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Monteoliva, con pasado colombiano y una gestión cuestionada en Córdoba, será la nueva ministra de Seguridad

Formada durante casi dos décadas en Colombia y con un breve y polémico paso por el Ministerio de Seguridad cordobés durante el levantamiento policial de 2013, la viceministra de Bullrich asume ahora al frente de la cartera

Alejandra Monteoliva juró este martes 2 de diciembre como ministra de Seguridad de la Nación frente al presidente Javier Milei. Quien fuera la segunda de Patricia Bullrich ocupará ahora su puesto, en busca de profundizar la línea de mano dura que venía impulsando la ahora senadora. Formada durante casi dos décadas en Colombia —donde trabajó en más de veinte consultorías y tuvo un paso destacado en el área de Seguridad bajo la gestión del general Óscar Naranjo—, Monteoliva llega con un perfil técnico y una fuerte experiencia internacional. Su antecedente más resonante en el país fue su breve gestión como ministra de Seguridad de José Manuel de la Sota en Córdoba, durante la crisis policial de 2013, que no logró controlar y que derivó en su renuncia en medio de una ola de saqueos.

Cordobesa de 55 años, Monteoliva es politóloga egresada de la Universidad Católica de Córdoba y magíster en Planificación y Administración del Desarrollo Regional por la Universidad de los Andes, en Bogotá, Colombia, país donde vivió 19 años. Allí sufrió un hecho que le marcaría su rumbo. «En ese momento, a mitad de los 90, Colombia atravesaba la situación más crítica en términos de violencia y lucha contra el narcotráfico. Situación que incluso, me afectó en un secuestro a manos del Frente 19 de las FARC en la zona del Caribe Colombiano, próximo al municipio de Fundación», se limitó a resumir.

En Colombia, sumó más de veinte consultorías y asistencias técnicas en áreas que abarcaron ordenamiento territorial, seguridad ciudadana, políticas públicas, auditorías de obras, medio ambiente, participación comunitaria, salud pública, fortalecimiento institucional, desarrollo rural, cooperación internacional, planificación estratégica universitaria y capacitación de medios alternativos. Trabajó para organismos internacionales (OIT, OPS, BID), ministerios nacionales, gobiernos locales, cámaras de comercio, petroleras, fundaciones privadas, universidades y organizaciones comunitarias.

Su paso más fuerte estuvo en Seguridad, bajo la influencia de Óscar Naranjo, figura central de la Policía colombiana y uno de los arquitectos de la estrategia que llevó a la caída de Pablo Escobar. En ese contexto, algunos medios colombianos han llegado a señalar a Monteoliva como “discípula” del exgeneral.

Tras casi dos décadas en Bogotá, Monteoliva regresó a Córdoba y fue convocada por José Manuel de la Sota para ocupar el Ministerio de Seguridad provincial. Su gestión fue breve y quedó atravesada por una de las crisis más graves de la provincia: los paros policiales del 3 y 4 de diciembre de 2013, que paralizaron el territorio, dejaron sin patrullaje a las principales ciudades y derivaron en una ola de saqueos, violencia y descontrol. Monteoliva duró apenas tres meses en el cargo y no logró contener ni prever el estallido interno de la fuerza, un episodio que marcó de forma indeleble su historial en la gestión pública.

Pese a ese antecedente, en 2015 —con la llegada del macrismo al poder y de Bullrich al Ministerio de Seguridad— fue nombrada directora nacional de Operaciones de Seguridad. Tras el fin de esa gestión, volvió al plano internacional como asesora de Naciones Unidas para el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y el PNUD, con destino en Centroamérica.

“Con mucho valor, se suma a continuar la lucha contra el narcoterrorismo, las organizaciones criminales y asegurar el imperio de la ley y el orden. Alejandra es la persona adecuada para este tiempo histórico de cambio de paradigma en seguridad que nos toca enfrentar. De probada experiencia como consultora en seguridad en países como Honduras y El Salvador, donde trabajó en el exitoso ‘Modelo Bukele’”, escribió Bullrich en X cuando la sumó a sus filas en 2024 nuevamente

Ahora tendrá el desafío de continuar con el legado de su antecesora. “Es la continuidad de la política que venimos haciendo y la doctrina Bullrich está más fuerte que nunca”, fueron sus primeras palabras como ministra.