos decir que tenemos cierto plafón de soberanía alimentaria pero el tema es quién la produce y cómo la produce.

No somos como el resto del mundo que tiene grandes problemas de soberanía alimentaria. Podemos tener una vía de mayor soberanía alimentaria si quisiéramos para lo cual la ley aporta una serie de herramientas que validarán mas esa soberanía.

Por otro lado quedan otras preguntas. Argentina tiene 30 mil millones de hectáreas cultivadas, de las cuales 20 mil millones son soja, entonces, ¿qué tipo de comunidad rural hay con esto? Hay modelos dominantes de la realización de la agricultura con un fin determinado. Más del 95% se exporta a Europa para balanceados, para alimentar animales. Cuando se dice Argentina alimenta al mundo, ¿alimenta a quién? Nuestros alimentos no terminan en poblaciones donde hay problemas de hambre serios.

-¿Qué sucede con las empresas como Monsanto que se radican en el país?

-Parece una lucha comercial pero es una lucha de poder. Monsanto era una empresa química, termina entrando en el negocio agrario y se va expandiendo y utiliza al mundo como un espacio global donde reciclar su capital. Hay una dualidad. A veces se juega funcionalmente al gran negocio. Pero el formato de la agricultura familiar está orientado hacia otro tipo de producción con otros fines y el principal fin es la población local. Los fundamentos económicos de los que defienden los otros negocios son muy fuertes desde la perspectiva ilógica del capital. Si yo me pongo esa camiseta lo voy a reconocer como válido, pero no me pongo esa camiseta y no creo que los pueblos tengan que depender de eso y hay vías alternativas para lograrlo.

-¿Cómo funciona el Foro de la Universidad por la Agricultura Familiar?

-El Foro nace como cuerpo asesor del INTA que es el CIPAF (Centro de Investigación para la Agricultura Familiar). En el marco del INTA fue una gran novedad. El CIPAF se complementa con cinco institutos de distintas partes del país que tienen por mandato desarrollar investigaciones para la problemática de la agricultura familiar. Cada uno de sus centros tiene un consejo asesor de la universidad que funciona como foro. El año pasado se hizo el Encuentro del Foro Nacional en Río Cuarto y se presentó la ley porque hacía un mes que había entrado en la Cámara de Diputados.

¿Y las universidades qué rol cumplen en la ley? Si lees la ley, la palabra universidad aparece sólo en el artículo 25 vinculada a la investigación. Ahora, no quiere decir que las universidades no tengan que hacer cosas en cualquier lado. A mí me parece que esta ley tiene que permear a la universidad completa.

Existen grupos en cada facultad que de alguna manera se vinculan con esto. En Humanidades hay grupos de historia o sociología agraria, en Exactas hay gente en biotecnología, nosotros nos especializamos desde la Facultad de Agronomía.

Yo creo que la universidad se debe una reflexión por ser universitario el mandato de la reflexión. Me parece que es mucho lo que puede hacer la Universidad Nacional de La Plata en esto. Hasta puede ser líder.

-Concretamente, ¿Qué hacen desde la facultad por este sector?

-Desde la facultad tenemos diferentes actividades. la Feria de las Manos que se hace todos los miércoles acá que ya lleva 6 años. Desde la extensión es histórico el trabajo que se hizo con los viñateros de la costa desde hace 16 años. También se trabaja con algunos grupos vinculados a la horticultura. Y tenemos una unidad de investigación que se especializa en el sector de productores ganadero familiares.

La universidad se construyó su propio castillito del conocimiento y se cree la dueña del conocimiento absoluto. Y cuando aterriza con la realidad se encuentra con que los productores tienen conocimientos que circulan, que son saberes más o menos sistemáticos que tienen o no una base teórica y que a ellos les resulta. Tiene que ver con el saber hacer. Ahí me parece que la universidad tiene que bajar su nivel de soberbia y plantearse interactuar con los diferentes actores. Porque además el otro ve a la universidad como algo místico, como el gurú inaccesible, incomprensible y eso distancia y niega. Por algo en la ley la universidad aparece tan poco.

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